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EL  CIRCULO  DE LAS GUARDIANAS DEL GRIAL.

SEGUNDO LIBRO

EL VIAJE

EL  VIAJE

(Cruzar el Puente)

 

PORTAL PRINCIPAL

 

INTRODUCCIÓN:   EL MITO GRIALIANO.

 

PRIMER LIBRO:      LA PORTADORA DEL SECRETO.   

 

   PRÓLOGO

 

SEGUNDO LIBRO:                EL VIAJE. INTRODUCCIÓN  Y PRÓLOGO.

CRUZAR EL PUENTE

CRUZAR EL PUENTE II

CRUZAR EL PUENTE III        (sin incorporar  a la web)

 

TERCER  LIBRO: LAS REVELACIONES  DE LA GUARDIANA.

  PRÓLOGO.

 

EL CÍRCULO  DE LAS GUARDIANAS DEL GRIAL

ÍNDICE GENERAL

SINOPSIS/ PRESENTACIÓN

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La mayor parte de los capítulos aún permanecen sin ilustrar. La Web se irá completando y perfeccionando con el tiempo.

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Si acompañas a un chamán en un viaje puede resultar que se modifique tu estado ordinario de conciencia y entonces cruces el puente a otra realidad.

Este tipo de viaje puede denominarse un hiperviaje, donde la mente y la materia pasan a través de un puente invisible hasta un mundo paralelo.

EL VIAJE

(cruzar el puente)

 

 

                                 

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Este libro titulado El Círculo de las Guardianas del Grial tiene un singular aunque remoto paralelismo con la antigua leyenda celta conocida como El Puente de las Hadas. (Por supuesto trasladada al presente). Es algo que descubrí después de haber escrito la mayor parte. Cuenta la leyenda que tres hadas, una con la cabellera negra, otra pelirroja y una rubia, custodiaban con cánticos mágicos un Puente (el Puente de la Iniciación), y que sólo quién sabía oírlas o conocía las palabras mágicas podía emprender el vuelo hacia el Otro Mundo.

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

      Hubo en las viejas tierras de Europa una época lejana en la que los lobos no fueron animales malditos, sino símbolos totémicos de un poder mágico superior. Los animales salvajes representaban arquetipos místicos para comprender el misterio de la vida y los chamanes utilizaban esos arquetipos para transcender su ubicación y su visión del mundo. El lobo fue considerado un animal de luz, un héroe de la luz, un guerrero de la luz, y como tal se le reconoció y se le dio un valor sagrado. Su nombre en griego antiguo es Lykos (el hijo o portador de la luz, el luminoso) y lykántropo era el chamán que había alcanzado el poder y el rango de guerrero de la luz.

Ni que decir tiene que cuando llegó el cristianismo medieval se convirtió a los lykántropos (chamán hombre-lobo) en malvados demonios y se los persiguió al igual que a las brujas, símbolos ambos del paganismo chamánico que había que desprestigiar y destruir.

 

También Merlín era un lykántropo, o al menos discípulo de uno, pues la leyenda celta dice que su maestro y amigo en los bosques era Blaise, vocablo afrancesado que deriva de lobo en lengua bretona. Merlín y su maestro van siempre juntos cuando el mago se aparta de la sociedad y penetra en los bosques, por lo que ambos personajes son posiblemente el desdoblamiento literario de un único paradigma, el del chamán lykántropo, el héroe o guerrero de la luz.

En aquella antigua religión chamánica se denominaba a la Gran Diosa Madre, a la divinidad superior, con el nombre de la Abuela de los Lobos o bien simplemente se la llamaba la Gran Loba.

 

 

 

El Cristo Redentor venido de oriente fue aceptado al principio como un Maestro Druida por muchos paganos celtas, pero después el cristianismo persiguió y destruyó el paganismo e impuso al nuevo dios como único Salvador.

 

Además de la religión del Lobo, existió en Europa la religión chamánica del Ciervo y mucho antes aún otra: la religión del Oso. En esta última el oso, o mejor la osa, era el símbolo encarnado de la divinidad. El oso pasaba el largo y frío invierno (en aquella época - 100.000 años antes de la E.C.- hacía mucho más frío que en la actualidad) aletargado en el interior de una profunda cueva. En la primavera despertaba y renacía a la vida. El poderoso y totémico oso se convirtió en un símbolo chamánico del renacimiento y de la iniciación, antes incluso que la serpiente, el ciervo o el lobo. Es por ello que las mayores y famosas constelaciones del firmamento en el hemisferio norte son denominadas la osa mayor y menor, pues nunca desaparecen en la bóveda celeste y siempre giran y custodian al eje aparente del cosmos que es la estrella polar. Las osas eran así las guías hacia el Mundo Superior.

La Gran Osa representaba en aquella época la encarnación de la Diosa. El totémico animal habitaba en el interior de la cueva iniciática de la vida. Se cazaba al oso tan sólo de forma ritual, para asumir el arquetipo de su fuerza y su renacimiento. El sacerdote y chamán paleolítico oficiaba en el interior de la cueva sagrada y todos se alimentaban de la carne divina del oso. Esta práctica se denomina Teofagia. Para la religión chamánica Dios encarna en la naturaleza y por ello los animales son también arquetipos de manifestación divina. En nuestra mentalidad antropomórfica, con un dios concebido a nuestra semejanza, nos resulta difícil comprender la inmanencia de la divinidad en toda la creación. El cristianismo, que hunde sus raíces secretas también en el chamanismo, repite este ritual, aunque antropomorfizado, y sus seguidores también practican Teofagia simbólica con la encarnación humana de su dios, como repiten diariamente en el ritual de la Santa Misa o Eucaristía, ingiriendo la carne y sangre del dios, oficiando en un templo que es un remedo sofisticado de la antigua cueva del oso o cueva iniciática de la vida. Y algunas catedrales antiguas todavía conservan un lugar especialmente sagrado que es una antigua cueva santa original sobre la que se edificó el templo y que suele ser denominada cripta fundacional o santa sanctórum.

Por este mismo motivo Artús (el rey Arturo) es una encarnación del dios oso (Arth era una de las palabras con la que en lengua celta se denominaba al oso) y lucha contra las tinieblas para devolver la luz al mundo. El oso como símbolo del renacimiento muere/hiberna pero retorna. Los chamanes representaban esto con una espiral, emblema del eterno renacimiento, pero también el símbolo del sendero de la iniciación. Hay que descender a las entrañas del mundo para descubrir su significado y luego regresar para manifestar lo aprendido. Toda espiral es un camino de ida y vuelta, hacia adentro primero y luego hacia afuera, hacia abajo y después hacia arriba. La espiral de la iniciación era un grabado sumamente común en los altares celtas.

Arturo es acompañado por los caballeros chamánicos de la Tabla Redonda, entre los que destaca Lanzarote del Lago, que es una encarnación de Lug, Lykos o dios lobo de la luz. Por todo ello el Norte o tierra del oso y del lobo era un lugar mitológico sagrado, una puerta mística al Otro Mundo. El continente Ártico o de Artús es así la tierra de los osos y de ahí proviene la denominación con la que conocemos al Polo Norte.

Los osos también reciben el nombre de ursus (en latín) y por ello la orden cristiana de monjas ursulinas toma ese nombre, ya que antiguamente fue una orden de mujeres chamanes de la religión del oso. Cuando llegó el cristianismo medieval se las fue reconvirtiendo hasta transformarlas en las monjas cristianas de la actualidad. Brujas y chamanes hubieron de elegir entre perecer o cristianizarse. Este integrista proceso culminó sólo bien entrada la Edad Media, con las célebres persecuciones inquisitoriales y las hogueras. Hasta ese momento brujas y chamanes pervivieron y convivieron mezclados con el cristianismo. Desde entonces hasta el presente muchos chamanes y brujas (así como las míticas hadas) pasaron al Otro Mundo u Otro Lado, donde permanecen y aún no han regresado. Incomprendidos y desterrados nos observan y hacen breves incursiones en nuestra cotidiana realidad tetradimensional.

Los lobos corretean por el monte durante la noche, bajo el brillo de la luna, son los guerreros de la luz. Los ilumina un sol invisible, que es el sol de la iniciación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PRÓLOGO: 

EL MISTERIO DE TANIT.

 

- ¿Y si la realidad no fuera sino una creación de la mente? -dijo ella, mirándome con sus brillantes ojos azules- Se precisa la pureza del espíritu para liberarse de las cadenas del mundo.

- Eso me suena a religión y moral. -repliqué. Otra vez Tanit volvía a plantear esa cuestión desde una perspectiva que yo continuaba rechazando.

- La pureza del espíritu a la que yo me refiero no tiene nada que ver con la religión, sino que se trata de liberar a la mente para percibir de una forma pura la auténtica realidad, la cual se halla oculta tras un velo (1).

- ¿Pero es que acaso existe alguna otra realidad además de ésta que es visible y tangible?

- Esta realidad que percibes no es más que un cúmulo de parámetros energéticos en los que está prisionero el cuerpo y la mente. Estás inmerso en una vasta estructura de campos de energía que configura este universo en el cual existes. -me explicó Tanit.

- ¿Es que el universo no lo abarca todo?

- El universo no es una realidad única y absoluta sino una ilusión en la que se halla atrapada la mente y el cuerpo. Vencer esa ilusión se denomina vencer al mundo. Yo he vencido al mundo. Y lo que yo he hecho también lo puedes hacer tú.

Lo que escuchaba me parecía una quimera fruto de la fantasía desbordada de mi amiga, pero proseguí interrogándola.

- ¿Cómo podemos liberarnos de esa ilusión que constituye el mundo de nuestra realidad?

- Es preciso encontrar la energía pura del grial para vencer la ilusión del mundo. Pero todos los que buscan el grial sin seguir el camino de la pureza del espíritu se pierden o mueren.

- ¿Y qué ocurre si lo consigues?

Ella sonrió encantadoramente, como una dulce niña sentada en medio de un campo de hermosas flores. Y respondió divertida, como quien cuenta el más maravilloso de los cuentos.

- Yo puedo convertir este mundo real en un mundo virtual, y un universo virtual hacerlo real. Puedo atravesar la barrera de los mundos. Y si lo deseo puedo también llevarte conmigo.

Tanit se quedó callada y me miró con sus seductores ojos brillantes. La luz del sol aumentó de intensidad y sonidos desconocidos invadieron mis oídos.

- Ten cuidado con lo que percibes -dijo ella divertida- no vayas a hacer estallar prematuramente la firme "única" realidad del mundo.

- ¡Pero el cuerpo es algo sólido y no puede viajar por supuestas realidades virtuales! -repuse desconcertado, aunque totalmente convencido de mi argumento.

- ¿Ah, no? -contestó ella desafiante- El cuerpo es sólido sólo mientras es sólido. Yo puedo hacer que mi cuerpo se convierta en pura energía, y puedo llevarlo a cualquier realidad virtual que me apetezca.

Guardó silencio mirándome con una deliciosa sonrisa, y entonces una enorme mariposa multicolor surgió de pronto a su lado, revoloteó delicadamente en torno a su cabeza y se posó en su pelo. Era un adorno impresionante, pues la mariposa presentaba desplegadas sus grandes alas, que eran de vivos colores. ¿De donde había surgido ese insecto? Nunca había visto una mariposa de ese tamaño.

- Los seres vivos pueden pasar de un universo a otro, a veces sin que tan siquiera nos demos cuenta. -apuntó por lo bajo mi amiga- Sólo se precisa un poco de energía en el momento preciso y cambiar un instante el programa de la mente.

Las aparentemente absurdas ideas de Tanit no eran tales y yo lo sabía, pero aún no lo podía aceptar. Resulta difícil de admitir que la realidad no está constituida auténticamente de materia sólida, sino que ésta es una apariencia que nosotros le damos con nuestros parámetros racionales y nuestra forma de entender el mundo. La realidad está constituida de materia, pero la materia fluye permanentemente dentro de la realidad. Todos los objetos y seres biológicos que constituimos el mundo material no somos sino programas ensamblados mediante campos psíquicos y energéticos perfectamente integrados. La realidad que percibimos o vivimos puede ser modificada simplemente cambiando nuestros programas mentales. Pero creer firmemente eso y realizarlo en consecuencia y con continuidad es algo que roza casi lo inimaginable, pues nuestro ego y todas nuestra pautas psíquicas, emocionales y energéticas, firmemente arraigadas desde la infancia, lo impiden con la fuerza limitadora de un sólido muro de granito. Además, nuestra conciencia permanece tan dormida que la mayor parte de nuestra psique se encuentra fuera de nuestra identidad personal actual. Realmente desconocemos muchas fuerzas que actúan en nuestra vida continuamente y que proceden de espacios mentales supra o infraconscientes.

Para Tanit el cuerpo físico se halla dentro de la mente y no al revés. Son dos campos de energía, interpenetrados e integrados. Según ella las leyes del cuerpo se encuentran subordinadas a las leyes de la mente, aunque hay una mutua dependencia.

- La magia existe, -exclamó dulcemente- pero se encuentra dentro de ti. Hay muchos mundos, y puedes construir puentes para cruzarlos.

 

 

 

(1): Tanit se refería a un concepto que difundieron muchas filosofías religiosas antiguas, y que consiste en creer que la auténtica realidad se esconde de nosotros tras un velo : una distorsión en la elaboración interna de la percepción, debido a la falta de madurez de nuestra inteligencia biológica y de la interpretación perceptiva, lo que nos lleva a construir una visión superficial del mundo. Los antiguos egipcios hablaban del Velo de Isis, que ocultaba la verdadera realidad, aunque más bien eran múltiples y sucesivos velos, pues para llegar a conocer a Isis había que descubrirla escondida (percepción ordinaria) tras distintas capas de velos cada vez más internos y profundos. El proceso de preparación del iniciado consistía en capacitarse y entrenarse para llegar a alcanzarla a Ella, a Isis, la Gran Diosa Madre: la realidad total y absoluta. Isis vendría a ser algo así como la matriz genuina del mundo, el seno oscuro del que nace la energía y el orden del universo.

 

 

 

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