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Las sabrosas memorias de un ex villano Bond

Pasó a la historia como el único de los tipos malos que logra redimirse y sobrevivir en las películas de James Bond. En su autobiografía, lo que encontramos no son dentelladas sino un recuento de anécdotas de alguien que luego de retirarse, se dedica a escribir. Es Richard Mandíbulas Kiel, otro de nuestros villanos favoritos

DICIEMBRE, 2010. La presentación del personaje fue muy escueta por parte de James Bond (Roger Moore) en Moonraker: "Él es Mandíbulas.... y mata gente". Es una escena que los bondófilos también recuerdan pues fue la primera ocasión en que un villano no moría al final de la cinta; de hecho Mandíbulas --también conocido como "Quijadas"-- aparece a la mitad de esa película luego que el ayudante del villano Drax lo contratara luego de perder a su ayudante. Pero ya lo habíamos visto antes, en La Espía que me Amó donde logra huir a tiempo y donde, por cierto, desempeña un papel más cruel aunque con algunos momentos humorísticos, como cuando deja caer una enorme piedra sobre su pie, algo que sólo sabemos por la expresión que pone.

Desde entonces llamó la atención Jaws, uno de los villanos más recordados, sobre todo por su posterior redención. De acuerdo a Richard Kiel, el actor que lo representó, éste no sabía que había una película con ese nombre, dirigida por Steven Spielberg dos años antes (La Espia que me amó fue filmada en 1977). Pero tampoco temió una demanda por parte del precoz genio, a su vez fan del súperagente. Éste es apenas uno de los detalles contados por Kiel en Making It Big in the Movies (Haciéndola en grande en el cine), título que hasta donde este servidor sabe, no ha aparecido en español. Otro detalle: el productor Albert E. Broccoli sabía bien que Mandíbulas era un villano excepcional y que la gente exigiría su regreso, razón por la que le permitió sobrevivir. Su instinto tenía razón: cuando vemos al gigantón en el aeropuerto y el detector de metales suena y le muestra al guardia su dura dentadura, "los espectadores aplaudieron, algo que rara vez sucede con los malos de la serie", escribe. A la fecha Mandíbulas es uno de los villanos más recordados, aun más que Blofeld, el archienemigo de Bond, James Bond.

Kiel nació en Gran Bretaña, un país donde abundan los mocetones, esos tipos altos y con enormes manos (David Prowse, quien da a vida a Darth Vader, es otro de ellos). Pero de cualquier manera Kiel provocaba curiosidad pues "al llegar a la adolescencia medía 1.98 cm. y las pelotas de basquetbol parecían ser melones al ponerlas en mis manos". Aquello estaba lejos de ser un defecto genético pues los gigantes abundaban en el lado materno. En la escuela llegaron a apodarle "Largo", como el mayordomo de los Locos Addams, pero cualquier insulto era resuelto con facilidad dado que el futuro Mandíbulas no era precisamente un candidato para bullying dado su intimidante tamaño.

Kiel vio la mayoría de las películas de Bond pero jamás le pasó en mente aparecer en alguna de ellas. "En los sesenta había dos tipos de jóvenes en Inglaterra, los rebeldes que querían ser como los Beatles o los Stones, y los formales, que querían emular a James Bond... yo me ubicaba entre éstos últimos", señala. Al terminar la secundaria optó por trabajar por lo que desempeñó varios trabajos, entre ellos --comprensible-- de sacaindeseables en bares, conserje y repartidor de pan. Fue en 1972 cuando consiguió un pequeño papel en una cinta de mediano presupuesto, luego otra y otra, "al momento que me llamó Broccoli, era conocido como el tipo alto que sale en la película X pero que nadie sabe su nombre". De hecho fue así como el productor de las cintas de Bond preguntó por él". ¿Quién era? Broccoli contactó a su agente, quien la indicó que él no sería el villano central, papel que ya había recaído en el actor noruego Kurt Jorgensen, pero aparecería junto con otro esbirro aunque no habría porqué preocuparse pues éste moriría menos de un cuarto de hora después a manos de Bond. "Ser villano y sobrevivir para la siguiente era ya más que un privilegio en una película de James Bond", refiere.

Una de las escenas más recordadas ocurre en The Spy dentro de un tren cuando Mandíbulas levanta a Bond (Moore) con su mano y sus dedos que empequeñecen el aterrorizado rostro del agente, un terror real aunque, apunta Kiel, "jamás sería capaz de hacerle daño alguno a Roger", aunque éste último pensaba que se le podría pasar la mano. Y es que era la primera vez que se enfrentaban a puño limpio. Al terminar el rodaje de las escenas posteriores ambos terminaban con una carcajada. "Siempre he tratado de ser amigable en el set", añade y confiesa que "tras el estreno de la cinta algunos niños huían al verme en la calle, aunque obviamente era por esos dientes de hierro". Sin embargo era el villano preferido para muchos de ellos".

Durante la filmación Keel preguntó a Broccoli porque casi no aparecían niños en las películas de James Bond, y cuando uno de ellos salió fugazmente fue tratado de fea forma por el agente en The Man with the Golden Gun. "(Broccoli) me respondió que no lo consideraba esencial pues los espectadores en realidad eran niños con cuerpos de adultos". Claro, eran tiempos en que el agente aún no era tan brutal como llegó a serlo décadas después, especialmente con las dos películas protagonizadas por Daniel Craig.

Al terminar Moonraker Kiel aprovechó, primero, para contraer matrimonio, aunque no con la chica de quien se enamora en la película. Fue invitado a realizar una gira mundial con el ya fallecido luchador francés André el Gigante y a aparecer en convenciones de James Bond. Y dado que su personaje sobrevivió al caer en tierra tras el estallido de una base espacial, Kiel esperaba, aun remotamente, que volvieran a llamarlo a otra película Bond, pero ya no hubo tercera llamada: al comenzar el rodaje de Octupussy (1982) sufrió una depresión, aunada al hecho que también hubo otra versión "espuria" del agente, titularizada Never Say Never Again, estelarizada por Sean Connery y a la cual tampoco le llamaron. Si bien podía promocionarse como su personaje, las regalías, escribe "llegaron solamente mientras las películas eran exhibidas en las salas pues al salir en video y al DVD ya no recibí compensación económica alguna". Sin embargo no guarda rencor contra los productores pues "el personaje me dio una fama que no hubiera podido comprar".

El tono tranquilo y agradable del libro se debe a que Kiel se reencontró como un cristiano cuando estaba a punto de finalizar la filmación de Moonraker. El que "Mandíbulas" se hubiera pasado al lado de los buenos en la película es una coincidencia que, apunta, "de todos modos me alegra, más cuando consigue salvarse con su novia".

En la última parte del libro Kiel habla abiertamente de sus convicciones religiosas que quizá no resulten tan atractivas para los fans de James Bond aunque nos dicen mucho de un actor en momentos que Hollywood presume de ser secular excepto cuando ataca al cristianismo. Este es "Mandíbulas", a quien sentimos como un amigo cercano tras leer este libro. Todo un personaje también fuera de la pantalla.

Richard Kiel
Making It Big in the Movies
Doubleday
2002

 

 

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