La
disección de un populista bolivariano
Es un personaje empapado
por la paradoja que representa al autoproclamarse sucesor de Simón
Bolívar, alguien que de vivir el prócer se habría escandalizado al ver
las tropelías que Hugo Chávez ha cometido en su nombre. Indispensable
análisis realizado por uno de los mejores historiadores latinoamericanos
SEPTIEMBRE, 2010. Está lejos de ser un loco, pese a todas las apariencias. Lo suyo fue una astuta manera de resucitar el caudillismo latinoamericano ante la inminente desaparición de Fidel Castro, quien al principio lo vio con reticencia, un tipo que desde sus años de cabo --llegó a teniente coronel-- tenía en claro cuál era su objetivo, llegar a la presidencia de Venezuela y quedarse ahí como lo hicieron otros gobernantes o, al menos, consumar lo que Simón Bolívar
contempló pero no logró, eternizarse en el poder.
Estas y otras conclusiones, las más interesantes y perfectamente documentadas, dan cuenta de una "biografía no oficial" de Hugo Chávez, escrita por el ensayista e historiador mexicano Enrique Krauze. Mientras en buena parte del continente se considera al actual presidente venezolano un bufón que dice
disparates y es peligrosamente impulsivo, dentro de las fronteras la población más pobre lo vio/ve con esperanza ante los partidos políticos que sólo buscaban su propio beneficio sin importarles sus carencias, sus intereses, es decir, lo mismo que pasa en México, razón que explicaría el arrastre y casi triunfo de Andrés López Obrador en el 2006.
Krauze, siempre centrado, siempre ecuánime, no busca convertir a Hugo Chávez en una especie de "péguele al negro". En varias ocasiones buscó entrevistarlo, sin conseguirlo; en cada viaje hacía la petición y la respuesta era invariable ("está en estudio"). Pero logró entrevistar a varios
personajes cercanos a Chávez, a varios simpatizantes aparentemente convencidos, a muchas mujeres que venden productos en tiendas
suministradas por el gobierno, damas cuyo respaldo al caudillismo latinoamericano podría ser motivo de un extenso ensayo.
El poder y el delirio no es una obra lineal sino que se divide en varios temas, todos alrededor de su protagonista,
pues Krauze lo mismo desarrolla aquí el ensayo que la entrevista, el análisis y la referencia. Por ejemplo tenemos el empeño de separar el mito de la versión chavista a lo que realmente ocurrió.
Al igual que otros líderes izquierdistas, Chávez nació en un hogar de clase media baja
del pueblo de Sabaneta, muy lejano el romanticismo oficial con la "casa con piso de tierra y la carencia de los servicios elementales". En aquel momento su única liga con Castro era su afición al beisbol, que el niño Chávez seguía con emoción a través de la radio. Néstor Isaías Chávez era su ídolo, un pelotero que llega a las Mayores con los Gigantes de San Francisco, y
al que admira doblemente porque lleva su apellido. Pero cuando éste fallece en un accidente
Chávez siente que su destino es otro, algo similar a lo ocurrido cuando Castro dejó
atrás sus sueños de integrarse en las Mayores.
Uno de los entrevistados por Krauze afirma que Chávez ya buscaba hacerse del poder desde mediados de los 80 pues logró percibir, correctamente, que los dos partidos tradicionales de Venezuela, Acción Democrática y
Copei, estaban corrompidos y ensimismados en sus propios intereses. La oportunidad le llega cuando Carlos Andrés Pérez regresó a la Presidencia, en 1991. Los venezolanos esperaban el retorno de los "tiempos chéveres" cuando iban a Miami el fin de semana y se les conocía como
los "damedós" porque adquirían artículos por partida doble. Pero Andrés Pérez se había convertido al liberalismo, decidido a adelgazar al Estado y a realizar una venta de armatostes públicos. Nadie
en Venezuela entiende el mensaje, menos aún cuando el presidente decide eliminar subsidios y los precios ficticios se disparan. Chávez se subleva y el mandatario lo manda a prisión, lo que lo convierte el héroe. Es amnistiado por Rafael Caldera y ahí se prepara hasta que se postula para candidato en 1997 y gana con amplia mayoría.
Sin embargo para el 2002 su desprestigio era tal que --con "torpeza absoluta", refiere Krauze-- se realiza un golpe de Estado que provoca la rápida huida de Chávez, quien ya tenía salvoconducto para exiliarse en España. Sin embargo y para su sorpresa, el golpe está pésimamente planeado
por lo que vuelve a Miraflores, fortalecido y con el pretexto ideal para seguir asumiéndose como víctima del
"imperialismo" (el cual, por cierto, en ningún momento
reconoció a los golpistas).
Hay varias sorpresas interesantes en este libro, como el hecho que en un principio, Fidel Castro veía con suspicacia a Chávez. Sólo hasta que éste vieja a La Habana y se conocen (y con el dictador que escuchaba todo lo que quería escuchar), Castro se convierte en su "padre", el consejero, el ejemplo a seguir. Otro asunto poco difundido es la frustrada invasión que Cuba quiso hacer de Venezuela en 1966 y que no se concretó por su pésima planeación y "el repudio de la población (incluso la campesina) todos los cubanos tuvieron que retirarse", escribe Krauze.
La conclusión del ensayista es que, mientras tenga petróleo a su disposición, Hugo Chávez puede pasar muchos años, incluso décadas, en el poder. Cualquier intento violento por desplazarlo de la presidencia será contraproducente, por lo que la única salida es mediante una sociedad civil que se organice y ponga fin a la "revolución bolivariana".
Excelente lectura, completísima y detallada, El poder y el delirio desarma y
expone el fenómeno chavista, totalmente latinoamericano al punto que de ha repetido en otros países, con sus curiosos bemoles --Daniel Ortega en Nicaragua, quien apenas terminó la secundaria, y Rafael Correa, un
Chicago Boy renegado pues ostenta una maestría en Economía-- pero que al final busca lo mismo: aprovecharse de la vía democrática para hacerse del poder y desde ahí desmantelar todo aquello que les pueda representar oposición, incluida la democracia misma. Recomendable, además, para aquellos escépticos de que Andrés López Obrador no gusta de bailar las charangas chavistas. Las similitudes entre el tabasqueño y Chávez son más que
una mera anécdota.
El poder y el delirio
Enrique Krauze
Tusquets Editores, 2010