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CINE
Mejor
cinta animada
Por favor, Pixar,
vuelve a lo tuyo...
Aburridao no era una palabra
que empleáramos ante una producción de Pixar asociada con los
legendarios estudios Disney. Pues bien: con esta cinta sobre una arquera
en la Escocia medieval tenemos una candidata a peor película animada,
con al agregado de atentar contra su reputación como estudio animado
con temáticas familiares. Esperamos que el tropiezo de Valiente sea
temporal
Brave
Kelly MacDonald, Billy Connolly, Emma Thompson. Julie Walters, Robbie Coltrane
Dirigida por Mark Andrews y Brenda Chapman
Walt Disney-Pixar/2012
AGOSTO, 2012. Por un momento demos por cierta la leyenda urbana de que Walt Disney se encuentra criogenizado y que ahora, ante el escandaloso aumento en el precio del helio, se interrumpe el proceso y el legendario cineasta vuelve a la vida. Suponemos que lo primero que querrá saber es qué ocurrió con el emporio que él fundó, y ciertamente estaría feliz de que hoy todavía exista su amada Disneylandia y que también hay parques temáticos en París (aunque a sus habitantes no les provoque precisamente emoción), en Hong Kong y en Tokio. Naturalmente don Walt también se mostrará interesado en saber qué fue de su área cinematográfica: la alegrará saber que ya ha conquistado 27 Óscares, que no ha podido ser absorbida por otro conglomerado y, más aún, que firmó uno de los contratos más lucrativos en la historia del cine con Pixar, una asociación que ha metido más de 3 mil millones de dólares a las salas del mundo, suerte con la que su rival
DreamWorks solo podría soñar.
Inevitablemente, Walt Disney estaría ansioso por ver los frutos de esta alianza: Quedaría halagado con joyas como
Up (2010), reiría como niño con The Incredibles (2004) y se
enorgullecería con la trilogía de Toy Story. Pero al ver la última entrega, una colaboración Disney-Pixar, y tras compararla con la reciente Cars 2, advertiría una progresiva decadencia de los estudios (se nos olvidaba: sin duda habría echado pestes al saber de Hannah Montana, Vanessa Hudgens y otras chicas Disney, buenérrimas pero carentes en lo absoluto de talento) y se preguntaría porqué una empresa especializada en filmes familiares habría dado luz de pase a
Brave, su producción más reciente. Quizá se le respondería a
míster Disney que los tiempos son otros, que la liberación femenina cuenta hoy con un respaldo activista y se le diría que lo políticamente correcto --que de haber existido en los tiempos del creador de Mickey Mouse habría dejado a Disney como un guionista frustrado-- exige que se hagan películas que no necesariamente resalten la unión familiar para evitar demandas judiciales de gente que se puede sentir ofendida porque en sus hogares solo hubo patadas, gritos e insultos.
"Pensé que Hollywood se especializaba en presentar la fantasía ante la realidad pero ahora la idea es meter la realidad en la fantasía", concluiría el genial director, "sugiero que me vuelvan a meter en esa cámara de criogenización... a ver si dentro de cien años las cosas habrán cambiado positivamente..."
Debemos aclarar que Brave no es la peor película de la dupla Disney-Pixar, pero sí un proyecto fallido, una cinta que, aparte de hacer a un lado el concepto de unión
familiar que ha distinguido a buena parte de la mayoría de las cintas de esta dupla, da como resultado un par de bostezos. Los asombrosos efectos especiales y el perfecto diseño de los paisajes y la textura de sus
personajes siguen ahí, pero Brave es la película más tediosa desde que Pixar se estrenó con
Toy Story hace casi dos décadas; algo anda mal en esos estudios, y esperamos que sea temporal (la más reciente,
Cars 2, indefectiblemente mediocre, es una prueba clara de ello).
Nos encontramos en el norte de Escocia en momentos anteriores a la Edad Media. Mérida (Kelly McDonald) es la hija del Rey Fergus (Conolly) y la Reina Elinor (Thompson). Es una adolescente que opta por llevar su abundante cabellera rojísima pelo al aire pues desde niña ha mostrado independencia, un aire de no someterse a los deseos de sus mayores, y el ínter se ha convertido en una excelente
arquera. ¿Pero cuál es el futuro que le espera en el Reino? Bueno, en primer lugar sus libertades no crecerán ya que debido a una antiquísima y sagrada tradición, deberá contraer matrimonio arreglado con alguien de un clan rival, una alianza vital para el futuro del reino.
Mérida hace creer a todos que se someterá al protocolo pero decide escapar y pone de cabeza al reino y con ello se desata la furia de los jefes del clan, entre ellos el temible Lord McGuffin, Lord McIntosh (¿por qué ese nombre? ¿acaso porque, como la legendaria computadora, en su momento fue muy útil y hoy es obsoleto?) y el gruñón Lord Digwall (voz de Robbie Coltrane, Hagrid en las películas de
Harry Potter), quien entiende las razones de Mérida, pero la tradición es más fuerte y no puede romperse por el capricho de una niña que, para salir de su situación, acude con una anciana hechicera a quien pide un deseo que, para colmo, sale mal y complica la situación aun más.
Está bien que la película combata la idea de los matrimonios arreglados por conveniencia, o el someterse a que los padres preparen a su antojo el futuro de sus hijos --costumbres vigentes todavía en muchas culturas en África, la India y aun el sur de México-- y que ya no van con nuestros tiempos. Claro que en la vida real alguien como Mérida simplemente habría sido enclaustrada o enviada a la hoguera, pero aquí nuestra protagonista deberá encontrar su propio camino, esto en una sociedad donde las mujeres tienen prohibido
tomar decisiones por sí mismas.
El problema con Brave es que sus guionistas parecen ir contra la institución familiar en general: ¿que acaso el matrimonio entre Fergus y Elinor no lo fue también de conveniencia? Es como si de repente se nos quisiera meter por el cogote la idea de que frases otrora tan inocentes como "ama de casa" o "la reina del hogar" encierran un contexto sexista, como si era fuera el único destino de las mujeres que, para alcanzar su realización completa, deben enviar a la basura a la institución familiar, una contradicción continúa frente a los tiempos que corren; una estructura patriarcal que se le impone a ellas por parte de ellos, y vistas como meros objetos de reproducción condenada a cuidar a la prole.
La propuesta de esta cinta, sin embargo, cae por si misma en la paradoja de su historia: cuando se pretende destruir una institución, es de suponerse que se ha pensado en algo mejor con que reemplazarla. En el reino de Fargus la negativa de su hija lleva al caos y amenaza la subsistencia de su feudo. ¿Pero si las obligaciones de Mérida desaparecieran de súbito la habrían llevado a un brillante futuro producto de su liberación como mujer? Lo dudamos, simplemente porque la familia no es una "imposición", como suponen los guionistas de Brave, sino parte vital de la convivencia humana, tanto así que las familias donde se rompe el esquema padres-hijos como lo hemos conocido ha llevado a una situación peor e irremediable. La familia ha el concepto básica de cintas anteriores de prácticamente toda la filmografía anterior de
Pixar. ¿Por qué ahora se reniega de todo eso?
Y por favor: ¡basta
de flatulencias! Pixar había escapado a ese trillado recurso y ahora lo
emplea, con el esperable mal gusto. ¿Se necesita otra prueba del
fracaso que representa Valiente dentro de su trayectoria
fílmica?
Podemos anticipar que Brave no será incluida entre lo mejor del historial Disney-Pixar. Quién sabe qué mosca habrá picado a sus productores... bueno, sí lo sabemos, han sido varias, entre
ellas la mosca políticamente correcta, la mosca del relativismo moral y la mosca que considera anticuada y obsoleta a la institución familiar. Ojalá el antídoto de la baja taquilla haga verles que tan distanciados están de los espectadores con propuestas como ésta.
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