Cine
Sin ser batiperfecta, es batigrandiosa
En esta última parte de la trilogía de Batman de Tom Nolan, el mundo oscuro, tétrico y deprimente de este superhéroe que lo es a fuerzas, da como resultado una cinta ideal para la cadena de estrenos veraniegos. Ofrece entretenimiento a raudales y un villano redondo, no en su físico, sino en su personificación
Batman: The Dark Night Rises
Christian Bale, Gary Oldman, Tom Hardy, Anne Hathaway
Dirigida por Tom Nolan
Warner Brothers/2012
AGOSTO, 2012. La última cinta de la trilogía Batman dirigida por Tom Nolan quedará irremediablemente ligada a la masacre cometida por un sujeto llamado
Jim Holmes en un cine de Aurora, Colorado. Y ello es una lástima pues nos encontramos aquí ante un gran final de cierre de historia, espectacular por lo demás,
del que sin duda es el personaje de cómic más lucrativo en la historia del cine. Los estudios esperaban que esta película se convirtiera en el
blockbuster del verano, y lo han conseguido pese a que la tragedia les
hizo perder alrededor de 20 millones de dólares de lo que tenían presupuestado ante el temor de ir a la sala de cine. Son los menos, por supuesto, pero dan muestra de la repercusión que ese hecho tuvo en la psiqué norteamericana.
Corría 1986 cuando el dibujante Frank Miller publicó sus primeras historias sobre el encapuchado de Ciudad Gótica. Nada quedaba del personaje aquél que vimos en la TV, algo que el mismo Miller celebró en una entrevista con
Rolling Stone: "Lo dije antes y lo digo ahora, me repugna el Batman de los años sesenta que se enfrentaba a villanos idiotas y donde el mismo Batman era un idiota. Quise rescatar la esencia original, la de
un superhéroe oscuro, que vive en un mundo igualmente oscuro, un incomprendido en un mundo que avanza en una dirección que a él no le agrada y que en ocasiones tiene sentimientos encontrados para defenderlo".
El Batman de Tim Burton avanzaba en esa dirección pero sin lograr totalmente su propósito; el de Nolan bebe directamente de las fuentes creativas de Miller: La mayoría de las escenas transcurren en un ambiente oscuro, tenebroso. Los pocos momentos de brillantez rápidamente pasan a un ambiente más tétrico; la tonalidad negra y gris son las constantes de esta película.
Estamos a ocho años desde que Batman (Christian Bale) desapareció de escena. Su salida no fue la mejor dado que Ciudad Gótica lo acusa de haber provocado la muerte del fiscal Harvey Dent, aunque después de eso el encapuchado asumió que el comisionado Gordon (Oldman) ya tenía controlada la situación en Ciudad Gótica. Pero durante un transporte de reos efectuado por la CIA y donde el doctor Pavel
(Morgan Freeman) va a bordo los prisioneros se amotinan y toman control del avión. Uno de ellos es Bane (Hardy) quien en medio del aire llega a otra nave no sin antes someter al doctor Pavel a un
extraño experimento. Es el inicio del plan de Bane, un tipo que lleva una especie de bozal metálico en la boca por razones que serán explicadas en la película.
Mientras tanto en Ciudad Gótica se conmemora el séptimo aniversario de la muerte del fiscal Dent y el comúnmente reclusivo Bruce Wayne es el organizador. El
comisionado tenía pensado dar un discurso ahí sobre la verdad de la muerte del fiscal, algo que reivindicaría a Batman pero al final decide que no es el momento.
Bane no tarda en hacer su aparición en la Bolsa de Valores de Ciudad Gótica e irrumpe
violentamente (es en esa escena, dicen los testigos, donde Holmes entró al cine
e inició la masacre). En los diálogos previos los ricos de Ciudad Gótica aparecen todos como seres estirados, insensibles, superficiales y odiosos de modo que cuando Bane comienza a dispararles el caldo preparado por el director está preparado para que los espectadores sientan cierta satisfacción.
Sin embargo la historia tampoco parece simpatizar con los anarquistas. Más que un vulgar ladrón, Bane claramente muestra ganas de implantar en Ciudad Gótica una especie de dictadura del proletariado. Wayne siente la responsabilidad de vestirse nuevamente como Batman y defender la ciudad pero Alfred (el siempre magnífico Michael Caine) le advierte sobre su condición física, cobre todo
porque cojea, y que así será presa fácil de Bain, quien no tardará en derrotarlo. Pero no hay otra opción para el encapuchado. Tiene que hacerlo, en la
que será su batalla final. Porque esta es una pelea más por Batman mismo que por la defensa de Ciudad Gótica, cuyos habitantes lo han despreciado y humillado en base a un rumor que a hechos factibles.
La historia es totalmente previsible, incluida la última moda hollywoodense, el empresario villano que quiere sabotear un proyecto ecologista. Pero esa no es la razón por las películas de Batman han llevado millones de espectadores (y dólares) al cine: es más bien la sensación de estar con el encapuchado y vivir sus traumas de la infancia, una vida que está lejos de ser reconfortante y la contradicción constante entre sus deseos y sus obligaciones... tener que guardar su identidad es, sin duda, un asunto que invita a tener fuertes desequilibrios sicológicos.
El secreto del éxito de esta trilogía de Batman es sencillo: más allá del argumento lineal, Nolan logra que estas historias sean increíblemente entretenidas: tanto confía el director en su instinto que la cinta no fue desarrollada en tercera dimensión algo que, por cierto, se le agradece. Los espectaculares efectos especiales hacen de
Batman The Dark Knight Rises todo un banquete para admirar. El final, que obviamente no revelaremos, indica al fin de la historia. La tarea se ha cumplido aunque también queden en la memoria esos 12 espectadores víctimas de un
imbécil que se creía émulo de El Guasón.
Pero al final de todo y si aún no la ha visto, apague su computadora o su laptop y vaya ya a verla.
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