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Cars: esta vez Pixar nos deja a medio camino

Tridimensional y con efectos espectaculares, Pixar vuelve a levantarse en alto con su estándar de calidad técnica. Pero si hablamos de una historia a la que nos tienen acostumbrados, los resultados son decepcionantes. Es, para decirlo en corto, la peor película que han producido los estudios que nos han dado joyas como Up y Toy Story

Cars 2
Voces en inglés de Larry the Cable Guy, Owen Wilson, Michael Caine, Emily Mortimer 
Dirigida por John Lasseter y Brad Lewis
Pixar-Disney/2011


JUNIO, 2011. Todas las películas realizadas por los estudios Pixar han enfatizado el valor de la familia, la amistad dentro de los momentos fáciles o complicados y cómo enfrentarlos. Esto es lo que ha llevado a taquilla millones de dólares que el espectador ha pagado para disfrutar verdaderas obras de arte cinematográfico desde Ratatouille, Toy Story, The Incredibles y Up. La única excepción fueron Wall-E, donde su mensaje ecológico metido con calzador llegó a tener todo de sermoneo y la otra, Cars (2006), cuya calidad inferior a lo que Pixar nos tenía acostumbrados la hizo el filme que menos ha recaudado de todos los producidos por esa casa. El público percibió algo distinto, quizá porque sus protagonistas no tenían el mismo carisma ni la fuerza de un Woody o de un Papá Increíble. Sin embargo su mensaje se adhería a los principios Pixar y por ello se le considera más un éxito que un fracaso.

Todos temíamos que, de un momento a otro, esa racha de calidad de Pixar pudiera romperse ante el acecho políticamente correcto que tiene a Hollywood hundido en el fango, o que la politiquería barata invadiera a los que, quizá, sean los únicos estudios considerados esencialmente para producciones familiares. O también temíamos que cayeran en el mal gusto de las flatulencias, las vomitadas y otras cosas que desde hace rato nos presenta Dreamworks, supuestamente porque eso es lo que quiere el espectador infantil. Bueno, lamentamos decir que ese momento ha llegado a Pixar. Y es algo que presentíamos desde que anunciaron la segunda parte de Cars la cual, como decíamos, como imán taquillero es débil. ¿Para qué hacer algo que, como bien escribió alguien en los foros de discusión de imbd.com, equivalía a que en la película que siguió a The Phanton Menace, George Lucas hubiera puesto de protagonista a Jar Jar Binks?

En la primera Cars, su protagonista Lighting McQueen (voz de Owen Wilson) es un campeón de carreras sobrado de sí mismo que tiene que enfrentar la humildad tras recorrer un país que él jamás había imaginado, pero sobre todo era enfatizar lo que representa la amistad. Era un mundo donde los automóviles dominan el mundo y todos tienen personalidad definidas. Esta vez tenemos lo mismo pero se percibe algo diferente, como un extraño olor a gasolina que no habíamos detectado cuando vamos a bordo de un automóvil de primera calidad como lo ha(bía) sido Pixar hasta ahora.

Dirigida por Brad Lewis y John Lasseter --este último también estuvo detrás de la primera Cars-- esta historia suena más a una trama de James Bond donde una tenebrosa Spectra busca hacerse del mundo e imponer sus reglas. E igual a las películas del superagente aquí nos encontraremos con torturas, disparos... y muertes violentas, algo impensable en las anteriores producciones de Pixar. Los productores nos dirán que ello se debe a que hay que aprovechar los efectos 3D... lo bueno es que este nuevo juguetito de Hollywood comienza ya a desinflarse.

La trama es sumamente sencilla: McQueen y su amigo Mater (voz de Larry the Cable Guy) viajan al Gran Premio en Medio Oriente donde involuntariamente son inmiscuidos en una intriga de espionaje. Sir Miles Axelrod (Eddie Lizzard) es un industrial preocupado por la ecología que ha desarrollado una alternativa energética que busca sustituir al combustible. Sólo que ello afectaría a los grandes productores que buscan destruirlo, encabezados por Finn McMissile (voz de Michael Caine), una especie de Blofeld versión animada.

El problema es que las nefandas intenciones de McMissile no convencen ni son nada originales. Quién sabe cuántas veces hemos visto a los grupos petroleros como los villanos de la historia (ya viene en camino la película sobre el derrame de British Petroleum... ¿acaso creían que no la habría?), los contaminadores, los que tienen a este mundo al borde del caos ecológico, todos ellos obsesionados enfermizamente por hacer dinero... algo irónico si asumimos que Pixar recibirá arriba del medio billón de dólares producto de la mercadotecnia alrededor de esta película.

Quizá los espectadores y Pixar tienen metas distintas: mientras unos creen que estas películas tienen como intención ensalzar al núcleo familiar, los segundos consideran que es un medio idóneo para promover mensajes concientizadores como, por ejemplo, la ecología, que aquí es puesta como principal víctima del mundo moderno. Lo que falta aquí, pues, es el factor humano pese a que ninguno de los protagonistas lo es. Y ese es precisamente elemento que ha hecho de las películas de Pixar que sean los estudios de animación más exitosos de la historia.

La inercia hará que Cars 2 tenga alta recaudación tras su estreno, suerte que quizá se mantendrá para la semana siguiente. Sin embargo los espectadores abandonarán la sala con la sensación de que algo anda mal, y que no es lo que se esperaba dada la reputación de Pixar. Este trayecto no ha sido lo que esperábamos. Ojalá los estudios se reivindiquen para la otra.

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