Cine
Jack
Sparrow y la fuente de la senectud
Historia
lenta, diálogos confusos, poca química entre sus protagonistas y las
mismas ocurrencias, aunque esta vez todo en tercera dimensión. La
sensación de naufragio es inevitable. ¿Cuánto aguantará el público
antes de echar por la borda a esta historia de piratas?
Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides
Johnny Depp, Penélope Cruz, Geoffrey Rush, Ian McShane, Astrid Berges-Frisbey
Dirigida por Rob Marshall
Disney/2011
MAYO, 2011. La verdad la predicción sobre el fin del mundo (la cual, si usted lee esto fue
porque se venció el plazo, por lo que resultó ser una tontería) nos tenía un tanto preocupados: ¿Va a ser esta película el último megaestreno que presenciará la humanidad? Por lo visto, no. Pero a las pocas horas de haber visto
Pirates of the Caribbean: on Higher Tides la conclusión inmediata es si ya sería hora de presenciar el final de esta saga que surgió cuando el productor Jerry Buckheimer fue a Disneylandia y vio el potencial que tenía una atracción que ha estado en ese parque desde los años sesenta.
Junto con Harry Potter y Lord of the Rings, las andanzas de Jack Sparrow conforman las películas más lucrativas de la década. Los estudios Disney habían tenido un pozo de petróleo bajo sus narices sin haberse dado cuenta, de hecho estas cintas salvaron a la empresa del ratoncito de los serios problemas financieros que tenían allá por el 2002, y que de paso evitaron el rompimiento con pixas, el otro lucrativo pilar del Hollywood actual.
Pero lo que ahora tenemos es una fórmula probada que ya empieza a arrojar aceite. A Disney ello no preocupa gran cosa: esta historia de piratas ya es objeto de culto y atraerá fans aunque el nuevo guión sea peor que el anterior. A estas alturas, la recreación, el ambiente, los efectos especiales y sobre todo la inigualable caracterización del Capitán Sparrow a cargo de Johnny Depp son lo que importa. Los estudios ya no apuestan a conseguir nuevos seguidores de la saga, y difícilmente perderán una cantidad considerable para el estreno de la siguiente parte,
programada a mediados del 2012.
Sin embargo, a veces, para apostar a lo seguro hay que tener excesiva
confianza. Gore Verbinski, quien dirigió las tres películas anteriores, ya no está
detrás de cámaras, en cambio tenemos a Rob Marshall (Chicago), quien da un ritmo distinto a la película. Tampoco están ya Orlando Bloom y Kyra Knightley aunque el temible Barbossa (Jeffrey Rush) regresa
a la cinta (también aparece el Rolling Stone Keith Richards, así sea brevemente). Lo que falta, insistimos, es la magia que vimos en la primera parte, y un poquito en la segunda; la cinta avanza más lentamente, y por primewra vez, el argumento resultó muy sencillo y muy predecible. Lo dicho: a estos piratas del
Caribe se les acaba el tesoro que tenbían guardado.
Quizá por ello, y ya en relación a la historia, en esta ocasión buscan la fuente de la juventud. Sparrow sigue igual de
pispireto aunque algunos fans podrían quedar desilusionados de que finalmente muestre su tendencia
heterosexual. Y es que de acuerdo al sitio OMG!, la cinta tuvo inesperado éxito entre la comunidad gay que consideraba que por fin le habían dado un estelar grande a uno de los suyos. De acuerdo a la historia cuando Sparrow se encuentra con Angélica (Penélope Cruz) tras varios años de haber tenido una relación. Ella también busca la fuente de la juventud pero
hay algo más: ¿acaso Angélica es la hija de Barba Negra (McShane), su némesis? Revelar la respuesta sería desmoronar el argumento de modo que nos referiremos a Barbosa, quien aparentemente retirado está ahora al servicio del soberano inglés (algo así esperábamos: está inspirado en Francis Drake, el pirata que logró convertirse en caballero).
La entrada a la cueva que conduce a la fuente está resguardada por un
grupo de sirenas, una barrera que será difícil traspasar y que ha costado la vida a otros aventureros. Aquí surge el
inevitable deja vu de Indiana Jones y de si el ingenio de Sparrow será igualmente capaz de entrar al recinto antes que lo hagan sus enemigos.
Hay una escena donde una emocionada Angélica pregunta a Sparrow si él
también está ansioso por experimentar la juventud eterna y éste le contesta,
distraído, "¿perdón, de que me estabas hablando?". Quizá ello haya sido parte
del guión o tal vez fue un lapsus pues entre Depp y Cruz jamás logra prenderse la química, algo extraño pues se supone que entre ambos hubo una relación amorosa. Cruz aparece deslumbrante, especialmente con ese sombrero de bucanero inglés y sin
embargo batalla para entrar en su personaje. Tal vez se debió a que Depp es un actor que invade la pantalla debido al carisma natural que le da a Sparrow o quizá ella
sólo cumplía un acuerdo contractual. Como sea, es un personaje que no madura y para el final de la cinta ya nos suena redundante.
Y es aquí donde encontramos el principal problema con Pirates of the
Caribbean: como franquicia, sus protagonistas ya están hechos e identificados, por lo que resulta muy difícil incluir nuevas caras en el reparto (¿alguien se pregunta porqué los fans terminaron odiando tanto a Jar Jar Binks?) de manera que Cruz sale perdiendo en esta apuesta. Naturalmente que
Pirates fue rodada en tercera dimensión aunque de nuevo se ve que tan sofisticado sistema no logra esconder algo que queda claro: esta es la película más débil que se ha filmado sobre la saga; el naufragio no es mayor gracias a Depp/Sparrow, si bien ya no le aporta más dado que
se agotaron los perfiles que explorarle al protagonista.
Los estudios no se amilarán ante estas sutilezas. Pirates abrió arrolladoramente el fin de semana por lo que la saga continuará hasta que truene o hasta que el mismo Depp diga que ya basta. No vino el fin del mundo, pero luego de ver esta cinta, a ratos desearíamos que ya llegara el final de esta historia. Es un galeón prematuramente envejecido que desde hace rato empieza a hacer agua.
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