fasenlínea.com

Análisis, comentario Y Demás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Cine

Flight

Operation Skyfall

Loopers

Hotel Transylvania.

Ted

Valiente

 The Dark Knight Rises 

Lo extrañaremos, Ernest Borgnine

The Amazing Spider-Man

Archivo

 

CINE

Mejor Película

Mejor Guión Adaptado

Mejor Música

Mejor Actor de Reparto

Irán o no Irán, he ahí la cuestión

La revisión a un acontecimiento histórico sirve para que Ben Affleck nos demuestra su pericia como director, más que como actor. Una buena cinta aunque con cierto tufo en querer quitarle la responsabilidad a la incompetencia de un ex presidente, por cierto, demócrata

Argo
Ben Affleck, Bryan Cranston, Alan Arkin, John Goodman 
Dirigida por Ben Affleck
Warner/2012

ENERO, 2013. El desastroso gobierno de George W. Bush hizo olvidar a muchos norteamericanos lo que fueron cuatro años igualmente pésimos por parte de Jimmy Carter. Hasta antes de él, lo que conocemos como Medio Oriente había sido una zona donde Estados Unidos se metía muy esporádicamente, pero desde entonces, y una vez que el Ayatollah Jomeini lo tomó como punching bag, esta zona de ha convertido en jaqueca para Estados Unidos. Y una zona que especialmente da punzadas a Washington es Irán, que desde la llegada de los ayatolas se convirtió en lo más cercano a revisionismo medieval.

En agosto de 1979 sucedió algo inusitado en Teherán. Decenas de jóvenes se metieron a la embajada de Estados Unidos. Esta es una escena que se reproduce fielmente en Argo, cinta dirigida y protagonizada por Ben Affleck El ex de Jennifer Lopez y actualmente casado con otra Jennifer, aunque de apellido Gardner, y quien ha mostrado anteriormente su pericia detrás de las cámaras y esta vez logra el mismo efecto. La tensión de quienes se encuentran en la embajada, la premura con que deben hacer pedacitos los documentos confidenciales y el temor sobre todo de aquellos diplomáticos que son judíos, demuestran el oficio de todos los que participaron en esta película que, por lo demás, no es tan dramática como aparenta; incluso tiene algunos momentos de saludable humor.

Una vez que se sabe que la embajada ha sido tomada, el Departamento de Estado planea un rescate. El ayatolah ha comenzado a utilizar su ridícula retórica de que Estados Unidos es el "Gran Satán" y buena parte de la región le sigue el juego. Se aprueba una operación ultrasecreta pero queda abortada cuando los soldados se pierden en el desierto iraní y los aviones chocan al momento del despegue, con el resultado de siete marines muertos. Es el hazmerreír mundial para Carter, lo que sirve para que los captores de la embajada --muchos de los cuales hablan inglés fluidamente dado que habían pasado temporadas en Estados Unidos gracias a un programa de intercambio, irónicamente promovido por el Sha de Irán-- pongan más condiciones aderezadas de peroratas. Pero antes liberan a las mujeres y prometen matar a un rehén por cada día que pase sin que se cumplan sus exigencias.

Y es aquí donde entra en escena la operación Argo. Tonuy Mendez (Affleck) es uno de quienes logran escapar de la embajada para refugiarse en su similar de Canadá, con la cual Irán no tiene problema alguno, a menos que se enteren que ahí se ha dado asilo a varios norteamericanos. El plan para sacarlos de ahí consiste en una llamada a unos estudios cinematográficos, quienes piden a Irán que los deje entrar al país para filmar una película de ciencia ficción tipo Star Wars, la cual, por cierto, había causado sensación en los cines de Teherán un par de años antes. Increíblemente, el staff de filmación recibe la autorización aunque serán fuertemente vigilados. La idea es sacar a los diplomáticos que se encuentran en la embajada canadiense, todos ellos como parte del equipo de filmación. Pero las cosas no serán tan fáciles, sobre todo cuando en Teherán empiezan a sospechar que no se difunde información alguna sobre el tan "importante proyecto fílmico" en la misma Canadá. En caso de ser descubiertos, todos ellos, incluido el embajador canadiense, podrían ir directo al paredón.

La historia de Argo se desarrolla en buena forma, como un atleta bien entrenado, algo que contribuye a que la película se vaya rápidamente y muestre pocas, si es que ninguna, escena de relleno. El problema es que de repente le salta a la politiquería, cierto toque políticamente correcto y la idea, que se percibe en buena parte del guión, en el sentido de que se quiere cambiar la imagen de Carter como lo que fue, un inepto superlativo, y otorgarle mayor crédito a esta operación, que realmente existió, pero que fue muy parcial y relativamente exitosa: todos los rehenes fueron liberados al día siguiente que Carter pasó el poder a Ronald Reagan. Las carcajadas de los ayatolas se escucharon por mucho tiempo.

De cualquier manera, la propuesta de Argo es buena y entretenida. Affleck como director es una faceta suya de la que se habla poco, pero a la que conviene asomarse y darle palmadas. Mientras tanto, aparte su butaca, sus palomitas y disfrute una película que, si evitamos apegarla tanto a la realidad, convence y es capaz de abrir una platiquita de sobremesa.

 

Textos relacionados

 

¿Desea opinar sobre este texto?

[email protected]

[email protected]  

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás