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Anita lava la tina

De tira cómica a Broadway y después al cine, Annie es una historia aleccionadora para enfrentar los tiempos difíciles. Sin embargo, n esta versión pulcra y políticamente correcta, la chispa no enciende entre los espectadores, lo que explicaría la baja recaudación de este musical. Ahí para la otra

Annie
Jamie Foxx, Quvenzhané Wallis, Rose Byrne, Bobby Cannavale
Dirigida por Will Gluck
Sony Entertainment/2014

MARZO, 2015. Originalmente una tira cómica muy famosa que luego brincó a Broadway y de ahí a Hollywood, Annie es la historia sobre una niña que igual estruja y alegra el corazón de los espectadores. La obra siguió presentándose hasta finales de los 90 cuando las grillas en el staff y el elenco se hicieron insostenibles. Y ahora ¿adivinen qué? tocó el momento de realizar una nueva versión de Annie o, más bien, un reciclado para las nuevas generaciones políticamente correctas.

El primer cambio, y que en el algún momento habría parecido improbable modificarlo, es el de la época. Annie ya no pertenece más a los años de la Gran Depresión sino que vive en el Nueva York del 2014 gobernado por un populista como Bill di Blasio, tanto así que el ex presidente Roosevelt, figura clave en la versión original, apenas y recibe una mención rapidísima al principio de la película. El millonario ahora es afroamericano, lo mismo que la protagonista pero ¡caray! la villana de la historia sigue siendo una mujer caucásica. Sorprende que el "reverendo" Sharpton no haya celebrado los cambios de Annie pues es políticamente correcta hasta lo indecible.

Nos encontramos, como decíamos, en la Nueva York contemporánea. Varias niñas huérfanas realizan presentaciones de ex presidentes. Cuando toca el turno a la vivaracha Annie Bennett (Quvenzhane Wallis, quien ya fue nominada al Óscar) habla sobre el ex presidente Roosevelt provocando que los demás niños se le unan en la presentación.

Aparentemente son los últimos días de Annie en el orfanato pues sus padres ya la han reclamado. Se le envía para esperarlos a un restaurante pero éstos nunca llegan por lo que el encargado de una tienda de conveniencia, el mánager Lou (David Zayas, no Alfonso, el que aparecía en La Criada Bien Criada con María Victoria) le regala unas flores. Annie regresa al orfanato con sus compañeras multiculturales. En eso se asoma Miss Hannigan (Díaz), quien había trabajado en Broadway pero al no ver cumplidos sus sueños se convirtió en una mujer amargada que odia el tener que encargarse de las niñas. Como todo musical, los buenos y los malos momentos de los protagonistas son aderezados con canciones.

Una mañana Miss Hannigan despierta a las niñas para recibir a un inspector de Servicios Sociales (Birbiglia), a quien le echa los perros. En un descuido al inspector se le cae un papel que contiene toda el historial sobre sus posibles padres, situación que nuestra protagonista aprovecha para, primero, trabajar con Lou y ganarse unos dólares necesarios para adquirir los documentos.

En un encuentro casual que es reportado por la prensa, Annie se va a topar con el señor Will Stacks (Jamie Foxx), quien ha hecho su fortuna en el negocio de los celulares y que, aunque calvo como en la historia original, es ahora un afroamericano y que, como Howard Hugues, le tiene un horror a los gérmenes. ¿Recuerdan a su guardaespaldas Nash, (Adewale Akinnuoye-Agbaje) que en la película de hace tres décadas era un negrazo de dos metros de altura y con turbante? Bueno, sigue siendo afroameriano aunque el turbante ya desapareció... no vaya a ser que los sikhs piensen que la película los está estereotipando.

Stacks también está compitiendo por la alcaldía de Nueva York contra Harold Grey (¿estará emparentado con
Christian Grey? es pregunta) logrando incluso que el mismísimo Michael J. Fox lo considere la mejor opción. Como aspirante a candidato Will tendrá que hacer cosas que no le gustan, entre ellas el comer puré de papa y escupirlo casi casi enfrente de los menesterosos.

Hay otros problemas, la pobre Annie, pese a sus 10 años, pasa por un ridículo público y acepta que no sabe leer por lo que Stacks le propone un tutor. Annie también adopta como mascota a la perrita Sandy, pide a Stacks que ayude a sus otras compañeras y, sobre todo, que la mantenga alejada de la malvada señora Hannigan... en otras palabras, que la convierta en su hija legítima.

Mientras tanto Annie descubre un mundo totalmente nuevo para ella, que incluye no solo el lujo de las enormes mansiones sino incluso un viaje en helicóptero sobre la ciudad de Nueva York.

Naturalmente que la aspiraciones políticas de Mr. Stack se anteponen en el camino, incluso su ayudante Guy, quien tiene la idea de llamar a un par de acongojados padres que perdieron a la adorable Annie y ahora la reclaman, algo donde Miss Hannigan naturalmente se va a llevar su buena tajada. ¿Funcionará el plan, o por el contrario, el señor Stacks sacrificará sus aspiraciones políticas, algo más difícil ya que se convirtió en héroe de los chicos de la prensa tras rescatar milagrosamente a Annie? Entre canción y canción, y si es que se animan a ir a verla, nuestros lectores encontrarán la respuesta.

Hay dos cuestiones en torno a le película. Una, pese a ser muy buena actriz, la Annie de Quvenzhané Wallis no logra encender nuestra simpatía como ocurrió en la película de 1983; es más bien una niña traviesa y bienintencionada con todo y el duro ambiente en el que ha crecido, pero nada más. Segundo, Annie jamás debió abandonar su entorno de la Gran Depresión, con un Nueva York radicalmente distinto al actual.

Bueno, agreguemos una tercera cuestión: Annie es tan políticamente correcta que casi al final esperábamos que Michelle Obama aparecería aleccionando a los espectadores para que comieran sanamente. Esta versión de Annie fue hecha para recibir elogios del matrimonio Obama luego de su mensaje de armonía multirracial, algo que, por cierto, han escaseado en Estados Unidos estos seis años que el matrimonio lleva en la Casa Blanca.

Annie le quita mucho y le aporta poco a la versión original, y quizá eso explique que apenas y por un pelo logró recuperar la inversión.

 

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