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El débil regreso de la tonta pareja muy pareja

Hace dos décadas una cinta acerca de las andanzas de un par de tarados resultó ser un hit mundial. Congelada por años, esta segunda parte surge cuando a Jim Carrey le urge tener otro éxito taquillero. De nuevo con los hermanos Farelly tras las cámaras, Dumb and Dumber To es muy endeble y convence a medias. Difícilmente superará al primer filme

Dumb and Dumber To
Jim Carrey, Jeff Daniels, Kathleen Turner, Laurie Holden, Rachel Melvin
Dirigida por Bobby Farelly, Peter Farelly
Universal/2014

NOVIEMBRE, 2014. Se lo pidieron para The Mask, luego para Ace Ventura, después para Larry the Cable Guy y en todas las veces Jim Carrey dijo no, gracias, que las segundas partes no eran para él. Fue una postura inusitada máxime cuando los estudios decidieron jugársela con otros actores para continuar la franquicia y los resultados fueron desastrosos (si usted se asomó a esa porquería llamada Son Of The Mask ya sabrá a lo que nos referimos). Pero tras sus fallidos intentos por convertirse en actor "serio" e incursionar en comedias mediocres --en su último hit fílmico salía disfrazado-- la necesidad económica llama a las puertas de Carrey una vez que ha hecho perder mucho dinero a los estudios, lo que hizo necesario que volviera a uno de sus papeles más taquilleros, el de Lloyd, comparsa de Harry, nombres sacados de Harold Lloyd, por si hacía falta recalcarlo. Si esta cinta tiene éxito, algo poco probable dado su estreno relativamente flojo en primer fin de semana, no dude usted amigo lector que ahora sí tendremos La Máscara segunda parte estelarizada por Carrey.

Hace exactamente dos décadas los hermanos Farelly tuvieron un hit inesperado con Dumb and Dumber, que narra la historia de dos tontazos que deciden entregarle una maleta olvidada en un aeropuerto a una chica bellísima y la localizan hasta Aspen, Colorado. En el camino ocurrirán muchas situaciones chuscas, entre ellas vender la perruna camioneta de Harry hasta lucir sus estrambóticos tuxedos naranja y rosa hasta que se dan cuenta que no solo la chica está casada sino que el dinero, medio millón de dólares para ser exactos, son parte de una oscura transacción. Dumb and Dumber venía aderezada con un pajarito muerto que le regalan a un niño ciego --esa escena sería imposible hoy con la mordaza políticamente correcta de por medio-- el liquidar con picante a un matón, el darle purgante a Harry cuando los celos despiertan una guerra con Lloyd. La historia era divertida, con un humorismo refrescante; si usted vio aquella película se tuvo que reír mínimo con un par de escenas (ah, y no olvidemos cómo a un agente de tránsito le hacen beber orines creyendo que es cerveza tibia).

Daniels, por su parte, había hecho papeles de policía y de rudo antes de encarnar a Harry, un rol que le salió muy natural y espontáneo; de hecho fue el aliciente para que otros actores dramáticos, como Robert De Niro y Dustin Hoffman brincaran a la comedia.

Pasemos a la historia, Harry Dunne (Daniels) lleva 20 años visitando cada semana a Lloyd Christmas (Carrey), quien se encuentra en estado catatónico tras la decepción por su amada, pero ¡sorpresa? en realidad Lloyd solo estaba fingiendo estar enfermo, lo que abre la posibilidad de iniciar nuevas aventuras solo que Harry le dice que venía a despedirse porque le urge un trasplante de riñón pero no tiene familiares que puedan servirle de donadores. Esta situación obliga a su madre a confesarle a Harry que fue adoptado, lo que le causa una enorme sorpresa, lo que viene a ser un chiste baratón cuando vemos que sus padres tienen facciones asiáticas y él es un rubio que pasaría por la versión torpe de Conan el Bárbaro.

Cuando están en casa de Harry éste descubre una amarillenta carta que hace veinte años le mandó una ex novia (Turner) indicándole que estaba embarazada pero que pondría al bebé de ambos en adopción una vez que naciera. Tras localizar a la mujer el siguiente paso es hallar a su hija Penny (Rachel Melvin, un forro por donde se le vea). El problema es que, otra vez, Lloyd se enamora perdidamente de Penny pese a que es la hija de su mejor amigo y prácticamente la dobla la edad. La trama es aderezada con un plan de Fraida (Holden) la madre adoptiva de Penny, quien está envenenando lentamente a su esposo (Murray, magnífico, para variar) quien dejará a su hija adoptiva una enorme fortuna.

¿Lograrán este par de idiotas enterarse de todo el asunto, lograr que Penny done un riñón a su padre biológico y de paso mantener su amistad pese al arrobamiento que Lloyd siente hacia la chica veinteañera? Si usted ha visto los filmes anteriores de los hermanos Farrelly ya sabrá de hacia dónde va a ir la pichada argumental.

Explosiones sádicas, sobre todo la registrada en un cuarto de hotel y donde el infeliz debe lanzarse, en llamas, hacia la alberca, las infaltables flatulencias, una menstruación, una revisión ginecológica realizada por Harry, todo ese menú lo enontrará en Dumb and Dumber To. Pero también se dará cuenta que algo anda mal con esta película y que tanto Daniels como Carrey se dan cuenta de ello. Ahí están sus muecas, sus gestos y su estupidez congénita que irónicamente los hace salir airosos de situaciones peligrosas. La cinta empieza un tanto floja, luego parece tomar cierto paso pero al final se cae estrepitosamente entre el gag chafa, el chistezuelo que sonaba fresco hace 20 años pero que hoy ya es lugar común. Entonces, como en esta ocasión, los villanos de la película son aun más mensos que los protagonistas pero quizá los hermanos Farelly, maestros del humor negro, se cuidaron demasiado esta vez ante la posibilidad de las protestas de los activistas políticamente correctos, presión que no era tan ominosa hace 20 años.

La sensación de repente es similar a la de esos programas de variedad matutinos de la TV donde las carcajadas salen de quienes están en el set pero no son compartidas por los telespectadores. Inevitablemente se llegará a la conclusión mientras se va Dumb and Dumber To: Bueno, y estamos aquí, con la esperada segunda parte --en realidad tercera, se rodó hace años una con actores hoy tan olvidados como aquel fiasco-- ¿y ahora qué sigue? Y es que la película se llena de hoyos y se hunde aun antes de alcanzar puerto.

Jim Carrey necesita más el éxito de esta cinta que Daniels, y también los hermanos Farelly, quienes ya llevan buen rato sin pegar de hit en la pantalla. Hay muchas cosas en juego, pues. Ahora bien, si usted desea ir a verla y le gustan las puntadas de los Farelly, vaya a verla bajo su propio riesgo. En Dumb and Dumber To no encontrará nada nuevo y, lamentablemente, tampoco muchas cosas buenas.

 

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1 Opiniones

pablo_morete escribe 18.11.14

No son lo mismo una pareja de idiotas que 20 años después, acabo de ver esta película y me pareció muy floja aunque tiene sus momentos divertidos y otras cosas, espero que ya no vayan a sacar una tercera parte

 

 

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