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Si lo sabe Dios, que lo sepa Hollywood

En momentos que la secularización de las universidades norteamericanas está tomando un sesgo intolerante aparece una película donde un alumno reta a su maestro quien, paradójicamente, ha tomado su ateísmo como un dogma. Esta cinta viene a ser un hecho refrescante en un Hollywood igualmente obtuso cada vez más alejado de las convicciones de su público

God's Not Dead
Kevin Sorbo, David A.R. White, Shane Harper, Dean Cain, Willie Robertson
Dirigida por Harold Kronk
Pure Flix Enterntainment/2014


MAYO, 2014. Un amigo comentaba que la peor ironía que cometía un ateo, aquél que decía no creer en Dios como forma de rechazo a la fanatización, finalmente se hacía tonto porque su ateísmo terminaba por convertirlo en dogma inapelable y terminaba él mismo fanatizado. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en las universidades europeas y norteamericanas los últimos dos decenios donde se ha llegado más allá de la secularización pues se ha tomado a la religión como una mera superchería... exceptuando, claro, a la musulmana, que se la ha dado patente de corso en esos planteles donde, se supone, debiera circular libremente el flujo de ideas y convicciones.

También desde hace algunos años Hollywood se puso gustosamente ese bozal ateísta que solo aborda a los temas religiosos para burlarse de ellos. Por ello es bueno que poco a poco se esté dando, por lo menos en este momento en el cine, una saludable reacción ante estas claras muestras de intolerancia progre, y más aún, que la taquilla las esté recibiendo bien. En God´s not great no aparecen actores grandes que cobran una millonada ni el director es conocido por involucrarse en hacer superproducciones, pero la taquilla ha sido más alta que muchas otras películas que se pensaba serían blockbusters, entre ellas el bodrio ese donde Nicole Kidman encarna a la Princesa Grace de Mónaco. Ya lo ha dicho el crítico de cine Norman Podoretz: "Cuando un argumento es bueno la gente irá a las salas aunque la película sea modesta; cuando el argumento es malo, no irán aunque gastes millones de dólares en efectos especiales".

Igualmente, God´s not dead hace eco de una pregunta que miles de recién ingresados a las universidades norteamericanas se hacen a diario: ¿por qué un comentario, aun leve, es objeto de represalias, castigos y amenaza de expulsión? Pues porque la Gestapo de los nazis o la NKVD de Beria parecen haber reencarnado en la etiqueta políticamente correcta que incluso ha propuesto prohibir el uso de crucifijos en los campus. Hacia ese público, y a los padres de esos confundidos estudiantes, va dirigida esta película, sobre todo aquellos alumnos que crecieron dentro de convicciones religiosas que les garantiza profesar la constitución norteamericana pero que en los planteles universitarios se les restringe ejercer. Por ello cintas como ésta son tan necesarios en estos tiempos prototalitaristas. (¿Y ese milagro que llegara a México, donde los grandes estudios son los que acaparan lo que exhiben las salas comerciales?)

La película se divide en tres historias. En la primera, un universitario llamado Josh Wheaton (Harper) escoge las clases que mejor se acomoden a su horario, entre ellas está Filosofía, de la que se le dice el profesor Radisson (Sorbo) es un ateo radical que a diario se burla de los cristianos, pero de cualquier manera se inscribe y rápido confirma sus temores: el primer día de clase Radisson obliga a sus alumnos a firmar un "manifiesto" donde dicen estar convencidos de que Dios ha muerto. Wheaton se rehúsa y el catedrático amenaza con reprobarlo, pero de cualquier manera le concede unos minutos cada clase para "convencerse de lo evidente". Si no acepta perderá la oportunidad de obtener una calificación que le permita ingresar a la escuela de derecho; incluso su novia Karen le exige que firma el "manifiesto" so pena de terminar la relación, que finalmente termina.

En la segunda, una mujer musulmana se ha convertido en secreto al cristianismo. Al enterarse, su padre la echa de casa. En la tecera, Dave, un pastor, se enfurece al ver que un amigo, nacido en Nigeria, lo cuestiona sobre su fe y lo invita a convertirse al Islam (A.R. White). Sus creencias cristianas comienzan a tambalearse y en momentos parece estar llegando a igual conclusión que el professor Radisson --a quien no conoce-- que hace ciento y pico de años hiciera Nietzche en el sentido de que, bueno, Dios ha muerto. Asimismo una reportera y ardiente vegetariana de nombre Amy descubre que padece cáncer y Mark, su novio adinerado, la abandona, lo que también le hace cuestionar su fe cristiana. La hermana de Mark es Mena, la novia del profesor Radisson. Como muchos otros ateos, la relación de éste con Mena es buena siempre y cuando no hablen de religión. Pero las burlas hacia ella se incrementan, incluso en su clase, todo con tal de que Mena también se desdiga de sus convicciones religiosas.

La chica musulmana no solo será corrida de su casa sino que su vida corre peligro por haber abandonado el Islam ¿podrá sobrevivir a esa sentencia? ¿El reverendo Dave podrá recuperar su fe? ¿Logrará Josh convencer a su profesor de que Dios sí existe?

Lo interesante de esta película es que, contrario a lo que pudiera pensarse, no atiborra al espectador con citas bíblicas ni aparecen los pastores caricaturizados de Hollywood. Esta es una cinta dirigida a todo aquel que sea cristiano, llámese protestante, católico, ortodoxo, evangelista, y expone algo que debiera ser obvio en las universidades, esto es, que si un maestro se considera a sí mismo ateo, ostenta el mismo derecho que sus alumnos para que ellos opten por tener una religión, pero que es una aberración tratar de imponer esas ideas a sus alumnos. También aborda le indiferencia y complacencia de esos maestros ateos ante el totalitarismo de los fundamentalistas islámicos; todas las historias terminan por ligarse en el mismo lugar y llegan a un final convincente.

En México no se ha llegado a los mismos niveles de intolerancia hacia la religión dentro de los campus universitarios, pero también conviene repasar el mensaje de God's not dead: Dios solo ha muerto en la imaginación de esos humanos ateos.

 

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