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La historia más alterada jamás contada

Aunque sabíamos que, dada la reinterpretación políticamente correcta de Hollywood, ésta no sería precisamente una historia bíblica, su alteración es tanta que el producto final es propagandería ecologista donde Noé es únicamente el parapeto para atraer público. Lo que tenemos, en cambio, es una historia que nada tiene que hacer frente a los clásicos del género 

Noah
Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ray Winstone, Anthony Hopkins
Dirigida por Darren Aronofsky
Paramount Pictures/2014

ABRIL, 2014. Recuerdo que allá en mi lejana infancia se me enviaba cada sábado a los cursos de catecismo donde se nos hablaba de Noé, un hombre de luengas barbas, bonachón y con una descripción que luego se me imaginó a Gandalf, el de El Señor de los Anillos. Un detalle que me llamó mucho la atención fue la vez que se nos contó el día en que un frustrado Noé --vaya, verso sin esfuerzo-- se emborrachó y se quedó dormido en cueros a mitad de un viñedo. La Biblia no es precisamente clasificación A: traiciones, golpizas brutales, incesto y homicidios abundan en sus páginas. Pero sus enseñanzas no nacen de ahí sino de sus parábolas, su mensaje central y su valorización como el libro sagrado para millones de cristianos en el mundo. A veces se nos olvida que la Biblia fue redactada poor hombres, no por ángeles.

Durante muchas décadas Hollywood nos presentó su versión fílmica basada en las sagradas escrituras: clásicos como Los Diez Mandamientos, Rey de Reyes y Moisés marcaron una época de superproducciones donde la religiosidad era vista como un hecho inherente del espectador. Lo políticamente correcto ha modificado radicalmente este concepto, al punto que durante mucho tiempo no tuvimos películas con temas bíblicos en pantalla.. vamos, ya ni en Navidad vemos estos estrenos: en vez de ello, el 25 de diciembre hemos tenido las hiperviolentas películas de Quentin Tarantino. Por --ahora sí que-- Dios.

Hay que apuntar que Noah es un intento de los estudios por traer de vuelta las megaproducciones basadas en la Biblia... pero únicamente basadas. Como ya ocurrido en el pasado, la referencia a un tema conocido será el pretexto para presentarnos a un personaje distinto, una historia alterada y con temas más de nuestro presente que los ocurridos en aquel entonces. No esperemos futuras cintas bíblicas que sigan fielmente lo escrito en la Biblia. En tal sentido, este Noé se aleja de la historia que muchos escuchamos en el catecismo y se va más por la de un activista que denuncia el cambio climático.

De acuerdo al libro del Génesis, Dios creó al hombre y a la mujer, llamados Adán y Eva, quienes son luego expulsados del Paraíso por haber comido el fruto prohibido. La pareja tres dos hijos, Cain, Abel y Seth. Ya sabemos que Cain mató a Abel ¿pero Seth? Bueno, aquí se nos dice que éste ayudó a construir la civilización humana que luego se fue corrompiendo a lo que siguió una debacle económica, lo que enfurece a Dios, quien por cierto aquí nunca s nombrado como tal y se opta por llamarle "El Creador" ¿Eso quiere decir entonces que Walt Disney es el Dios de Mickey Mouse?

Pasan los años y Noé (Crowe) quien de chico presenció la muerte de su padre a manos de Tubal- Cain, está casado con Naameh (Conelly). Es un hombre bueno, a veces violento, pero siempre fiel al Creador (!) quien en sueños le comunica un mensaje donde se ve la montaña donde vive su abuelo Matusalén (Hopkins) poco a poco cubierta por el agua. Noé pide consejo a su multicentenario abuelo --el mismo Noé ya no era un jovenazo; según la Biblia, al ocurrir el diluvio ya tendría unos 600 años de edad-- y ahí encuentra una libertad hollywoodense pues se topa con Ila (Emma Watson, Hermoine en Harry Potter), una muchacha malherida a la que decide adoptar, en previsión a las protestas políticamente correctas de que porqué Noé solo tuvo varones. Noé está protegido por unos ángeles caídos que lo custodiarán en la misión que Dios, perdón, el Creador, le ha encomendado: el hombre, fanatizado por un capitalismo versión bíblica, merece desaparecer del planeta y le ordena construir un arca en la cima del Monte Ararat donde llevará a un macho y a una hembra de todas las especies --suponemos que los Lobos de Wall Street serán excluidos-- que repoblarán la Tierra una vez que amaine el diluvio provocado por un calentamiento global también versión pre bíblica.

El mundo que ha enfurecido a Diosito (¡de nuevo: C-r-e-a-d-o-r!) es que el hombre, seducido por su afán de lucro, ha convertido a la tierra en un lugar patético, tipo película de Mad-Max, gris, tortuoso y violento donde se han sobreexplotado sus recursos naturales. ¿No será, acaso, que detrás de las barbas del buen Noé se encuentra Al Gore, a quien el Señor (¡El creador! ¡El Creador!) conmovió con un documental que adultera la realidad, ya se cansó de su fallido experimento? Digo, si Hollywood se está dando libertades cada vez más estúpidas en torno a sus "reinterpretaciones", aquí podemos hacer lo mismo.

Pero fuera de lo ridículo de su argumento, Noah cuenta con efectos especiales espectaculares cuyo realismo resulta sorprendente. Esto sea quizá lo único, rescatable pues ni siquiera Crowe, uno de los mejores actores de su generación, logra empaparse de lleno en el papel de este bíblico patriarca, cada vez más fanatizado, más intolerante y más molesto... por eso decimos que en realidad, más que Crowe, quien está detrás del personaje es el ex senador Gore.

Cuando todo ha terminado, y en señal de agradecimiento y alegría, Dios (¡El Creador, y ya no lo olvide!) pone sobre el firmamento un enorme arcoiris, símbolo universal de la comunidad gay en este siglo XXI... a la que quizá pertenece, aunque todavía metido en un celestial clóset. ¿Qué otra interpretación puede darse a esa escena?

Con todo ello, queda claro que Noah es una película de propaganda ecologista más que un tema bíblico. Muchos se han ido con la finta, lo cual explicaría la altísima taquilla que esta película tuvo en su estreno y el descenso en picada los días posteriores. Así pues, y si no quiere usted inundarse de propaganda ecológica chafa, rente uno de los clásicos bíblicos dirigidos por Cecil B. De Mille. Esos sí valían, y entretenían

 

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