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Vistazo fílmico al genio del gadget virtual

Cuando se filma la biografía de un personaje reciente se cae el riesgo de irse hacia el exceso o la caricaturización, En esta película sobre Steve Jobs, se logra un balance importante de la mano de su director y un actor que ya se perfila como el sucesor de Tom Hanks. Esta es la historia de un genio de la computación tan voluble como excepcional

Jobs
Ashton Kutcher, Dermot Mulroney, Josh Gad, Matthew Modine 
Dirigida por Joshua Michael Stern
Open Road Films/2013


NOVIEMBRE, 2013. Una de las imágenes más recordables de Jobs recrea lo ocurrido en 1985. Un tipo desgarbado, de barba rala, entra a las instalaciones de la empresa más grande de computación en todo el planeta (Microsoft aún está lejos de hacerle segunda). Se trata de Steve Jobs (Kutcher), quien es citado a una junta donde John Sculley (Nodine), a quien había contratado invitándolo a "soñar en grande", lo traiciona y le avisa que está fuera de Apple Corp.

Para los espectadores la escena nos parece aberrante: la decisión es tan torpe como si de repente alguien hubiera puesto en la calle a Da Vinci, a Boticelli o a Henry Ford. Pero Sculley actúa obnubilado por la idea del éxito que le imbuye Jobs, y quien recibe el apoyo total de los inversionistas; simplemente, Jobs es intratable y nadie puede con sus desplantes y excentricidades. Lo notable es que ese episodio ni siquiera nos da la idea de que es actuado y que no se trata de Jobs sino de un histrión que ha hecho comedia en televisión y ha participado en películas ligeras. Kutcher va en avión supersónico a convertirse en el nuevo Tom Hanks. Es un excelente actor.

El mayor reto de Jobs y del director Joshua Michael Stern es presentar la biografía de alguien que aún se mantiene fresco en la memoria de millones de personas. Steve Jobs, quien falleció en el 2011, continúa presente entre nosotros y al verlo en pantalla se corre el riesgo de caer en el exceso o en la caricaturización. En esta película, Jobs revive y es encarnado como alguien que lejos de ser perfecto, de ser un gurú, pero quien aportó al desarrollo de la tecnología digital más que cualquier otro, incluido Bill Gates, quien aquí no sale muy bien parado, por cierto.

Steve Jobs es un niño que no tarda en descubrir su genialidad; se siente diferente a los demás y eso lo hace objeto de bullying. En la adolescencia --que es cuando comienza la película-- conoce a Steve Wozniak (Gad) un nerd adicto a los videojuegos. Los dos crearán un prototipo de computadora en el garage de su casa. Jobs tiene que vender su viejo auto para financiar su empresa a la que llama Apple Corp; el invento tiene éxito y lo convierte en multimillonario antes de cumplir los 24 años. Pero Jobs no está satisfecho con su vida. La película recorre su viaje a la India donde se le hace ver que es alguien excepcional que debe regresar a Estados Unidos a cumplir con su misión.

Son los años de expansión de Silicon Valley y Apple establece ahí su centro de operaciones. Las juntas son informales y todos comen pizza. El comercial de Apple del Superbowl en 1984 lanza las ventas de la McIntosh a la estratosfera, pero las señales son engañosas; Jobs se trae a un ejecutivo refresquero mientras el imperio comienza a cuartearse; Jobs se ha convertido en un tirano, alguien que en un arranque de cólera destruye el mobiliario de su oficina.

Jobs comienza nuevamente desde cero con su proyecto NeXt pero el genio parece haberlo abandonado, todo mientras el interior de Apple comienza a derrumbarse y es que, sin innovación, una empresa de informática simplemente no puede sobrevivir, así que los accionistas, desesperados, rugan a Jobs a que regrese a Apple, que está al borde de la inanición. Lo que vendrá después, reza el lugar común, es historia.

La vida del prodigio de Cupertino es tan vasta que Jobs deja muchos aspectos fuera y se enfoca más en la visión de un genio contra la avaricia de los inversionistas que quieren resultados inmediatos. La regular taquilla que ha tenido esta cinta quizá se debe a que ha habido tanta información en torno al protagonista que ver su desarrollo otra vez suena redundante. Pero la actuación de Kutcher seguramente la valdrá una nominación pues es Steve Jobs a quien vemos en la cinta.

Aunque al final se cae en cierto alarde sentimentalón, Jobs es una película que vale ver. Quizá no le haga comprar el nuevo gadget de Apple, pero sí le ayudará a comprender a uno de los cerebros más importantes del siglo XX y parte del XXI.

 

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