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Detrás de una
nube...
Su antecedente por haberle dado
un Óscar a su protagonista despierta más el interés por ver Silver
Lining Playbook, y la sorpresa es agradable al ver una historia
humana de dos seres que buscan rehacer sus vidas tras sus tragedias
personales. Sazonada con diálogos ingeniosos. nos recuerda cómo en
Hollywood todavía pueden cocinarse buenos guiones
Silver Linings Playbook
Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker
Dirigida por David O. Rusell
The Weinstein Company/2012
MARZO, 20013. Un refrán norteamericano dice más o menos que
"detrás de cada nube negra siempre hay una raya dorada" en el entendido que aun en los momentos más difíciles debe haber una luz de
esperanza. Obviamente el título original, algo así como el "Manual para las rayas doradas", resulta más que intraducible o simplemente no es
llamativo para el mercado en español. Donde sí podemos ser optimistas en medio de una oleada de
películas mediocres y llenas de superhéroes que ya huelen a trasnochado, encontrar una cinta tan humana como ésta viene a ser noticia afortunada, y más aun porque a Jennifer Lawrence, su protagonista, merecidamente le dieron el Óscar hace unas semanas. Si se producen más de estas películas, muchos volveremos a emocionarnos con los estrenos de
Hollywood.
Buena parte del crédito corresponde al director David O. Rusell pero también a los guionistas quienes
juegan ampliamente con el título a lo largo de la historia. Sí, es un drama donde hay golpes, altisonantes y amenazas pero donde también un agente de policía pregunta a una chica acosada "si le gustaría tener una cita", donde los ataques de rabia son frecuentes y hacen que los vecinos llamen a la autoridad pero donde hay escenas referidas directamente de
Dirty Dancer, aquella cinta ochentera protagonizada por Patrick Swayze. En todo momento y aun dentro de las situaciones más difíciles, los diálogos dejan entrever la esperanza, esta no es una historia tipo
American Beauty donde la clase media de ese país es presentada como basura blanca: es la
lucha de dos protagonistas que buscan cómo salir adelante sin querer destruir su entorno; más bien desean reconstruir el suyo propio. (Y un adelanto: ninguno de ellos menciona el cliché del sucidio, tan común en estas películas donde
los personajes principales padecen desórdenes mentales).
De hecho la historia parece vislumbrar un cliché cuando de repente el director Rusell da un giro que nos hace respirar aliviados. En un
principio vemos a Pat (Bradley Cooper, de las películas The
Hangover) recargado contra una ventana de hospital y hablando hacia sí mismo; enseguida lo vemos en terapia junto con otros pacientes y cuando parece que entramos a otra película sobre
centros siquiátricos vemos el rostro de Dolores, su mamá (la gran actriz australiana Jackie Weaver, quien también fue nominada). Ella ha conseguido una argucia legaloide para sacarlo de ese centro y llevárselo a casa
pero debe regresar cuando le avisan que el otro pasajero Danny (un más centrado Chris Tucker) se había
salido sin permiso de ahí.
La siguiente escena ocurre en casa de Pat donde encuentra a su padre Pat Sr. (el siempre magistral Robert
De Niro). Cuando todo indica que estamos a punto de repetir la historia de Jack Barnes y Greg Fukker en
Meet the Parents nos topamos con una relación áspera, cierto (el cuadro del hijo Pat, que estaba junto al de su hermano en la pared, ha sido removido) pero donde ambos muestran rápidamente sus pasiones desenfrenadas, el mayor por su afición a las Águilas de Filadelfia, y el otro a la lectura. Esto será solo un pretexto para mantenerlos alejados: todo se
deterioró cuando Ted, quien era profesor de escuela, descubre a su esposa Nikki (Brea Bee) en la regadera con otro de los catedráticos, dándole una tunda que da por resultado que ella consiga una orden judicial para mantenerlos alejados no menos de 15 metros. Para colmo, la infidelidad fue descubierta mientras de fondo sonaba el tema
"My Cherrie Amour", de Steve Wonder, que había sido la canción que escogieron para su matrimonio. Pat se convierte en un energúmeno y en un enemigo público cada vez que la escucha.
El deseo inmediado de Pat es recuperar el amor de Nikki y por ello acepta la invitación de Ronnie (John Ortiz), quien está casado con su ex cuñada. Pero en lugar de Nikki llega Tiffany (Lawrence), una chica fría que hace química con Ted a tal modo que lo invita a su casa esa misma noche. "Yo deseo lo mismo, tu deseas lo mismo, me fijé cómo me mirabas", le
dice ella. Pero Ted declina la invitación, seguro que Nikki aún lo ama en algún sitio recóndito de su alma. Obviamente seguirán viéndose con varios encuentros casuales, y luego intencionales.
El problema es que Ted no quiere tomarse sus medicamentos y tiene accesos que lo obligan a despertar a sus padres a las 4 de la mañana porque no le gustó un libro de Heminghway o porque no halla el video de su boda. Sabe que cualquier reporte, mínimo, lo llevará de vuelta al hospital siquiátrico de Baltimore, algo que ni él, ni muchos de los espectadores, deseamos que ocurra.
¿Y cuál es el problema de Tiffany? Bueno, aparte de apuntar que quedó viuda muy joven, nos abstendremos de abundar dado que esta parte constituye un bloque esencial en el modo que la película va desarrollándose.
Pat padre se encuentra desempleado y sobrevive gracias a las apuestas hechas a favor de las Águilas de Filadelfia, dinero que está ahorrando y
que le permitirá abrir un restaurante. Pero las buenas rachas no son tan frecuentes aunque Pat jamás culpa al equipo sino a su hijo, una especie de amuleto que le sirve para ganar partidos cuando ambos observan los partidos por televisión.
Son aficiones, aun inexplicables, pero que jamás ridiculizan a los personajes, tanto así que Pat Sr. acepta una apuesta con su amigo y rival en torno a un partido entre las Águilas y los Vaqueros de Dallas, con un agregado sorpresivo: cinco puntos que se obtengan en un concurso de baile al cual han entrado Tiffay y Pat hijo. Si Pat padre pierde --con todo y que concede una ventaja de 10 puntos en la apuesta-- será la ruina de la familia.
Actuación recomendable es la del Dr. Cliff Patel (Anuman Kher), un siquiatra hindú tan serio en la oficina como seguidor
die hard del equipo local en el estadio.
Lo dicho antes, el director evita hábilmente todos los clichés y lagunas argumentales, excepto, quizá el de un final que ya tenemos relativa certeza de como ocurrirá.
Silver Linings Playbook nos llegó un tanto atrasada pero hay que ir a repasarla. Se entretendrá, reflexionará y verá una historia fluida, con cada elemento y personaje en su lugar. Será la libertad de Filadelfia que refería Elton John en una de sus
canciones (ahí se filmó la cinta), o la llegada de sangre nueva a Hollywood que ya se percibe muy prometedora.
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