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El Hombre de Acero, indispensable verla este verano...

Esta película ha levantado varias discusiones, incluso teológicas y la gran cantidad de mensajes sutiles que contiene. Es una cinta más oscura pero al mismo tiempo no pierde su espíritu optimista. Es la lucha interna de un superhéroe que lucha ante sus poderes y la complejidad por ser adaptarse al género humano. Véala y llegue a sus conclusiones

The Man of Steel
Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon, Russell Crowe 
Dirigida por Zack Snyder
Warner Bros/2013


JULIO, 2013. De todos los superhéroes conocidos, Superman tiene la historia lineal más conocida de todos ellos. Cualquiera medianamente informado sabe de dónde viene, cómo vivió su infancia, a qué se dedicó posteriormente, a quién se ligó y quienes son, al menos, dos de sus enemigos mortales. También sabemos que, en comparación con Batman o Spiderman, no es una alma atormentada que constantemente cuestiona su misión.

Bueno, esa es la imagen que hemos tenido hasta ahora de este personaje. Pero ya desde el mismo título de la película, que acude a su apodo más que a su nombre, intuimos que la intención del director Zack Snyder de cambiar la idea y el concepto habituales que tenemos de Superman. En comparación incluso con la anterior Superman Returns, esta vez el tono de las imágenes es más oscuro, es más violenta y tiene al protagonista sumido en dudas y remordimientos, alguien que tiene que esconder ante el mundo el hecho de ser extraordinario aun desde su misma infancia. Sin embargo Snyder está lejos de ofrecernos un producto deprimente; por el contrario, esta es una película cuyo mensaje es positivo, alentador y, especialmente, acude a referencias religiosas. Esta es una película para fans dirigida por un fan, y no hecha por meramente por encargo (v. gr. John Woo con el primer Hulk o Batman y Robin con Joel Schumacher).

The Man of Steel es, en principio, el origen de Superman, y combina al villano con la que vimos en Superman II, de 1982. Krypton se encuentra en estado de emergencia. y su desaparición se aproxima. Jor-El (Crowe) ha sido un gobernante sabio y mesurado pero ahora muchos disputan su poder, entre ellos Zod (Shannon) un general insubordinado. Tras una emboscada Jor-El muere por lo que es imperativo que su hijo Kal-El (Cavill) sea sacado de Krypton, justo a tiempo antes de la hecatombe. Su destino será la tierra, donde es adaptado por Jonathan y Martha Kent (Kevin Costner y Martha Kent), unos granjeros de Kansas quienes no tardan en darse cuenta de los poderes que posee el niño, a quien deciden llamar Clark. 

Papá Jonathan impedirá que su hijo trate de presumir de sus poderes. Clark es víctima del bullying y del abuso emocional pero no puede desquitarse pese a poder hacerlo con solo un soplido. Esto creará tensiones entre ambos y será motivo de rencorosos encuentros; "¡no me estás ayudando!", le espeta un adolescente Clark. Pero Jonathan tiene sus comprensibles razones: toda su vida la ha pasado en una granja pero sabe bien que, si los superpoderes de Clark se hacen públicos, no tardarán en llegar los burócratas de Washington para llevárselo y someterlo a estudios... y quizá para convertirlo en una arma de ataque contra potencias extranjeras.

Al morir Jonathan, Clark sabe que su sitio es otro y se va de la granja, emigra a la ciudad y consigue empleo como reportero. Así conoce a Louise Lane (Adams) quien, en contraste con la Louise que encarnó Margot Kidder, es una protofeminista quien se siente desplazada por sus compañeros varones y bueno, también es una alma atormentada. Superman deberá encontrar el sentido de su misión en la vida y el porqué su padre lo envió a un planeta donde el mostrar superioridad es mal visto y castigado. Incluso Kent acude con un sacerdote para que le dé consejo.

La llegada de Zod a la tierra, quien busca aniquilar al hijo de Jor-El, el único que podría retar su poder, se convierte en una obsesión. Zod descubre que el planeta es muy atrasado y que su atmósfera lo ha convertido en un ser que podría someter a sus habitantes sin dificultad. Cuando comienza la destrucción provocada por Zod. Kar-El comprende que, ahora sí, deberá utilizar esos dones para defender a una humanidad que, sin embargo, no lo ha tratado muy bien que digamos, y que, si bien no en forma gráfica o literal, lo ha crucificado. Dicho de otro modo --y en algo que coinciden muchos críticos, y aun teólogos-- es que al final, la lucha entre Superman y Zod pasa a convertirse en una lucha entre Cristo y el demonio. Los carteles promocionales de la película parecen respaldar lo anterior dado que en muchas imágenes aparece Superman envuelto en una brillante luz, y en otras se dirige claramente hacia ella, hacia un poder superior.

Pero al director Snyder lo que importa decisivamente es que el espectador se divierta, se la pase bien y se emocione con una película completa: hay violencia sí, pero en dosis que apoyan el argumento --esta es la misma persona que estuvo detrás de la lente de 300-- y donde el drama de alguien que deberá aprender a controlar sus fortalezas y debilidades es retratado de manera magistral.

¿Qué sigue? La segunda parte, naturalmente, que incluso ya fue programada para el último tercio del 2014 y donde es casi seguro que el siguiente villano sea Lex Luthor, un terrestre que optó por traicionar a los suyos (¿Judas?) en aras de quedar bien con el enemigo. Como sea, vaya volando, aunque sin capa, a ver The Man of Steel en caso que todavía no lo haya hecho. Esta es una buena cinta que nos muestra que los superhéroes, casi todos, la están haciendo mejor conforme transcurren los años.

 

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