fasenlínea.com

Análisis, comentario y demás

 
Inicio Nacional Internacional Cine DVDs Medios Literatura Y Demás

Medios/Obituario

Lo extrañaremos, Steve Jobs

El mundo perdió no solo a un genio que estaba a la altura de Newton y Galileo, pero hubo otro detalle, contundente e incuestionable, acerca del extraordinario éxito de Apple Computers. Sin embargo sus admiradores difícilmente van a mencionarlo, mucho menos su rival Bill Gates

OCTUBRE, 2011. ¿Qué hacer cuando el mundo pierde a uno de los más grandes cerebros del siglo XXI?

La estatura de personajes como Steve Jobs queda de manifiesto cuando el lector y yo encendemos una computadora, damos click en el icono, cuando decidimos comprar una canción en línea, cuando vemos una película de Pixar, cuando visitamos I-Tunes y nos deleitamos por el modo en que funciona una IPad, en fin, cuando entramos a Internet con una máquina de Apple rayana en la perfección. Windows terminó por dominar el mercado y, reconozcámoslo --dado que este sitio lo diseñamos con ese formato-- también nos ha facilitado la vida. Sin embargo antes de Bill Steve estuvo allí, en el centro de la creatividad, del formidable genio que haría de las computadoras un elemento de uso masivo e indispensable, muy lejano de la imagen del nerd que pasaba horas en el ciberespeacio y empleaba un lenguaje incomprensible.


El Steve Jobs de los primeros días encajaba, precisamente, con ese nerd que manifiesta su inteligencia desde muy temprano. Hijo adoptado por una pareja mitad bohemios, mitad hippies antes que el hippismo se pusiera en boga y la otra mitad excéntricos, Jobs fue el niño que desarmaba los juguetes para ver cómo funcionaban y que pronto se percibe diferente a los demás. Ya adolescente y en búsqueda de sí mismo, viaja primero a la India, luego a Pakistán y de ahí brinca al Himalaya donde un grupo de budistas lo asumirán como uno de "los nuestros", lo pelan a rape y le dicen que su vida tiene un destino especial, "regresa allá y cúmplelo", le advierten. Es un consejo que Jobs jamás va a olvidar, por más que algunos biógrafos y no pocos críticos creen que la anécdota es ficticia. El caso es que, a su regreso, Jobs ya no es el mismo.

Con una inversión inicial de dos mil dólares y otro tanto cortesía de la venta de una Combi, Jobs y Steve Wozniak fundan Apple Computers en 1976 en un tallercito. "Ahí comíamos y dormíamos, nuestro universo estaba concentrado en esas cuatro paredes", recordó el precoz genio años después. Mientras el resto del mundo pensaba que el futuro se centraba en las máquinas eléctricas de escribir y que pertenecía a empresas como Olivetti y Remington, los dos jóvenes logran crear el primer prototipo en una caja de madera. Los años siguientes fueron duros pero permitieron a Apple posicionarse como una pequeña empresa de computación, lo que sea que ellos significara a fines de los setenta. Al iniciar la década siguiente Wozniak y Jobs ya eran millonarios, luego billonarios y de ahí multimillonarios. En 1984 lanzan la Apple Macintosh durante la transmisión de los comerciales del Superbowl y menos de seis meses después las computadoras McIntosh de la empresa ya dominaban las oficinas y algunas universidades.

El éxito es tan grande, descomunal, que abruma a Jobs, quien gustaba de organizar sus reuniones pidiendo cajas y cajas de pizza y refresco; los empleados no llevan traje ni corbata y pueden ir vestidos como se les pegue la gana y las jerarquías solo funcionan dentro de la oficina pues fuera de ella todos son los amigotes de siempre. Pero el ambiente comienza a tensarse: Jobs se muestra como un jefe obstinado, tremendamente terco e intolerante hacia quienes no piensan como él pues no a todos gustan sus extravagancias, menos a los accionistas quienes planean derrocar a Jobs y sustituirlo por John Sculley, un empleado de rango menor. La gente comienza a perder la fe en Apple y la empresa comienza a desangrarse de modo que una tarde de 1985 se le comunica a Jobs que la Manzana había dejado de ser suya. Jobs se retira y jura jamás mencionar otra vez el nombre de Apple.

Al principio los nuevos jefes parecen haber domado al mercado que ve en la Mac al sueño materializado del geek más exigente, pero cometen un error garrafal cuando hacen exclusivo su software y evitan hacerlo compatible con Windows, por entonces una empresita cuyo cofundador era el anteojudo nerd Bill Gates. Cuando éste consigue vender la licencia de Windows a las principales manufactureras de computadoras Apple se derrumba al punto que sus acciones eran vendidas a precio chatarra. Jobs difícilmente estaba en condiciones de reír su venganza pues su nueva empresa, llamada NeXt tampoco lograba despegar. En 1996 Jobs regresa a Apple entre los ruegos de los accionistas y promete levantarla pese a que se encuentra en etapa de inanición. ¿El resultado? 14 años después The Economist informó que Apple Corp. tenía en activos más dinero que el gobierno norteamericano.

                                                           ***

Frederick Hayek, el gran economista, tenía una teoría del porqué los Estados Unidos eran diferentes al resto del mundo: "En cualquier otro país la gente sueña con hacerse rica ganando el premio grande de la lotería, en Estados Unidos, en cambio, abundan los que quieren hacerse ricos vendiendo una buena idea". Steve Jobs representa el triunfo irrefutable, contundente, de la libre empresa y del sistema capitalista: ¿en que otro país se puede empezar en un tallercito insignificante para terminar convertidos en una de las empresas más poderosas e influyentes de la tierra? Obviamente este es el punto que muchos de los admiradores de Steve Jobs van a omitir, incluido su rival Bill Gates.

Preguntémonos si alguien con un cerebro superdotado como Steve Jobs hubiera fallecido con el agradecimiento de millones de individuos de haber nacido y crecido en la sierra oaxaqueña, en un barrio de Caracas, de Buenos Aires o aun en Francia, país éste último que desde hace rato se quedó muy atrás en innovaciones tecnológicas y de informática. La historia de Apple repite el patrón del éxito capitalista desde todos los ángulos. Se puede caer una vez pero es posible levantarse, y con más fuerza, si las condiciones económicas y el respeto a las leyes son favorables; sólo en un ambiente de libre empresa como el que aún se respira en Estados Unidos fue posible que un producto como la computadora bajara de un precio estratosférico a otro accesible aun a los sectores más bajos de la sociedad. Al igual que ocurrió casi un siglo antes con Henry Ford, Steve Jobs se esmeró en ofrecer un producto que fuera no solo confiable sino que el usuario se sintiera a gusto con él. Apple Computers no se levantó de su caída por algún rescate financiero del gobierno federal sino por ofrecer al cliente un artículo de alta calidad que desafiara a sus competidores. 

Cada producto que ofrecía Steve Jobs iba en el sentido de fortalecer a la libre empresa y al libre correr de las ideas. Cuando se pensaba que era legítimo robar canciones a través de un sitio como Napster, Jobs entró en conversaciones con las principales disqueras, acostumbradas a hacer negocios a la antigüita y acordaron fundar ITunes, una de las empresas más rentables de la red, y ofrecer la música adquirida legalmente con la más alta calidad de sonido. Cada producto de Apple nos facilitó la vida e hizo más divertido el uso de la electrónica.


Por ello extrañaremos, y doblemente, a Steve Jobs. El mundo ha perdido, también, a uno de sus más grandes defensores de la libertad individual y del espíritu norteamericano para hacer negocios. Cuando el gobierno de Barack Obama le lanza loas a Steve Jobs, es difícil que no se esté mordiendo la lengua.

 

 

Previo

Las teleperadas en Telehit

Antes impensables, las altisonantes se escuchan hoy en prácticamente todos los canales que Televisa maneja en la TV por cable, aunque en Telehit destacan tres emisiones con albures, chistes y doble sentido. Sin embargo alguien en esa empresa confundió el humorismo y las palabrotas con la agresión abierta

Copyright 2011 Derechos reservados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de  Medios

Las teleperadas en Telehit

El opaco 30 cumpleaños de MTV

Un tabloide sin ética alguna... igual que sus críticos

Si ellos lo dicen, debe ser verdad

Air America, el sueño liberal que se desplomó

Esa revista llamada, Tele-Guía

Más que presunta, muy clara censura

Ni medio actor responsable

Archivo

 ¿Desea opinar sobre este artículo?

[email protected]

[email protected]

1 comentarios

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás