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La
carencia total de escrúpulos es cosa diaria en el periodismo
inglés. ¿Entonces por qué el escándalo que llevó al cierre de
un tabloide provocó tanta alharaca? El hilo conduce
a los intereses de Rupert Murdoch en Norteamérica, en especial
Fox, que desbancó a las otras cadenas noticiosas. Una
historia donde la ética viene a ser un exoticismo, algo que
se extinguió hace rato
JULIO, 2011. ¿Quién lo duda? Lo hecho por el tabloide
News of the World fue algo tan deleznable que si a los responsables se les abriera proceso penal pocos se manifestarían a favor de los periodistas, o al menos eso
dicen ser. Igualmente muchos se alegrarán por la penitencia de los empleados, traducida en el despido y en el cierre de un periódico que salió a la venta por primera vez cuando la Reina Victoria
gobernaba Gran Bretaña. News of the World soportó dos guerras mundiales, innumerables demandas, cambios de dueños, huelgas, golpes internos y todo lo que pueda uno imaginarse en 168 años de existencia. Pero el escándalo
actual representó mucho de modo que el pasado 10 de julio apareció el último ejemplar. Hasta el momento
News of the World tenía una circulación comprobada de 2.5 millones de ejemplares, cantidad
superior a la del tiraje de cualquier medio impreso en México.
El escándalo cimbró al emporio del magnate australiano Rupert Murdoch, quien viajó de Nueva York a Londres a fin de afinar detalles para el cierre del semanario. Es un golpe que llega en momentos que estaba a punto de adquirir en su totalidad la British Sky
Broadcasting Group de la cual tiene hasta hoy el 40 por ciento de las acciones. La negociación se ve hoy frustrada --"se encuentra hoy muerta en el agua", cabeceó
The Financial Times--, sobre todo por la intervención del gobierno británico que ya declaró bloqueará que el magnate consume la compra.
La prensa de izquierda en ambos lados del Atlántico ha mostrado una extraña fascinación en torno a lo que ya llaman "Rupertgate".
The Guardian, por ejemplo, ha publicado todos los detalles de manera obsesiva, como si se tratara de un trabajo de inteligencia y en Estados Unidos,
Newsweek pondera las repercusiones que el cierre de News of the World tendrá en los medios de ese país, y saca de la manga la pregunta "¿alcanzará a Fox
News el escándalo?" A los editores del semanario les salió una bola, por preguntones.
Se trata de cuentas añejas que muchos medios tienen con Murdoch, quien de sacar un pasquincito en Adelaide, Australia allá en los sesenta, pasó a convertirse en el mayor poseedor de rotativos en el país canguro. En los ochenta Murdoch brincó a Estados Unidos, adquirió Fox, la "cuarta cadena" que disputó el pastel a las ABC, CBS Y NBC. Y con el fin de enfrentar directamente a sus competidores, el
megaempresario se hizo ciudadano estadounidense.
En el 2010 el magnate consumó algo que enfureció a no pocos cuando adquirió el venerable
Wall Street Journal, principal competidor del The New York Times. Por ello no extraña que este matutino, en curiosa concordancia con
The Guardian, esté obsesionado con el asunto.
Hollywood también ha hecho mofa de Murdoch. Broadcast News, una cinta estelarizada por William Hurt,
ubicaba al villano con alguien más que extraordinariamente parecido al
empresario. Pero la caricaturización más conocida se dio con la cinta
Tomorrow Never Dies de la saga James Bond. Jonathan Pryce caracteriza a Elliot Carver, un villano que siempre viste de negro, tiene calva incipiente y lleva anteojos de
rejilla. No es casual que el negro sea el color favorito de Murdoch, que también
lleve ese tipo de gafas y que uno de sus primeros periodiquitos llevara el título de
Tomorrow (Mañana) como el de la cinta del superagente inglés.
¿Y por qué semejante obsesión? ¿La ética periodística? Difícil. Estos mismos diarios que lloran por tan sacrosanto concepto no tuvieron empacho en publicar la información que
Julian Assange, casualmente otro australiano, les proporcionó y que pusieron en peligro la vida de muchos soldados destacamentados en Irak y
Afganistán. "Es bueno revelar aquello que esa gente desea que se mantenga en secreto... es una buena práctica...", señaló Dick Holster, un editor de
The Guardian. Pero por lo visto lo que es una buena práctica para unos es algo reprobable
en otros: The Guardian, El País y The New York Times, el trío de diarios
progres más importantes del mundo, publicaron la información comprometedora
de Wikileaks por las mismísimas razones que llevaron a News of the World a
hackear los celulares de políticos, celebridades y aun una muchacha que llevaba varios años muerta: atraer lectores y vender más periódicos. Estos medios también han pisoteado toda ética periodística; la diferencia es que no se consideran a sí mismos pasquines.
Hay otra razón, naturalmente. A diferencia de las otras tres cadenas televisivas que cada día pierden público y anunciantes, Fox se encuentra hoy en su mejor momento y
The Wall Street Journal ha mostrado una alza en su circulación desde que fue adquirido por Murdoch mientras
The New York Times no encuentra la manera de detener su vertiginosa caída en ventas e ingresos. Sin embargo todos estos medios, en especial los norteamericanos, se frotan las manos (como lo hizo el texto ya referido de
Newsweek) ante la posibilidad que el imperio de Murdoch se derrumbe junto con Fox News, la cadena propiedad de Murdoch que maneja un tono "conservador" en sus noticias.
Sus críticos alegan que representa "los intereses del Partido Republicano" --como si las demás cadenas no promovieran abiertamente los intereses de los demócratas-- y que es "derechista", "intolerante" y "racista", entre otras lindezas. El caso es que desde que Fox News buscó atraer televidentes con esa tendencia, sus ratings se elevaron y hoy rebasa en preferencias a CNN y MSNBC, cadena esta última que, según Nielsen, es sintonizada en horas pico por apenas 450 mil
personas, algo cercano a la nada en términos de teleaudiencia.
Es así como estos medios progres buscan derrumbar, como carambola, a esta cadena informativa que los destronó en ratings mediante el escándalo de
News of the World. Por ello anhelan, ruegan, para que el emporio de Murdoch
se derrumben y las cosas regresen a como estaban antes de la llegada del magnate australiano.
Si consiguen ese objetivo es algo que se verán en pocos días. Pero en ello nada tiene que ver la supuesta ética periodística. Ese elemento desapareció en ese gremio hace mucho, muchísimo tiempo.
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Si ellos
lo dicen, debe ser verdad
¿De repente ve usted en su serie favorita de televisión esquemas y patrones que ridiculizan a la familia o atacan el concepto que de ella hemos conocido por décadas? De acuerdo a este autor, más que coincidencia, ello es uno de los propósitos de los principales magnates de
la TV norteamericana quienes, ya en confianza, externaron lo que rara vez declaran en público
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