fasenlínea.com

Análisis, comentario y demás

 
Inicio Nacional Internacional Cine DVDs Medios Literatura Y Demás

Medios

Logros, anécdotas y corajes cibernéticos 

Tras maravillarnos con la tecnología virtual vienen los enojos, las frustraciones y la sensación de estar atrapados en una vorágine de necesidades artificiales. Suena arriesgado proponerlo, pero si ya tenemos un día sin auto, ¿seríamos capaces de autoimponernos un día sin Internet?

(Transcripción de la conferencia dictada por Oscar Fernández el pasado 16 de enero como parte de la serie Universidad, progreso  y Tecnología de la Universidad Millenium)

FEBRERO, 2010. Ahora que me encuentro frente a un auditorio donde la mayoría de los presentes tienen menos de 25 años de edad, puedo decirles que son ustedes parte de una generación que domina un lenguaje que la generación inmediata anterior desconocía, un idioma incomprensible para quien súbitamente brincara de los años 80 al presente. La de ustedes es una generación que ha recibido una catarata de neologismos, o palabras nuevas pero que las usan tan cotidianamente que apenas y pueden percibir esto. Por ejemplo, si en 1985, cuando muchos de sus padres estaban ligando, si alguien me invitara a chatear me quedaría turulato, pues se trata de una palabra nueva, si mucho de la misma edad que muchos de ustedes. ¿USB, y eso con qué se come? ¿Módem? ¿Blackberry, te mando un mail, voy a subir la información, ahorita estoy desconectado o estoy en el messenger...? Todos esos términos no existían en la galaxia de los ochenta y setenta en la cual crecí. Así como si a ustedes les menciono cosas como elepés, cassettes, 8 tracks o bípers se me quedan viendo como si estuviera loco, así se les quedaría viendo alguien que brincara directamente de aquellas décadas a nuestro presente; los consideraría chiflados a ustedes.

Que el internet ha facilitado nuestras vidas, sin duda, empezando porque mandó a la obsolescencia los timbres postales, al telégrafo y la máquina de escribir así como al aguantar la pésima programación radiofónica, en fin, ustedes ya saben todos esos beneficios más que yo. Pero hete aquí, dirían los filólogos --voy a aventarme algunos terminajos como éste, así que les encargo atención--, dirían los filólogos, que el Internet también ha traído muchas cosas que no sólo han cambiado el esquema familiar sino que nos hacen pasar corajes y situaciones de muy señor mío, situaciones y corajes que en los setenta u ochenta jamás nos preocuparon pues no existían. Empecemos por el que yo llamo "la familia que está pero como si no estuviera".

La llegada del módem inalámbrico modificó mucho el esquema familiar. Hasta hace unos años era el adolescente el que acaparaba el Internet, o la línea telefónica, que para el caso era lo mismo. Pero las computadoras se fueron haciendo más pequeñas, más ligeras, más prácticas de modo que al rato, y hasta hoy, la familia está en casa, bueno, está físicamente pues ahí vemos a papá, a mamá, a la hermana, al hijo, pero sus mentes andan en otro lado: el papá, por ejemplo, está pegado frente a la pantalla consultando saldos bancarios, una colección de automóviles o alguna tienda cara donde piensa comprarse un traje, una camisa o un par de papos. (risas) La madre revisa las recetas de cocina en línea, chatea con alguna amiga de la prepa, los hermanos chatean cada quien por su lado con los mismos amigos que esa mañana vieron en el colegio. Yo recuerdo que en mis años (sí, ya escuché los UUUUUUHH, pero a mucha honra) a los compañeros de escuela ya no los veía por la tarde, o cuando estudiaba por la tarde nunca les hablaba a casa por la mañana a menos que se tratara de reunirnos para hacer un trabajo en equipo. Pero eso de ver a tus compañeros por la mañana y chatear con ellos en la tarde o revisar sus facebooks me parece, o mucho amor o mucha necesidad de saber de ellos. En fin, el caso es que los hermanos (que otra cosa, entre ellos no se soportan), revisan el youtube o bajan sus canciones preferidas. Sin duda, ahí están pero como si no estuvieran...

Esto difícilmente nos causa coraje, simplemente es un símbolo de los tiempos. Lo que sí nos sulfura es lo que relataré y que, sin duda, a ustedes también les ha ocurrido. Empecemos por la idiotez a la que podríamos definir como "falta un elemento":

Quieren ustedes ver una página que les recomendaron ampliamente, la goglean, encuentran la dirección y entran a la página pero lo primero que aparece, en la parte superior, es lo que yo llamo animaciones estúpidas, publicidad que tu no necesitas y que jamás pediste, pero esa animación estúpida ya detuvo el ritmo de tu computadora que hasta entonces había brincado jacarandosamente de página en página pero que ahora súbitamente se alenta. Entonces te desesperas un poquito y pasas el ratón por la animación estúpida ¡tremendo error! La animación estúpida se expanderá con un video (risas) que lo mismo presentará cortos de película, una modelo que habla y habla pero que no la escuchas (carcajadas) estrellitas y demás tonterías. (risas) Para entonces, hasta el momento ha pasado casi un minuto. Finalmente aparece otro anuncio, otra animación y de repente hasta minivideos que, obviamente, alentan todavía más a su abrumada computadora. Ya como a los tres minutos aparece el texto, lo que tu quieres ver pero oprimes el ratón y la página no se mueve porque abajito se te indica que "falta un elemento", estupidez mayúscula que te impide comenzar a leer el texto Finalmente el elemento baja ¿y qué hace? ¡Oscurece la imagen seguida de un anuncio que incluye una encuesta donde se te pide tu opinión de esa página o tontería afín!

Cuando abandonas esa página ¡sorpresa! sientes que tu computadora sigue lentona. Y es que esas animaciones estúpidas, esos pop ups --un amigo les llama popós (risas) pero no digan que yo les dije así-- dejan en el disco duro eso que se llaman tracking cookies, o galletitas que recogen información de las páginas que visitas para así configurar los anuncios y otras animaciones estúpidas con publicidad que según ellos llena tu perfil. Hagan de cuenta que esas cookies son como si a una sábana que vas arrastrando le pusieran más y más piedritas lo que hace más difícil que la sigas arrastrando conforme vas avanzando. Tienes que cerrar el Explorer, porque generalmente es en ese sistema operativo donde se regocijan las animaciones estúpidas, y empezar de nuevo. Y eso pasa aunque tengas la computadora más rápida del mercado, aunque claro que si tu compu es lenta, olvídalo, mándate revisar la bilis a ver si todavía te queda algo de ella...

Claro, puedes bajar programas que bloquean esas animaciones estúpidas pero hay páginas que se plano se niegan a abrirse cuando detectan ese software, lo cual desemboca en la antepenésima mentada de madre contra los diseñadores de esas animaciones estúpidas... en suma, estamos atrapados por ellas. (risas).

Otro punto es el correo, o el e-mail, que nos dicen ya va en bajada y que no es tan popular como en otros momentos, entre otras razones, porque la mayoría preferimos comunicarnos al instante o en el messenger podemos dejar recados a la gente que en ese momento no se encuentra en línea. Pero hubo un tiempo en que era indispensable, era el Facebook de hace uno o dos lustros. En ese entonces, cuando comenzamos a abrir nuestras cuentas de correo, recuerdo, abríamos todo lo que nos llegaba, orgullosos por ser tan populares aunque jamás hubiéramos escuchado de los remitentes. La mayoría de esos mensajes eran publicidad igualmente estúpida de las estúpidas animaciones, y debo confesar que al principio era simpática. Pero cuando la borrábamos y al día siguiente llegaba otro mensaje aquellos empezaba a incomodarnos, peor aún cuando bloqueábamos al remitente y seguía enviando sus mensajitos mediante otra cuenta hasta que el número de bloqueos posibles se saturaba. Más adelante el Hotmail, que comenzó independientemente hasta que fue absorbido por Microsoft, localizó el problema y abrió un espacio para "correo chatarra" aunque con frecuencia aún se cuela la basura publicitaria a nuestra cuenta "legítima", entre comillas.

El Internet, se nos dice, pronto saldrá de las computadoras las cuales aparentemente serán obsoletas dentro de unos años cuando todos estemos conectados con nuestro blackberry. Esa idea se me hace muy apresurada, primero, porque las oficinas requerirán computadoras por un tiempo más. De donde difícilmente saldrá será de nuestras vidas, y es aquí donde quisiera enfatizar un punto.

Hace aproximadamente un año un diario chileno propuso a varios voluntarios que durante un mes se abstuvieran de entrar al Internet, un experimento que arrojó resultados curiosísimos. Muchos voluntarios dijeron que su vida social se vio afectada pues sus amistades les enviaban twitters, mails, invitaciones y en facebook y como no las contestaron tomaron aquello como una ofensa (el blackberry también fue prohibido en el experimento), otro voluntario aceptó que estaba enloqueciendo ante su "dieta diaria de bites" como la definió, pero una voluntaria, lo recuerdo bien, aceptó haberse sentido mejor y agregó que desde entonces hay un día en que no se mete al Internet y se dedica a hacer otras cosas como, por ejemplo, leer un libro, escribir a mano, darse una vuelta por las tiendas, visitar personalmente a viejos amigos, descansar y dejar su blackberry abierto sólo para emergencias. Algo que dijo se me quedó muy grabado: "El Internet sigue siendo nuestro sirviente pero al mismo tiempo ya somos sus esclavos, por lo menos una vez a la semana dejemos en claro que somos capaces de romper esa inercia".

Sé que es difícil y seguramente ustedes ya saben cuál es mi propuesta. En lo personal el martes es un día en el cual para mi el Internet no existe y trato de emplear ese tiempo en otras cosas, del mismo modo en que el domingo tengo ciertas horas en las cuales me he prometido no entrar en línea, algo que no resulta fácil cuando, como yo, se tiene una página web. Pero ese tiempo ha servido para enterarme de muchas otras cosas, leer, leer, leer, escuchar música... sí, ya sé que la red puede ofrecernos todo esto, pero yo prefiero hacerlo a la antigüita aunque sea por un día, así como para dedicar un rato a la introspección, algo que ha servido para relajarme y enojarme menos por las "animaciones estúpidas" que antes me hacían querer golpear la silla en frustración.

Un día sin Internet sonaría a sacrilegio para muchos de ustedes pero, créanme, es positivo y ayuda a no perder piso con el mundo que habitamos. Rompamos esa inercia. Nunca negaré la importancia y el mar de información que el Internet nos ha proporcionado, pero muchos de nosotros ya traíamos esa curiosidad desde antes que se popularizara. Sirve que también ese día dejamos descansar a nuestra computadora. Igualmente se lo merece.

Gracias por su atención y espero encontrarnos pronto nuevamente.

 

 

Texto anterior

La radio y su frenética baja en calidad

 

Una manera infalible de demostrar el descenso educativo de un país se refleja en lo que transmiten sus estaciones radiofónicas, la cultura de sus locutores y su formato musical. En tal sentido México también reprueba penosamente. Y pensar que alguna vez tuvimos radio que apostaba a una alta calidad

Copyright 2010 Derechos reservados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Y Medios

La radio y su frenética baja en calidad

Estos videos no debe dejarlos pasar

Usted nomás ofrezca

¿Lo extrañaremos, Bob Guccione?

Ese metal que hemos visto en TV

Televisa se avienta otro ECO;  a ver cómo le va

La etapa terminal del Reader's (Selecciones) Digest

Hora de bajar la cortina, Mr. King

Archivo

 ¿Desea opinar sobre este artículo?

[email protected]

[email protected]

3 comentarios

tepe_arvide escribe 18.02.11

Luego de reírme un rato con el artículo sobre los corajes del internet, quisiera comentar que las "animaciones estúpidas" son las que hacen posible que mucha de la información disponible en la red sea gratuita gracias a quienes invierten en publicidad, algo similar ocurre con al televisión abierta donde para ver una película tienes que aguantar una catarata de comerciales y si quieren evitarlos tienes que pagar por canales de tv o satelitales. Pero de cualquier modo y si ya no se quieren ver esas animaciones estúpidas se puede bajar un programa gratuito que se llama ADblocker Plus aunque sólo es posible hacerlo con el navegador Mozilla Firefox.

paco_meraz escribe 17.02.11

¿Un día sin Internet? ¡Prefiero un día sin pensar en sexo, es menos difícil!

felipillovox escribe 16.02.11

Lo cierto e innegable es que nos hemos convertido en esclavos del internet y que dejar de consultarlo un día es algo realmente complicado, sin embargo me parece una buena idea hacerlo aunque sea una vez al mes y ya después vemos si le vamos aumentando días, aunque la verdad no prometo nada. Saludos

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás