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La radio y su frenética baja en calidad

Una manera infalible de demostrar el descenso educativo de un país se refleja en lo que transmiten sus estaciones radiofónicas, la cultura de sus locutores y su formato musical. En tal sentido México también reprueba penosamente. Y pensar que alguna vez tuvimos radio que apostaba a una alta calidad

ENERO, 2011. Los días en que el acceso a la radio se limitaba al perímetro donde radicamos son relativamente cercanos: hasta hace poco teníamos que adaptarnos a lo que las difusoras locales nos proporcionaban, a tragarnos el coraje cuando la estación favorita súbitamente cambiaba su formato, a soportar las "cadenas nacionales", a los noticieros inacabables, a los locutores que se meten a mitad de un tema para enviar saludos, a la canción cortada antes de tiempo en aras de aumentar la barra comercial, los anuncios a gritos, las voces engoladas, a las cortinillas aderezadas con ruidos supuestamente espaciales pero hechos son sintetizador, a las frases proferidas con voz de robot de Star Wars en las difusoras "juveniles", a las complacencias que cierran con "también para usted señor locutor, que es tan amable" y a los insufribles anuncios cortesía del Estado mexicano.

La llegada del Internet resultó en una bocanada de aire puro para quienes estábamos exasperados. De repente teníamos a nuestra disposición el audio estereofónico de cientos, miles, de estaciones comerciales de todo el mundo, y de otras especializadas que únicamente transmiten en la red. Súbitamente se nos abrió un mundo que, en contraste, denotaba nuestro atraso en cuestión de cómo hacer radio... bueno, radio de calidad.

Una radio de calidad que, para sorpresa de las generaciones jóvenes, alguna vez existió en México. Todavía a mediados de los noventa se pedía a los aspirantes a locutores que presentaran un examen en la SEP. Y no se trataba sólo de hablar frente al micrófono: los sinodales realizaban preguntas sobre cultura general se debían responderse rápido y ahora sí que en el aire, se regañaba a quien engolaba la voz (engolar es fingir su tono real) y se daban improvisadas notas sobre las que había que hablar coherentemente. Es verdad que a veces nos preguntábamos cómo fue que muchos locutores habían obtenido su licencia pues al escucharlos nos imaginábamos a un jamelgo frente al micrófono, pero por lo menos se notaba un esfuerzo del Estado por mantener cierto estándar en la calidad radiofónica. Pero el referido examen fue suprimido en 1998 y hoy sólo basta una recomendación del medio para obtener la licencia.


Asimismo, cuando las primeras difusoras de FM salieron al aire la intención de los concesionarios, con apoyo tácito de la SEP --que entonces supervisaba los contenidos, labor que luego le fue transferida a RTC, dependiente de Gobernación-- era ofrecer una radio "de calidad" dado que entonces ¡sí, ya desde entonces! se consideraba que la AM era un caso perdido. Y en efecto: las primeras difusoras de FM en México se especializaban en transmitir música clásica, instrumental y éxitos pop, la mayoría de otros países. Por ejemplo, de aquellos tiempos destacaba Radio Mil en la ciudad de México, considerada una de las mejores difusoras de música clásica de América latina.

Todo ello comenzó a cambiar al principiar los ochenta. La crisis económica hizo que los concesionarios fueran en busca de anunciantes a los que antes no se acercaban, a lo que se juntó otro factor: desde los setenta, los niveles de educación habían bajado radicalmente con lo que el gusto musical bajó varios escalones; y en lo que comenzó como una pequeña grieta, el formato de AM se filtró lentamente en el espectro FM, y conforme maduró la década aquello se convirtió en inundación. Para el segundo lustro ya no había diferencias palpables entre el AM y el FM. Ello también afectó los formatos: como si fuera regla general, las difusoras otrora clásicas o de "música bonita" cedieron al género ranchero, de ahí al tropical y más tarde al grupero, donde permanecen hasta hoy. En un esfuerzo sobrehertziano, Radio Mil intentó en lo posible mantener su perfil hasta que en 1998 cedió y cambió a "La Picosita". "El público simplemente ya no estaba allí", refirió un locutor de Radio Mil meses después, "y sin público no se puede sobrevivir".

Hoy en día cualquier ciudad mexicana de mediano tamaño mantiene una constante en su formato radiofónico: el AM está lleno de estaciones que van desde género ranchero, pop en español, "del recuerdo" y noticieros mientras que en el FM las estaciones gruperas ostentan la mayoría seguidas del pop en español, una que otra cultural (generalmente solventadas por universidades públicas o privadas), las que incluyen hits en inglés y español en un formato copiado del MTV Latino y, casi por milagro, las que transmiten hits clásicos en inglés. Por último están las dedicadas en su totalidad a la radio hablada. Y de éstas nos ocupamos el siguiente párrafo.

El ya fallecido Joaquín Vargas, fundador de StereoRey, luchó hasta el final por mantener un alto estándar de calidad en sus difusoras, por ello a mediados de los 80 inició la modalidad de los noticieros en FM ante la tendencia, que ya abundaba en AM, de convertir a las estaciones en meras sinfonolas que no transmitían ideas. El programa Para Usted, que luego cambiaría el nombre Para Empezar tuvo tanto éxito que pronto surgieron más emisiones que no sólo eran noticieros sino que ofrecían análisis y un conductor relativamente informal. En cierto modo era una reproducción de los "zoos" de la radio norteamericana aunque pronto adquirió una identidad propia. Entre los pioneros están Pedro Ferriz de Con, Carmen Aristégui y Javier Solórzano, un trío que más tarde emigraría a Imagen Informativa y de ahí al rompimiento... poco amistoso, por cierto. Más tarde entraron a a la modalidad Eduardo Ruiz Healy, José Gutiérrez Vivó, Ricardo Rocha y muchos más, buena parte de ellos provenientes de la TV.

La radio hablaba permitía opiniones más críticas al gobierno, por entonces priísta. Las editoriales, los comentarios poco favorables al presidente de la República eran algo que en televisión no existían y sólo podíamos leer en la prensa escrita o la radiofónica: ya desde el gobierno de Carlos Salinas podía percibirse, que el único medio que estaría más maniatado sería la TV debido a que se le considera que tiene un poder de penetración más grande (verdad a medias: toda investigación arroja que la radio sigue siendo la soberana en preferencias, si bien se le sintoniza por menos tiempo).

Pues bien, y dado que por lo menos durante tres años no habíamos escuchado más que la radio por Internet como esparcimiento decidimos darle un repaso a la radio hablada mexicana la cual únicamente solemos escuchar por la mañana antes de ir al trabajo. La mayoría de sus titulares se encontraba de vacaciones pero quienes los suplieron hacían muy buen trabajo y ofrecían un nivel informativo bastante bueno. En tal sentido la radio hablada en México se ha convertido en valioso activo donde hay una variedad interesante en puntos de vista. Existen excepciones, claro: hay noticieros, sobre todo en las ciudades pequeñas, donde los titulares marcan un enfadoso oficialismo hacia el Señor Gobernador y el Señor Alcalde, siempre que sean priístas; son residuo de aquellos pasquines inofensivos pero de los que cada mes su director recibía su chequecito cortesía del gobierno estatal o el municipal. Pero en lo general el saldo es bastante bueno.

No ocurre lo mismo, desafortunadamente, con los formatos musicales, llenos de cortinillas arcaicas, locutores gritones, interrupción irrespetuosa a media canción. La mejor propuesta la encontré en RMX, pero únicamente en su contenido musical pues en algunos programas, como uno titulado La Suerte del Conejo, son francamente insoportables. O quizá ya está uno viejo para ese tipo de humor.

En suma, la radio en México sigue atrapada en los mismos formatos; la diferencia más grande es que el número de estaciones gruperas han tenido un crecimiento exponencial, un tipo de música que, si bien entretiene, el reto musical que propone al oyente es cercano al cero. Por ello y para tener un termómetro más certero de dónde nos encontramos como país, la radio nos da muestras de ello: temperaturas bajas, bajísimas, cercanas a la pena.

 

 

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2 comentarios

bruno_diaz_de_tapia escribe 06.01.11

Bendito Internet que nos da la oportunidad de escapar a la basura radiofónica que se transmite en México, ahi nos damos cuenta de todo lo que han avanzado en otros paises y vemos como aquí seguimos en el peor atraso con una radio que da vergüenza y no se tiene el mínimo respeto para el escucha. Pero repito gracias al Internet ya no tengo por que preocuparme de que escuchar ni me veo obligado a apagar el radio cuando comienza la Hora Nacional.

ruthasbeto-rever escribe 05.01.11

Los concesionarios mexicanos han hecho un gran esfuerzo para mantenerse en el aire y dar una variedad en su programacion pero desafortunadamente como país pobre que somos la calidad necesariamente también es pobre, pero tambien creo que tenemos muy buenos programas de análisis donde se habla libremente de todo tipo de temas

 

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