Medios
Infomerciales:
la plaga que no se irá
Si usted llama dentro de
los siguientes 10 minutos recibirá un producto milagroso así como un
regalo extra igualmente maravilloso... El mundo de los infomerciales nos
ha invadido al punto que sin saber los financiamos al pagar por sintonizar
canales de cable. Y la caza de incautos, dado el dinero que manejan, no se
detiene
MARZO, 2011. Es un producto que únicamente se vende en televisión y no está a la venta en
las tiendas convencionales. Su objetivo es hacernos la vida más fácil o bien quitarnos algún mal que nos ha aquejado por años y que la medicina normal no ha sido capaz de
erradicar. Sus capacidades suelen ser, por regla, excepcionales, y a ellas se sumarán varios testimonios de gente que aparecerá en dos fotos, una de "antes" otra de "después" lo que nos permitirá atestiguar el asombroso cambio. ¿Ve usted a ese gordo que apenas se podía mover, convertido ahora en Adonis debido a la "fórmula mágica"
de un producto que hace perder peso con efectiva rapidez? Los insectos resistentes, las abolladuras, la ropa difícil de planchar, las manchas en la piel ¿qué milagro no nos pueden proporcionar los infomerciales? Además de eso, si usted pide el producto dentro de los siguientes 10 minutos recibirá un regalo extra; no importa que sea de madrugada, nuestras operadores estarán esperándolo.
Y si el informercial va acompañado de alguna celebridad, pues qué mejor, si es que se trata de inspirarle confianza al televidente escéptico, quien se debatirá entre el dilema de si lo que le cuentan es cierto
lo que le dicen o si al final terminarán esquilmándolo con todo y la infaltable promesa de que si usted no está convencido en los primeros 10 días sólo regrese el artículo y se le reembolsará el dinero "sin hacerle pregunta alguna". Para respaldar lo aseverado, en el informercial tendremos como promotor a alguien que hace tiempo, mucho tiempo, hizo algo medianamente relevante en algún programa de televisión o el cine. En Estados Unidos han salido en los informerciales gente como Loni Anderson --mayor logro: haber estado casada con Burt Reynolds--, Míster T --mayor logro: haber sido rival de Rocky y tener una serie de dibujos animados-- Martika --mayor logro:
interpretar la insoportable canción llamada "Toy Soldiers"-- y Ron Jeremy --mayor logro: haber filmado más de 1000 películas XXX-- mientras en México destaca Carmen Salinas cuyo mayor logro es haber hecho el papel de "La Corcholata" en
Las Ficheras (1977), financiada con dinero oficial. Como se ve y ya de entrada, si los productos de los infomerciales son tan maravillosos ¿por qué se invita a que les hagan publicidad celebridades que están cerca o ya aterrizaron en la obsolescencia?
Los primeros infomerciales --mezcla anglosajona de "information" y "commercial"-- se remontan a los años cincuenta, y si llevaban ese curioso nombre de debía a una razón. Eran segmentos realizados en vivo que ofrecían noticias breves aderezadas con anuncios presentados a manera de carteles o fotografías con los cuales la televisión daba espacio a gente que no podía costearse los gastos que representaban los comerciales rodados por los gigantes. Por lo general aparecían dentro de las emisiones maratónicas comunes en aquella década aunque cayeron en desuso conforme
aumentaron los programas y las series grabadas donde era más difícil participar como patrocinadores.
Fue hasta 1975 cuando un tal Joseph Adriano, publicista de Nueva York, aplicó una fórmula que reviviría a los informerciales a niveles impensados. Adriano consiguió que varias televisoras locales del área le arrendaran espacios una vez que recibieron autorización de la Federal Communications Company (dependencia
encargada de regular a la radio y la televisión) para transmitir las 24 horas. En altas horas de la noche los costos
publicitarios bajaban enormemente y las estaciones tendían a perder dinero transmitiendo películas a esas horas. Adriano tuvo la ocurrencia de extender los comerciales a una duración de media hora, tiempo de sobra para expandir las bondades del producto. En ocasiones y para engañar al televidente que estaba medio dormido o de plano padecía insomnio se incluían anuncios dentro del informercial. La fórmula ha cambiado poco o nada desde entonces: al principio se expone el problema, dividido en varios ejemplos, uno de los cuales deberá identificar al
televidente y luego se presenta al producto; con frecuencia uno de los presentadores es escéptico pero se "sorprende" ante los resultados y termina recomendando el producto.
Sin embargo fue en el sur de California donde los infomerciales tuvieron ventas altísimas, quizá por tratarse de "productos milagrosos" o porque la cantidad de gente que no duerme
ahí por la noche es altísima. Los infomerciales fueron luego traducidos a otros idiomas, y exportados a
muchos países. En Japón, Canadá y Australia esta peste se transmite desde mucho antes que se hiciera en México.
Las traducciones, por cierto, suelen ser literales y deplorables, lo que da a los infomerciales un tono entre grotesco y malhecho: Veamos este ejemplo que promociona un aparatejo: "¡Oh, sí, al probar este producto que elimina abolladuras usted ya no sufrirá más con los raspones!" ¿Quiere esto decir que ese producto también me lo puedo aplicar si sufro
algún raspón y con eso dejaré de sufrir? o qué tal éste, una especie de plancha mágica que asegura cómo "usted ya no volverá a preocuparse por las arrugas". ¿Quiere esto decir que también puedo aplicármelo en la cara para borrarme las patas de gallo?
Con frecuencia nos preguntamos cómo es posible que la autoridad permita la difusión de tanta baratija. lo que ocurre es que los informerciales son fuente vital para los ingresos de las grandes televisoras, e incluso de algunos canales de paga que impunemente transmiten dentro de su horario de transmisión esa basura que jamás les pedimos. Los informerciales comienzan a transmitirse como a las una de la
mañana y terminan como a las 7 a.m. pero con frecuencia a las pocas horas vuelven a transmitirse y duran hasta el mediodía. Son los llamados "tiempos muertos" y que ante la reducción de publicidad oficial y electoral, como en el caso de México, han abierto más los espacios a la publicidad chatarra. Es curioso y paradójico pues mientras a los grandes anunciantes de las atosiga con una jauría de requisitos, los informerciales se saltan toda tranca, como puede comprobarse al ver cómo en México donde los informerciales, con la excepción de su traducción, son los mismos que ve alguien en Wichita Kansas o Vancouver, Canadá.
De repente algún funcionario o burócrata inicia una cruzada para impedir que los infomerciales promuevan mentiras y se termina suprimiendo o sancionando a una o dos compañías, que curiosamente son las asentadas en México, quizá porque la mayoría de las locales anuncian remedios medicinales y pastillas reductivas mientras que las extranjeras por lo general promueven productos electrónicos igualmente milagrosos. Pero lo cierto es que ningún país ha podido con los informerciales dados los millones dólares implicados en el asunto. Porque si esta peste ha durado tantos años se debe a que alguien compra esos productos, quizá por iluso, tal vez por real convencimiento.
Y si los infomerciales producen miles de dólares, lo más lógico sería que contrataran a personalidades más conocidas que un Ron Jeremy o el amigo del primo del productor de los primeros discos de Billy Joel, aunque quizá no haga falta: ya se llenó un nicho de mercado sin necesidad de invertirle gran cosa a pagarle a gente realmente famosa. Y si hay gente capaz de llamar a las 3 de la mañana a esas supuestas operadoras que "están esperándolo", cualquier cosa puede esperarse en ese extraño mundo. Es una
peste que continuará hasta que se haga realidad el programa aquél de The History Channel titulado
La Tierra sin humanos.
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Logros,
anécdotas y corajes cibernéticos
Tras
maravillarnos con la tecnología virtual vienen los enojos, las
frustraciones y la sensación de estar atrapados en una vorágine de
necesidades artificiales. Suena arriesgado proponerlo, pero si ya
tenemos un día sin auto, ¿seríamos capaces de autoimponernos un
día sin Internet?
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