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Donde no manda capitán...

Basada en acontecimientos reales sobre el secuestro de una nave cerca de Somalia, Captain Phillips pone a Tom Hanks de nuevo al frente de un buque, solo que ahora la historia es distinta, dramática y con el toque palpable de un experimentado director. Suba a bordo de la que es una de las películas más aplaudibles de este agónico 2013

Captain Philips
Tom Hanks, Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Shane Murphy 
Dirigida por Paul Greengrass/Translux Films 2013

DICIEMBRE, 2013. Deténte es una palabra que estuvo en boga durante los setenta en los momentos más duros de la guerra fría, y refería a ese equilibrio de fuerzas que obligaban a una tregua implícita entre las potencias, de modo que cualquier provocación resultaría en pérdidas para ambas partes. El deténte prácticamente inició tras la crisis de los misiles de1962 y culminó con la caída de la Unión Soviética.

En esta película dirigida por el británico Paul Greengrass, el deténte vuelve a aparecer en escena, no con las potencias mundiales sino entre un hecho basado en la vida real y en la cual las dos partes se ven obligadas a llegar a acuerdos forzados. También refiere un fenómeno que ya se creía erradicado, el del secuestro y la piratería de naves comerciales de carga. También es una historia que explora los diferentes grados que tiene una reacción humana ante situaciones inesperadas, tema frecuente en las películas de Greengrass, quien hace años estuvo detrás de cámaras con United 93, una de las pocas películas de Hollywood donde a los autores de los atentados del 11 de septiembre del 2001 se les trata como lo que fueron, terroristas, sin justificaciones políticamente correctas o de quienes opinaban que los ataques eran merecidos.

Captain Phillips seguramente le valdrá otra postulación a Hanks como Mejor Actor --muchos suponen que su tercer Óscar está cerca, aunque aquí lo dudamos--, algo que tiene lógica dado que aquí tenemos a un autor más curtido, más dramático y quien en todo momento nos transmite la tensión de un protagonista tan desconcertado como los espectadores cuando nos damos cuenta que cosas que consideramos aberrantes son absolutamente normales en otras latitudes, entre ellas el creer que el subirse a una embarcación ajena y saquear su mercancía es digno de aplauso para los habitantes de un país que convierte en héroes a sus autores.

Richard Phillips (Hanks) es un veterano capitán de un barco de bandera norteamericana. Cuando le ofrecen llevar un cargamento cerca de las costas africanas se alarma ante la frecuente incursión de piratas somalíes pero al mismo tiempo toma la encomienda ante su vida familiar hecha un caos. Efectivamente, cuando pasa cerca de la costas de ese país unos piratas comandados por un tal Barkhad Abdi (Muse) amenazan con matarlo y arrojarlo al mar junto con toda su tripulación. Phillips tiene motivos para sentirse atemorizado dada la desastrosa actuación de las tropas norteamericanas en Somalia, una experiencia que no causó precisamente simpatías entre sus habitantes (Greengrass omite mencionar, por cierto, que ello ocurrió durante los años de Clinton).

¿Cómo es posible que esto suceda en tiempos que apuntan hacia la globalización, hacia la integración mundial?, es lo que se preguntan en Estados Unidos al enterarse que una embarcación de ese país fue secuestrada por unos "piratas de alta mar". El mundo sigue la expectativa. temeroso que en cualquier momento los secuestradores cumplan su amenaza y se deshagan de Phillips y la tripulación. Pero al interior de la nave ocurre un fenómeno extraño: Phillips y Muse comienzan a humanizarse, a ver que entre ellos no hay diferencias abismales que años y años de prejuicios entre sus dos países se han erigido; sin llegar a desarrollar precisamente un Síndrome de Estocolmo, Phillips y sus captores entienden el punto para una solución: a una venganza o un ataque vendrá la represalia que podría llevar a todos a una espiral; sin embargo al mismo tiempo ¿cómo encontrar una salida a la situación sin intervención de terceros? Parece imposible: si dejan ir a Phillips, Muse y su pandilla saben que habrá venganza, tal vez de Estados Unidos, quizá del gobierno somalí.

Experto en desarrollar cintas donde se va desarrollando un dramatismo gradual que nunca suena exagerado, Greengrass logra sacar una de las mejores actuaciones de Hanks y de Abdi; y si bien, como en Vuelo 51 ya conocemos el desenlace, para llagar a él atravesaremos una cadena de emociones, tratos que se deshacen, pasos en falso y, al final, la pregunta de si la diplomacia internacional realmente se encuentra dentro de las expectativas de un mundo globalizado. 

Captain Phillips es una cinta hecha para entretener, pero también pare reflexionar. En una de sus más famosas películas, Hanks manejaba un buque camaronero y luego ganó una fortuna. En esta cinta, al ser tomada a la fuerza su embarcación, Hanks descubre que algunos viajes también son como una caja de chocolates: no sabes lo que te habrá de tocar.

 

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