En el camino por auto-conocernos de forma integral, la necesidad de conocer
profundamente a nuestros sueños es un hecho irrefutable.
En dichas experiencias se reflejan, de una forma o de otra, todos los elementos
psicológicos que componen nuestra psiquis, pues en dichas experiencias
o vivencias siempre encontraremos aspectos relacionados con nuestro infra-consciente
y nuestro supra-consciente, es decir, los aspectos que dependen de nuestras
partes más groseras y más sutiles, respectivamente.
Tener un cuerpo físico equilibrado en las esferas de la acción,
del instinto, del sexo, de las emociones y de los pensamientos será
posible siempre y cuando seamos capaces de descubrir, identificar y comprender
los factores psicológicos causantes de las situaciones desequilibrantes
o desequilibradoras. Transformar sabiamente dichos vicios o defectos en virtudes
es, lógicamente, la tarea a realizar.
El proceso del sueño es algo que realizamos todas las noches. Este
tiempo dedicado al descanso bien puede ser utilizado en beneficio del conocimiento
de uno mismo. Para ello, existe una serie de disciplinas o prácticas
que pueden ser realizadas por cualquier persona, pues todos descansamos, todos
nos dormimos y nadie escapa a dicha actividad.
La práctica más conocida y famosa es el desdoblamiento o viaje
astral, como dicen algunos.
Todas las noches, cuando nos acostamos, soñamos. Normalmente, no poseemos
ningún tipo de control sobre nuestras experiencias oníricas.
En el momento en que una persona tiene una experiencia onírica en la
que tiene control absoluto de sí misma, pudiendo controlar toda la
experiencia que está viviendo, dicha experiencia deja de ser un sueño
e pasa a ser, por derecho propio, un desdoblamiento astral consciente.
Otra práctica también muy importante es el desarrollo de la
memoria del sueño, es decir, adquirir la capacidad de recordar todas
nuestras vivencias oníricas con lujo de detalles.
Dejemos, de momento, la cuestión del desdoblamiento consciente y profundicemos
en la disciplina del recuerdo de nuestros sueños, también conocida
como Yoga de los Sueños.
YOGA DEL SUEÑO
Dicha disciplina consiste en crear condiciones favorables al recuerdo y comprensión
de nuestras experiencias oníricas.
Dichas experiencias nos pueden entregar conocimientos sobre nuestros defectos
psicológicos o sobre cuestiones relacionadas con nuestro Real Ser,
nuestro Íntimo.
Antes de acostarnos para el descanso diario es conveniente poner atención
al estado psicológico en el que nos encontramos.
Quienes debido a circunstancias de la vida llevan una vida sedentaria, nada
pierden y mucho ganan, si antes de acostarse realizan un pequeño paseo
a paso vivo y al aire fresco para ayudar a aflojar los músculos. Este
paseo debe buscar la armonía del organismo y por lo tanto, no debe
existir abuso de la máquina humana.
La cena o comida final del día debe ser ligera, libre de manjares pesados
o estimulantes, evitando ingerir alimentos que puedan desvelarnos o quitarnos
el sueño.
La forma más elevada de pensar es no
pensar.
Cuando la mente está quieta, en silencio, libre de los afanes del día
y de las ansiedades pasajeras, se encuentra entonces en un estado receptivo
y cien por cien favorable para la práctica del yoga del sueño.
Cuando logramos esa receptividad, podemos poner en funcionamiento el centro
Emocional Superior, el cual consigue, aunque sea por un breve periodo, detener
el proceso de pensar.
El estudiante debe pues, poco a poco, buscar un estado de embriaguez dionisíaca,
un estado Emocional Superior, una mística que esté acorde con
las experiencias que busca y anhela. en estos instantes de preparación
deberían sonar las notas deliciosas de las sinfonías de un Wagner
o de un Mozart. La música de Beethoven es también muy apropiada.
En ella, el estudiante sincero encuentra gran inspiración mística,
pues la música de este gran Maestro no es una música de meras
formas, sino que es música de ideas arquetípicas; cada nota,
cada pausa, tiene un significado, produce una emoción superior.
También es muy importante, y aquí el Maestro Beethoven nos vuelve
a iluminar, la devoción a la Madre, al aspecto femenino de Dios, Kundalini
o Isis. Beethoven tenía sobre su mesa de trabajo constantemente a la
vista a Su Divina Madre, la Isis egipcia. Al pie de aquella figura adorable,
una inscripción de su puño y letra decía: “Yo soy
la que ha sido, es y será y ningún mortal ha levantado mi velo”.
Es interesante recordar, en estos momentos, la importancia que tiene la oración
el el trabajo. Somos partes de un todo, y como parte, nos hacemos valer de
la multiplicidad para llegar al Todo. La oración es el método
de comunicación entre las partes y el Todo.
Fuera del cuerpo físico, en las horas del sueño, podemos platicar
con nuestra Madre Divina, como también con las demás partes
de nuestro Ser o los Maestros de la Gran Logia Blanca, visitar los Templos
de Sabiduría Oculta, etc. Por este motivo resulta tan interesante disciplinarnos
en el Astral.
Siguiendo con nuestra disciplina, es muy importante prestar atención
a nuestra habitación en que hemos de dormir. La decoración debe
ser agradable y es aconsejable utilizar en ella los colores primarios: azul
o cyan, amarillo y rojo. Esos colores son el símbolo de las tres fuerzas
primarias: Santo Afirmar (el Padre), Santo Negar (el Hijo) y el Santo Conciliar
(el Espíritu Santo o Madre).
La habitación debe estar perfumada y ventilada, pero no inundada con
el sereno frío de la noche. Sería interesante que nuestra cama
estuviera orientada hacia el Norte. El colchón no tiene que ser ni
exageradamente duro ni tampoco demasiado blando de modo a que no afecte los
procesos del sueño.
Debajo de nuestra almohada colocamos un cuaderno o libreta y un lápiz,
para que nos sea fácil y rápido encontrarlos en la oscuridad.
Las ropas de cama deben ser frescas y muy limpias y podemos perfumar la funda
de nuestra almohada con nuestra fragancia preferida.
Después de cumplir con todos esos requisitos, daremos el segundo paso
de esta disciplina esotérica. Nos meteremos en nuestro lecho y, habiendo
apagado las luces, nos echaremos en decúbito dorsal, es decir, sobre
nuestras espaldas, con os ojos cerrados y las manos sobre el plexo solar.
Permaneceremos quietos en esa posición tratando de relajar nuestro
cuerpo y nuestra mente. Seguidamente nos concentraremos en Morfeo, el dios
del sueño.
Cada una de las partes de nuestro Ser ejerce determinadas funciones y es precisamente
Morfeo el encargado de educarnos en los Misterios del Sueño.
“Tal como es Arriba, es Abajo.”
Todas las partes del Ser quieren el progreso del Todo y Morfeo, como todas,
se alegra en el momento en que nos decidimos a pedir sus instrucciones.
Con mucha fé, suplicaremos a Morfeo que nos ilustre y despierte en
los mundos suprasencibles y en los Misterios del Sueño. Debemos seguir
con nuestras súplicas hasta que empecemos a percibir una somnolencia
muy especial, para pasar a adoptar la “postura del León”:
Echados sobre nuestro costado derecho, con la cabeza apuntando hacia el Norte,
tiramos las piernas hacia arriba lentamente hasta que las rodillas queden
dobladas.
En esta posición la pierna izquierda se apoya sobre la derecha; luego
colocamos la mejilla derecha sobre la palma de la mano derecha y dejamos que
el brazo izquierdo descanse sobre la pierna del mismo lado.
Cuando nos despertemos por la mañana no debemos movernos. En tales
instantes, haremos una retrospección, tirando del primer pensamiento
que tengamos en “estado de vigília”, hacia trás.
Es evidente que ese primer pensamiento está relacionado con el último
pensamiento en nuestros sueños y así podremos ir “tirando
del hilo”, pues cada pensamiento nace de un anterior.
A modo de aclaración, este ejercício se realiza cuando aún
estamos experimentando cierto estado de somnolencia, tratando de seguir conscientemente
la secuencia del sueño. Es algo parecido a cuando nos despertamos de
un sueño agradable y queremos recordarlo casi sin despertarnos o levantarnos
de la cama.
Después utilizaremos nuestra libreta para apuntar nuestros recuerdos
y así llevar un recuento de nuestras experiencias. Con el tiempo veremos
nuestro progreso en sus páginas y además, esta información
nos será útil para dar un futuro paso.
Apuntaremos todo lo que recordemos aunque en un princípio nuestros
fragmentos de memoria no sean demasiado grandes. Todo ello nos será
muy útil para descubrir en nuestros sueños el llamado Elemento
Iniciador.
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