vm v


A todos nosotros, de una forma o de otra, en un momento o otro, nos ha preocupado la cuestión de nuestras deudas espirituales.

De forma intuitiva, sin saber explicar cómo o porqué, intuimos las existencia de una cierta Jerarquía, un cierto Orden Natural de las Cosas, una Ley Reguladora que se interesa de forma personal de nuestras quehaceres cotidianos, tomando buena nota de cuando nos equivocamos y de cuando obramos bien.

Es como una Ley invisible que está ahí, en cada momento, en cada instante, en cada lugar, procesándose de manera misteriosa, desobedeciendo la lógica y la razón, basándose únicamente en dos premisas: JUSTICIA y MISERICORDIA.

En las tierras de la lejana India se acuñó un termino para designar tal Ley: Karma. Casi todo lo que sucede en nuestras vidas tiene que ver con el Karma, pues todo tiene un porqué, una razón de ser.

Todos los seres humanos estamos interconectados. Todos somos uno.
El panadero, el agente de seguros, el Maestro o el demonio, todos formamos una Unidad y todos nosotros, sin excepción, formamos también una Unidad con las leyes invisibles que rigen el Universo.

Cada dimensión, cada sistema de manifestación, no podría existir de forma aislada. Toda dimensión o mundo, para ser considerado como tal, necesita de un determinado números de leyes para que las cosas sean como se supone que deben ser. Todo tiene que funcionar a perfección y la Perfección es una característica inherente al Universo.

Por más que nos esforcemos en llevar la contraria y en negarlo, todos nosotros tenemos un claro objetivo de aprendizaje espiritual en nuestras vidas. Unos estamos empezando, otros ya llevan mucho tiempo y otros, claramente, acaban de empezar. Somos una gran familia donde hay hermanos mayores, de media edad, bebés y recién-nacidos en la que los mayores cuidan de los más pequeños, según su grado de sacrificio y sabiduría.

Todas las situaciones de nuestras vidas obedecen esse claro propósito educativo y mientras que unos se dan cuenta de esa situación, otros se quejan de sus desgracias y blasfeman contra el Criador, como se Él tuviera la culpa de todo.

Debemos comprender que en el Universo existe un gran mecanismo invisible y perfecto como un reloj regido por las Leyes de Causa y Efecto. Dicho mecanismo garantiza el equilibrio y la armonía del Universo ya que a través de él uno recibe lo que por Justicia y Misericordia le corresponde.
Cuando nuestras acciones son equilibradas y conscientes sus consecuencias son equilibrantes y nos permiten experimentar situaciones favorables. Por otro lado, cuando nuestras acciones son desequilibradas y originadas por nuestro Ego, las consecuencias son negativas y desfavorables.

Las consecuencias de la Ley que nos son favorables reciben el nombre de Dharma, las consecuencias desfavorables son conocidas como Karma.

Démonos cuenta de los términos utilizados. Ya hemos comentado en algún momento que no es del todo correcto emplear términos como bien o mal o incluso favorable y desfavorable, sin embargo, y también como una particularidad más de la dualidad, debemos emplearlos para ser mejor entendidos. Así, para que se entienda el sentido que queremos dar al presente tema, utilizaremos favorable o desfavorable para definir las consecuencias de las acciones conscientes e inconscientes o equilibradas y desequilibradas.

Es importante pues que empecemos a estudiar mejor y de forma más consciente nuestro comportamiento. Es importate que comprendamos que es nuestro Ego o Yoes psicológicos quiénes nos relacionan con el Karma y que si tales elementos psicológicos no existieran no habría Karma que por el que pagar.

La vida es como una gran obra de teatro en la que representamos nuestros dramas, tragedias y comedias.

¿Qué ocurriría en una obra en la que no hay actores? No habría función, ¿no es cierto? Pues cuando no ya no exista el Ego, no pagaremos más Karma. Simplemente no habrá elementos psicológicos que nos produzcan ignorancia y la ignorancia es la mayor aliada del error.

Lo que esta cuestión de la Ley de Causa y Efecto nos propone es que reflexionemos sobre nuestros actos y que trabajemos sobre nosotros mismos para así poder eliminar aquellos factores psicológicos que nos producen a nosotros y a los demás hambre, miseria y dolor.

¿Qué es el pecado? ¿Qué es pecar? ¿Acaso tiene culpa Dios de nuestros actos? ¿No somos libres para hacer lo que queremos? ¿Es justo que millones de personas en el mundo sufran toda clase de dolor?

Vamos por partes. La enseñanza gnóstica y todas las ordenes rosacruces nos enseñan que el Universo está gobernado por leyes invisibles. El pecado es un acto de rebeldía contra Dios, es un acto en contra de las leyes que gobiernan el Universo, es como querer saltar sin paracaídas. Pues, sin paracaídas, uno se estrella y se vuelve contra uno mismo.

Evidentemente en todo debe de haber un equilibrio y hay que tener en cuenta que no se le pide las mismas cuentas a uno que hace daño por ignorancia y otro que hace daño sabiendo que está haciendo daño.
Por ese motivo, cuando entramos al Trabajo Interior, asumimos un compromiso no con nuestra Escuela, sino con nuestro Íntimo.

Todos sabemos que el alcohol es perjudicial para nuestro organismo, pero no es también perjudicial para la Gnosis ser visto como un fanático ante las demás personas.

Inevitablemente, cuando actuamos de manera fanática, perjudicamos a nuestra Escuela que será vista por los demás como una institución intransigente o manipuladora.

Así que cada uno es libre para hacer lo que quiera. Hay personas que utilizan su libertad de forma responsable y otras que no. El problema es que el Ser Humano es un adicto a la vida inconsecuente, es impulsivo. Así comete muchos errores. Algunos de esos errores son tan importantes que llegan a repercutir en una futura vida, Es por ese motivo que vemos a muchas personas sufrir auténticas situaciones dantescas en vida.

“No existe Cielo o Infierno, sólo en el pensasmiento del hombre”. Según sean sus pensamientos en su corazón, que determinará la calidad de su sangre, así será su vida.

Diariamente en los periódicos, televisiones y radios asistimos a una cantidad infinita de gente sufriendo. Llega al punto en que muchos de nosotros nos preguntamos si Dios es justo.

Sería interesante en este punto comentar el concepto gnóstico/rosacruz de Dios. De forma sintética, podemos decir que eso que llamamos Dios está formado por el conjunto de mónadas y esencias que viven en el Universo en los reinos humano, animal, vegetal y mineral. Todos nosostros somos dioses en potencia, esperando despertar del principio iniciador o CRISTO.
El Karma no es la venganza de ese Dios del Antiguo Testamiento, sino que es la sabiduría del Dios del Nuevo Testamiento. Es la experiencia entre CONOCEDOR-CONOCIDO-CONOCIMIENTO:

“Las religión del pasado dijo: YO SOY.
Las religión del presente dice: YO SOY ÉL, ÉL ES YO.
La religión del futuro dirá: EL PADRE Y YO SOMOS UNO.“

Las personas son levadas a tener ese concepto de Dios porque ignora la Ley de Retorno o Reencarnación, como muchos lo prefieren, aún que lo más apropiado en estos casos es el primer nombre, como podremos ver en posteriores entregas. Tal Ley de Retorno nos indica que el final de una vida no es todo y que uno vuelve a nacer. El problema, por decirlo de algún modo, es que cuando retornamos traemos nuestras deudas, bien como algo por cobrar, si lo merecemos.

Ese es el motivo por el cual muchas personas nacen en condiciones miserables, con problemas de salud o incluso muertas. Sus actuales vidas y experiencias son la infeliz consecuencia de errores pasados.

La verdad es que la ley del Karma es tan compleja que no abarcaríamos ni podríamos explicarla totalmente. La cuestión es tan inmensa que no se trata sólo de una buena explicación, sino también de una buena comprensión, pues la Ley del Karma obedece a una lógica superior, la lógica de la Razón Objetiva y tiene sus propias Jerarquías trabajando en ella conscientemente, simbolizada en el dios egipcio Anubis y sus 42 Jueces.

La cuestión radica, probablamente, en que el Karma pertenece a la Ley Divina y nosotros lo queremos comparar con nuestras leyes y lógicas humanas embotelladas en los conceptos del Bien y del Mal.

Como podemos observar por nosotros mismos en la vida práctica, existen muchos tipos de karma y muchas formas de generarlo.

Podemos decir que existe el Karma Individual y Karma Colectivo.

El Karma Individual es el Karma que pagamos nosotros sólos. Normalmente, aún que este Karma se procese de forma individual en algún defecto físico, enfermedad, etc., como vivimos en sociedad, casi siempre se convierte en cosa de dos, tres o más personas que son aquellas que conviven con nosotros o sea, nuestras familias.

Así vemos como existen situaciones Kármicas que afectan una pareja y los posibles hijos de ella e incluso a todos los familiares cercanos, pues si muy pocas personas no son capaces de sentir el dolor ajeno en algún grado, qué decir cuando vemos a un hermano, tío, prima o abuela padecer de alguna forma.

El matrimonio es un ritual establecido en muchas religiones. Es interesante como en la Iglesia Católica el padre o cura les recuerda a los novios que estarán juntos en la enfermedad y en la salud, en la alegría y en la tristeza...

Sin embargo, hay personas que, a lo largo de sus vidas han tenido muchas parejas sexuales, eso por no hablar de las que se prostituyen. Incluso dentro del esoterismo, muchos ignoran que las relaciones sexuales son un vehículo del Karma. Si todos fuéramos conscientes de ese hecho, las relaciones sexuales serían tomadas más en serio, como algo sagrado, y se evitaría mucho dolor y sufrimiento. Así como muchas enfermedades.

Tal y como dijo Gautama, el Budha: “todo es dolor” y podemos añadir “todo dolor viene del mismo deseo de no sentir dolor”.

Aprovechando este paréntesis, es interesante observar como la sangre también es otro vehículo del Karma. Muchas religiones aún conservan este recuerdo y se oponen a las transfusiones.

No hay necesidad de fanatizar esta cuestión, pues la ciencia hoy día ofrece posibilidades como la transfusión entre familiares que, al fin y al cabo, están más unidos a nivel kármico con uno, teniendo programada una operación, pueda ir extrayendo y conservado su propia sangre para cuando llegue el momento. En una situación imprevista uno hará lo que le dicte su corazón. Al fin y al cabo, de Anubis no se libra nadie, en el buen sentido.

Continuando, nos encontraremos con hechos como guerras, accidentes de transporte, epidemias, etc. que demuestran un perfil claramente colectivo. Casi el cien por cien de las personas envolvidas en esas áreas están vinculadas a estos Karmas, si bien podemos observar como alguno escapa “milagrosamente”.

Nada es casual, todo es causal.

Ahora bien, hablar de todo esto sería inútil si no se enseñara cómo cancelar el Karma. La receta es simples: “una Ley Superior lava a una Ley Inferior” o “al León de la Ley se le combate con la balanza”.

¿Que significa eso? Significa que nosotros podemos pagar nuestras deudas sin sufrimiento.

La Ley de Causa y Efecto se nos presenta como una gran balanza, la Balanza de la Ley. Si nuestro platillo actualmente se desequilibra para el lado de la deuda, debemos poner buenas obras en el platillo del Dharma, o sea, adquirir “capital cósmico”. Existen dos formas de hacerlo:

La forma más revolucionaria y efectiva es eliminando a los sujetos que lo crearon: nuestros yoes o agregados psicológicos. Cuando le vengan a cobrar el pago al difunto defecto psicológico no habrá nadie que se responsabilice del pago, queda cancelado. Ese método es el más indicado pues no sólo cancelamos Karma, sino que liberamos Esencia y reducimos la posibilidad de equivocarnos en algo relacionado con esa antigua situación.

Otra forma de cancelar Karma es poniendo buenas obras en el platillo del Dharma. Por ejemplo uno está enfermo. Lo que debe hacer es ayudar, dentro de sus posibilidades a otros enfermos, ya sea física o económicamente, por ejemplo ayudando a quienes no puedan comprar medicinas, etc.

De esa forma adquirimos Dharma y el platillo se inclina a nuestro favor.
De todas formas debemos señalar que cuando un Karma se ha puesto en movimiento ya no hay forma de pararlo. Lo único que podemos conseguir es reducirlo.

Hay una tercera forma que en principio no íbamos a comentar, pero que debido a una pregunta de un estudiante recién llegado, merece la pena ser estudiada.

Existe un mundo llamado Causal. Como su propio nombre indica ese es el mundo donde se originan las causas de los fenómenos que luego vemos cristalizarse y desarrollarse aquí, en el físico. En esa región del Cosmos se encuentra el Tribunal de la Ley Divina, desde donde Anubis y sus 42 Jueces imparten la Ley.

Cuando un estudiante llega al estado de Hombre Auténtico, con dominio sobre sus cuerpos mental, astral, etérico y físico y en posesión del Cuerpo Causal, puede entrar conscientemente en dicho templo y negociar su Karma con los Jueces. Estamos hablando de cosas más serias, hechos grandiosos, errores de un pasado perdido en la noche de los tiempos a los que seres humanos así tienen que enfrentarse.

Pero nosotros, si adquirimos más Conciencia, si vamos rescatando nuestra Esencia de la Inconsciencia, podemos ir despertando en el astral y entre las muchas cosas que podemos hacer e investigar es invocar a nuestra Divina Madre.

Al platicar con ella, podemos pedirle conscientemente que interceda por nosotros ante los Jueces de ese Tribunal, hoy en día lejano.

Por último, y finalmente, estaría bien que se aclarara cierto mito que existe dentro de algunos estudiantes de que el Ego puede negociar el Karma. Es un error creer que una vez desencarnado, podemos elegir dónde queremos nacer, en que país, con que familia, etc.

Llega a ser un poco sospechoso e inocente creer que seres tan inconscientes como nosotros, una vez desencarnados allá en el astral, seríamos capaces de elegir nuestro destino cuando no somos capaces de hacerlo aqui.

¡Pero si soñamos y no sabemos que estamos soñando, cuando morimos estamos muertos y no nos enteramos! ¡Si eso fuera verdad en el mundo no habría más que suecos!

Por favor, no nos mal interpreten, porque seguro que Suecia o Francia, por ejemplo, en alguna parte, tienen Karma. ¡Lo que pasa es que no sabemos donde!

Como consideración final decir que, como cualquiera puede apreciar, el Trabajo Interno de Cristificación es el camino de regreso y de regeneración del Ser Humano y que vivir de forma inconsciente como venimos haciendo, emperezados en la dualidad, sólo nos trae conflictos y sufrimiento. La fórmula ya la hemos dicho: Morir, Nacer y Sacrificarse por la Humanidad.

 


 

e-mail | quienes somos | novedades | monográficos | prácticas
curso auto-conocimiento | archivos de textos

1