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The Traveling Wilburys, un supergrupo de megaleyendas

Ninguno de sus miembros requería una tarjeta de presentación, pero aun así estos cinco músicos grabaron un par de discos que trajeron de vuelta los tiempos del rock and roll básico, y lo hicieron en el mejor ambiente durante las sesiones de grabación. Hoy recordamos a los Traveling Wilburys, en especial tres de ellos que ya no están físicamente con nosotros, aunque su legado perdurará por muchísimo tiempo

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MAYO, 2022. A veces no basta ser una leyenda de la música por lo que surgen proyectos donde esas leyendas unen sus fuerzas. Durante los 80 presenciamos varios interesantes experimentos, entre ellos The Honeydrippers, una colaboración entre Robert Plant y Jeff Beck. Lo que distingue a The Traveling Wilburys fue que, en papel, la posibilidad de ver juntos a estos cinco músicos se antojaba irrealista, pero se dio. El basamento para que ello ocurriera se debió a quien quizá era, de todos ellos, el músico más desdeñado por parte de la crítica.

"La propuesta fue de Jeff (Lynne) y a todos nos pareció genial", dijo hace años Tom Petty. "Nos la habíamos pasado muy bien trabajando juntos que decidimos invitar a más amigos". Los dos se habían conocido a principios de los 80 durante una de las giras de la Electric Light Orchestra en Estados Unidos y practicaron algunos jams. Cuando Petty consideró que era momento de lanzar su disco solista se comunicó con Lynne, quien ya radicaba en California, y lo invitó a producirlo. El resultado fue Full Moon Fever, el disco más exitoso en la carrera de Petty.

Al poco tiempo el incansable Lynne estaba trabajando con el ex beatle George Harrison como productor del Cloud Nine, disco que resucitó la carrera solista del tercer genio de la cuarteta liverpooliana.

"Conocía a Jeff desde los 70 pero no habíamos tenido tiempo de convivir juntos", recordó Harrison en una entrevista con Rolling Stone. "Me encantó lo que él había hecho con el disco de Dave Edmunds, un gran amigo mío, y decidí ponerme en contacto con él". Al poco tiempo Harrison aceptó la oferta de Lynne y Petty para formar un grupo que grabara un álbum "solamente por diversión, sin ninguna otra intención", recordó Lynne. Pero poco a poco el proyecto se fue haciendo más y más ambicioso.

No es un secreto que Lynne moldeó su voz a la de  Roy Orbison. "Recuerdo que escuchaba a Roy y cuando quise imitar su tono de voz noté que yo no lo hacía tan mal", dijo Lynne en una entrevista hace años, "aunque nunca tan bien como él. Roy siempre ha sido mi héroe, el que me motivó a entrar al mundo de la música, por ello me atreví a llamarle un día e  invitarlo al proyecto. Increíblemente, a los pocos días Roy me habló, y aceptó. ¡Grabar junto a Roy Orbison! Perdí la cuenta del número de veces que me pellizqué la piel".

Ya estaba conformada la cuarteta pero surgió otra posibilidad, digamos, más arriesgada. Petty había realizado una gira de conciertos con Bob Dylan que fue extraordinariamente bien recibida. Los dos quedaron en buenos términos, a lo que se agregaba otro punto a favor: Harrison y Dylan se conocían desde los años de los Beatles y ambos admiraban enormemente a Orbison."De hecho todos nosotros anhelábamos trabajar con Roy Orbison", dijo Lynne años después.

Petty recordó cómo Lynne brincó de emoción al concretarse el proyecto: "Para él, entrar a un estudio de grabación es como un niño que entra a una dulcería, '¡oh, sí, que increíble, vamos a grabar un disco!' nunca lo ve como un trabajo ni como una obligación".

Y aunque el fundador de la Electric Light Orchestra es multiinstrumentalista, lo que incluye los tambores, la ejecución de batería quedó a  cargo de Jim Keltner, músico de sesión que ha trabajado con Dylan, Ringo Starr, John Lennon, Traffic, Rita Coolidge y quien sabe cuántos más.

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Lynne recordó el ambiente durante las sesiones de grabación: "Era increíble, la energía musical fluía libremente, nada de egos, nada de 'oh, yo no voy a cantar eso porque soy Bob Dylan' o 'como yo soy George Harrison,  me corresponde ser la primera voz'". De hecho, el secreto se debía a que ya ninguno de ellos tenía nada que probar, de ahí que el ambiente fuera más que relajado y el primer disco se completara en un tiempo relativamente corto. "Eran canciones sencillas, como esas canciones con las que crecimos todos nosotros", agregó Lynne, "Ron bromeó y dijo que debimos haber dado crédito a Buddy Holly, Eddie Cochran y Bill Haley; desde donde se encuentran ellos también aportaron muchas ideas..."

Para evitar los choques y las comparaciones, los cinco músicos decidieron utilizar seudónimos de modo que, por ejemplo, Orbison era "Lefty" (zurdo), Harrison era "Spike",Dylan era "Boo", Lynne se hizo llamar "Clayton" y Tom Petty "Muddy". "Nos veíamos más como artesanos que hicimos un trabajo conjunto que como músicos de rock", dijo Lynne.

El "primer volumen" de los Traveling Wilburys salió a la venta y de inmediato fue recibido con elogios (no podría ser de otra forma, ciertamente), en especial en temas como "Runaway" y "Handle With Care", los cuales regresaban a la esencia más sencilla del rock and roll. Pero cuando el disco estaba aún en las listas Orbison falleció de un infarto. Fue un duro golpe, sobre todo porque el intérprete de "Pretty Woman" también estaba disfrutando un afortunado regreso con su álbum, producido por Lynne. Con todo, el grupo grabó un segundo disco. "Es lo que Roy hubiera deseado, de otro modo no nos habríamos lanzado a la aventura", dijo Petty. Y si bien el Volume II fue bien recibido por la crítica, el éxito fue menor. Era momento de poner a descansar a uno de los mejores grupos de la historia.

Los jams, las improvisaciones y las colaboraciones espontáneas entre músicos son cosa frecuente en el mundo del rock, solo que en innumerables ocasiones no hubo nadie alrededor par grabar el acontecimiento y cuando se hizo no podía ser comercializado. Una razón se debe a cuestiones legales entre disqueras y la interminable tramitería para que los artistas de diferentes sellos trabajen juntos. En este caso los contratos de los cinco músicos estaban ligados de una u otra manera con Columbia, lo que facilitó enormemente las cosas.

Y cuando los músicos restantes pensaron en la posibilidad de revivir a los Traveling Wilburys para un tercer volumen, George Harrison falleció en el 2001, y años después le seguiría Petty, el más entusiasmado porque ello ocurriera. "Por supuesto  habíamos fanteaseado sobre la posibilidad de revivir al grupo, más aún porque en las sesiones nos la pasamos muy bien", refirió Lynne en una entrevista posterior. "Sin embargo el destino cambió las cosas y eso ya nunca será posible, pero esa es una de las colaboraciones de las que estoy más orgulloso. Y cómo no iba a ser así: imagina trabajar con toda esa gente a la que escuchaba embelesado en el cuarto de mi casa de Birmingham".

 

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