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Recordamos a Al Hirt, el Jumbo de Louisiana

Originario una ciudad que es también la cuna del jazz, este talentoso trompetista acumuló una montaña de hits en casi cuatro décadas de carrera, siempre como un bonachón que disfrutaba su estancia sobre el escenario. Con ustedes, el gran Al Hirt

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Por Hernán Bitze

OCTUBRE, 2021. Aunque en principio su nombre nos diga poco hoy, este trompetista de imagen bonachona y pavaróticas barbas en su momento solamente Elvis Presley, su colega en RCA, llegó a vender más discos que él. Por ello tampoco se vale decir que sea un completo desconocido: si el lector recuerda la música de la serie sesentera El Avispón Verde, un instrumental dificilísimo de interpretar, bueno, ése mero era Al Hirt, atinadamente apodado el Jumbo.

Queda lejos de marcarse como simple cumplido que otros trompetistas de renombre rindan caravanas a la memoria de este genial neorleanés (¿será ese el gentilicio que aplica?). Ahí tenemos, como ejemplo de tonelaje, al señorón Herp Alpert: "Él fue la principal inspiración para crear a los Tijuana Brass", llegó a decir. O bien Chuck "Se Siente Tan Bien" Mangione, otro barbón que ya ganó, en una misma ceremonia, tres Grammys en tres distintas categorías (quizá el estar hirsuto de la cara sea buen amuleto): "Al Hirt es único, los demás solo tratamos de alcanzarlo, aunque sea en vano".

En efecto, lectores habituales y primerizos a esta página: Al Hirt fue el primero en experimentar en trompeta el pop con el jazz, ritmo que nació en Nueva Orleáns. Así pues, y a base de trompetazos, nuestro personaje central fue puliendo lo que luego se conocería como jazz pop latino, consecuencia de compañeros de origen mexicano que tuvo en sus primeros años.

Los ritmos latinos que le hemos escuchado a Alpert y a Mangione tienen una fuente clarísima de inspirada candela. ¿A quién extraña por tanto que en su momento, el pionerísimo y su paisanísimo Louis Armstrong --su nombre proviene de Louisiana --¿alguna vez lo intuimos?-- dijera de Al Hirt que era "magnífico"? Muchas loas como para echarlas en saco descosido.

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Y aunque bien llegó a alcanzar estatus de superestrella, Al Hirt optó por mantener a Nueva Orleáns como su propio Graceland; rechazó vivir en otras latitudes, primero, porque gustaba estar cerca de sus padres y,  segundo (un atinadísimo argumento) afirmó que para "mantener mi flujo de inspiración, tengo que seguir recorriendo esta ciudad y respirar su ambiente..." Y hacerlo por encima de huracanes y calorones comparables a un infierno en pleno julio boreal, demostraba un claro amor de Hirt al terruño.

El buen Al Hirt nació en la Orleans del Golfo en 1922, y era hijo de un  agente de policía. Apenas niño, aún imberbe, el bautizado como Alois Maxwell Hirt --y literalmente, pues era católico-- conoció al amor de su vida (profesional), una trompeta, con la cual el regordete pero talentoso púber entabló un romance que duraría seis décadas y le recompensaría de satisfacciones. Alois se distinguió también como trompetista en la escuela y luego de hacer mancuerna con un tal Roy Fernández (¿recuerdan lo de la  influencia mexicana?), salió a flote un grupo al que llamaron la Junior Police Band.

Ya más grandecito, Maxwell Hirt acortó su nombre a Al Hirt. Se fue a estudiar a un conservatorio en Cincinnati, lo que le permitió desarrollar diversos trucos para afianzar su destreza en un objeto hecho de latón que requiere los pulmones de Michael Phelps, la sincronía de reloj cucú helvético así como infinita paciencia para lavar periódicamente una trompeta que, invariablemente, al poco rato queda toda humedecida de baba. Ni modo, algo debía tener de criticable un instrumento musical cuyo sonido evoca maravillas, claro, siempre y cuando presente afinación y se interprete bien.

El swing era el ritmo de moda en esos aconteceres guerramundialescos, algo que benefició al trompetista Hirt pues le permitió compartir escenario nada menos que con las orquestazas de Benny Goodman así como los hermanos Dorsey, Jimmy y Tommy. Ya para entonces Hirt lucía sus tupidas barbas, algunos dicen que para esconder sus mejillas cubiertas acné tempranero... igualito que Abraham Lincoln.

Terminada la guerra y el furor por el swing, Hirt regresó a Nueva Orleans, convertido ya en leyenda local, sobre todo en la escena Dixieland, que igualmente departía con míster Armstrong. Y de ahi p'al real las cosas fueron poniéndose mejores: Hirt firmó un contrato con la RCA que le permitió arrojar al mercado sus primeros hitazos, una alegoría de instrumentales que al escucharlos se pegaban como chicloso en la mente. ya fueran "Cotton Candy", la inmortal "Java" --otra forma de llamarle café al café-- así como "Sugar Lips", entre decenas más.

Fue entonces cuando el productor William Dozier quien, recordamos, tenía en ese momento a la serie televisiva Batman colgando en lo más alto de los ratings, le invitó a grabar una versión de un tema cortesiado por el legendario Billy May, a su vez inspiración en el vuelo del abejorro de Nicolai Rimsky. Ese fue el tema, recurrente, de la serie El Avispón Verde, que Hirt interpretó con su acostumbrada maestría (décadas después, y con cierto desvirtuosismo de la idea original, Tarantino utilizó el mismo tema en la cinta Kill Bill).

La voluminosa pero simpática imagen de Hirt, una especie de santoclós en pastos veraniegos, siguió acrecentándose durante el resto de los hippiosos sesenta. Ya no era el único trompetista de renombre que cimbran bambalinas: tras suyo estaban el teutón Bert Kaempfert y  los Tijuana Brass aunque éstos últimos se fueron desinflando conforme envejecían los sesenta. Simultáneamente, Hirt escaló al piso de los millonarios, lo que le permitió comprarse algunas accioncillas del equipo de futbol Nueva Orleans Saints de la eneféle.

Lo sorprendente era cómo Hirt lo mismo buceaba en el jazz que en el mambo, que en los ritmos latinos y temas alegres, románticos o tristísimos. Y todo lo consiguió con una  trompeta que le sirvió profesionalmente durante casi tres décadas: "Lo único que cambiaba con frecuencia eran las boquillas", dijo Hirt, siempre bonachonamente, en una de sus últimas entrevistas.

En 1971 Hirt se estaba presentando durante el Carnaval en la Orleans del Delta cuando recibió un ladrillazo que le pegó a mitad de los labios, una área esencial para realizar su fogueo trompetero. Tuvieron que suturarle los labios y aplicarle un seriado de cirugías antes que se le autorizara regresar a su amada labor de  difundir melódicos trompetazos. La recuperación fue lenta por lo que Hirt perdió exposición pública se vio forzado a suspender conciertos hasta que ya arrancados formalizó su reingreso a escena. Es recordado el momento cuando Hirt, católico devoto como ya se dijo, interpretó el "Ave María" durante la visita del Papa Juan Pablo II a la ciudad donde el jazz y la Bourbon Street se cruzan y entrecruzan.

Ya bien entrados los 90, su salud comenzó a descender. Un edema en la pierna izquierda le impidió ponerse en pie y tuvo que instalarse en silla de ruedas peor eso no le impidió seguir agregando grabaciones a su ya abundantísima carrera musical (más de 50 discos). La energía de sus pulmones siguió cumpliéndole para gozo del público, aunque su otrora orquesta ya había quedado recortada a tres músico. Setentero, en 1997 Hirt anunció su retiro y al poco tiempo sufrió frecuentes problemas respiratorios que desembocaron en una infección hepática que puso fin a la vida del Jumbo el 27 de abril de 1999. Dado que Hirt tenía pensado ofrecer una presentación el 31 deciembre con la llegada del nuevo siglaño, la noticia consternó a sus fans.

En un principio se consideró inhumar al también llamado Rey de la Trompeta pero finalmente Hirt fue cremado y sus cenizas depositadas en una urna en el Metaire Cemetery de su amada Nueva Orleans. En su descanso eterno le acompañan su infaltable boquilla y una pequeña trompeta dorada.

Esos tiempos de gran fama de Al Hirt parecen haber ocurrido en otro mundo. Su música, llena de vitalidad, irresistible, capaz de despertar diversas emociones; no tendría cabida en el desolador panorama que hoy sufre la música planetaria. Pero debemos rescatar su legado: déle click a los links que incluimos en este texto. Pero si desea escucharlas de corrido, déle un click aquí, y verá lo que es disfrutar de un talento Jumbo.

 

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