VOY A GRACELAND
La mansión más conocida de Estados Unidos, y más visitada después de la Casa Blanca fue construida en los años 30 como Iglesia metodista. Elvis Presley la adquirió en 1957 y poco a poco fue agregándole cuartos, jardines, caballerizas, piscina, pista de
go-karts y un apartado para jugar frontenis.En aquellos años la propiedad era prácticamente campestre, ubicada más allá del perímetro de Memphis. Actualmente es parte ya de la ciudad, y se encuentra rodeada de tiendas, hoteles, boutiques y locales relacionados con el cantante. Es fácil llegar a Graceland: solo basta tomar el Elvis Presley Boulevard.
La entrada al sitio donde reposan Elvis, sus padres y su abuela materna es totalmente gratuito y se pone como única condición seguir una línea marcada en el camino y no desviarse
hacia la entrada de la Mansión.El precio de los tours varía:
se puede visitar la mansión con un costo aproximado de 110 dólares o bien, por 80 dólares se incluye visitar no solo la Mansión (aunque en mucho menos tiempo) sino la colección de automóviles y los dos aviones de Elvis. Los visitantes deben esperar un autobús en el centro de la ciudad que llevará hasta la enorme propiedad. Ya en Graceland se podrá apreciar la colección de automóviles de Elvis, incluido su Cadillac blanco, el mismo que regaló a su madre Gladys. También se encuentran un par de Mustangs, carritos de golf, lanchas, camionetas pick up y varios Buick Skylark descapotados, que estaban entre sus favoritos. "En Graceland no se respira el exceso, se respira la grandeza", dijo un visitante inglés. También es posible visitar frente a la mansión, las dos naves turbo que transportaban a Elvis a sus presentaciones en Las Vegas. Son aviones equipados con refrigerador, sala-comedor, camas, sala de juegos, baño, cocineta, televisión con un entonces popular reproductor de videotape, mesilla para masaje y una pequeña biblioteca (durante sus últimos años, Elvis pasaba mucho tiempo leyendo). Es posible recorrer el interior de la nave mayor, lo que permite también viajar en el tiempo a los años 70 dado el mobiliario, el verde aterciopelado de las paredes y los sillones de cuero. La segunda nave, llamada Lisa-Marie, solo puede verse desde la cabina ya que un vidrio bloquea el acceso.Los folletos distribuidos están en inglés, francés, alemán, español y japonés. También hay guías que hablan esos idiomas. Los últimos años se ha incrementado el número de fans procedentes de India, Sudáfrica, Bangladesh y Singapur. Curiosamente, los latinoamericanos no se encuentran entre los turistas más asiduos.
Detrás de la mansión hay una piscina, también llamada el jardín de la meditación. Una fuente acompaña a las cuatro lápidas. Siempre se encuentra rodeada de flores y peluches teddy bear, en alusión a uno de sus hits. Para muchos fans, el hecho que el nombre inscrito sea "Aron" y no "Aaron" es una señal sutil de que quien reposa ahí no es el cantante. En realidad, el encargado de la inscripción la deletreó incorrectamente.
El interior de la mansión combina varios estilos. Hay un cuarto de estilo oriental --a Elvis le encantaban las películas de Bruce Lee y la artesanía china--, otras de estilo victoriano, una habitación con paredes de bambú y de estilo africano donde Elvis gustaba de jugar billar, así como una recámara que perteneció a Lisa Marie. Sin embargo la sala refleja que el verde era el color favorito de Elvis; hay cortinas de terciopelo, sillones guindas, cojines rosas y alfombras azules. También hay una pequeña sala de tiro donde se ven una caja llena de cartuchos usados y agujeros de bala en la pared.
Una extensión de la sala permite ver varias televisores empotradas sobre una pared pues Elvis gustaba de ver varios programas al mismo tiempo (y eso que no existía la variedad de programas vía satélite que se tiene hoy).
La colección de discos de oro es impresionante, más de 80. Más allá hay otra pared con decenas de fotografías: Elvis al lado de celebridades, actores, alcaldes de Memphis, junto a Tom Jones, Wayne Newton, Ringo Starr, Samy Davis Jr., su ídolo Bruce Lee, directores de cine y al lado de Richard Nixon (Jimmy Carter, quien era presidente en 1977, tenía en su agenda verse con Presley). También hay varias imágenes de Elvis alrededor de la casa, recargado en sus autos, a la entrada de la mansión... nada de eso lujo parecía reflejar el hecho durante su infancia hubiera pasado hambre y penurias.
La mansión se mantiene intacta, al punto que cualquiera espera que de súbito aparezca Elvis caminando en pijamas. Por cierto, no es posible acceder a la recámara donde Elvis murió, información que pudiera resultar decepcionante para los visitantes morbosos. La escalera que conduce al piso superior se encuentra clausurada. De hecho cuando Elvis estaba vivo nadie más, ni siquiera sus invitados más cercanos, tenía acceso a la recámara.
Otro aspecto que impera en Graceland es el Elvis de los mayores años de éxito, y no el Elvis abotagado, patilludo, de enorme copete, lentes oscuros, obeso y de ridículos atuendos como los que usan sus imitadores. Y es que algo queda claro tras visitar Graceland: Elvis Presley detestaba a ese Elvis... la estampilla conmemorativa donde aparece joven seguramente lo habría alegrado.
Aunque Graceland es el mayor atractivo turístico de Memphis, hay otros sitios legendarios para todos aquellos amantes del rock and roll en su etapa pionera. El pequeño edificio de Sun Records de donde surgieron leyendas como Johnny Cash, Jerry Lee Lewis, Waylon Jennings y donde Elvis grabó sus primeros éxitos antes de firmar con RCA, es otro atractivo indispensable. La sede de Stax Records donde Isaac Hayes, Sam and Dave y Otis Redding alguna vez inmortalizaron sus voces fue reconstruida con una fidelidad casi total a los planos originales.l Igualmente hay un museo dedicado también a la música soul y el R&B. De Hi Records, donde la gran figura era el genial Al Green prácticamente no queda nada. Pero el ahora reverendo Green tiene su ministerio en Memphis donde con frecuencia interpreta melodías góspel y donde muestra, sin duda alguna, que su voz es un regalo excepcional del Creador.
* Semblanza
* Crónica de una muerte de madrugada