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Cómo el feminismo woke está matando al deporte femenil

Durante años fue un nadador mediocre hasta que un día decidió cambiar de sexo, llamarse Lia Thomas y hoy está rompiendo todas las marcas de la natación universitaria femenil en Estados Unidos. El objetivo es claro: destruir el mérito entre sus competidoras que toda su vida han sido mujeres, de lo contrario hace rato ya se hubiera abierto la categoría para atletas trasgéneros. Pero ello, obviamente, iría contra el discurso del feminismo woke, cada vez más ominoso y cuyos alcances de antojan devastadores

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MARZO, 2022. Cuando el feminismo comenzó a tomar gran fuerza allá en la década de los setenta, la mayoría de sus postulados y exigencias eran irreprochables. Por generaciones las mujeres habían sido sometidas a la voluntad de los hombres al punto que estaban relegadas al rol de madres encerradas todo el día en casa sin oportunidad de desarrollar sus aspiraciones. Pero ahora las feministas se ven enfocadas más en la defensa de aquellos hombres que quieren ser mujeres.

El quieren, por supuesto, no va en cursivas por casualidad. Si nos apegamos estrictamente a la biología, quien nace con pene llega al mundo en calidad de hombre y quien lo hace con vagina lo hace en calidad de mujer (se han reportado casos de quienes nacen con ambos órganos, pero solamente uno de los dos tiene  funcionalidad). No hay de otra, y ninguna ideología o corriente filosófica podrá alterar jamás este hecho. Es comprensible que muchas personas sientan que nacieron dentro del cuerpo equivocado que no representa las preferencias sexuales que pudieran llevar en su mente. Pero, de nuevo, el pensar que realmente somos lo que nos gustaría ser y por ese hecho nuestro cuerpo será distinto, es simplemente una quimera.

Por supuesto que hoy vivimos en un mundo donde la obviedad está siendo cuestionada y la lógica es juzgada como un efecto de prácticas patriarcales. Por ello el feminismo actual ya no defiende las justas demandas de sus pioneras y hoy se empeña en dar como inapelable lo ambiguo, aspecto que el conocido filósofo italiano Antonio Gramsci (y marxista para más señas) apunta como elemento indispensable para derribar las estructura social imperante: "Los golpes  a la sociedad establecida deben darse hacia todo aquello que ésta considera es un dogma intocable (...) no hay nada más eficaz que enfrentar y atacar esos valores para terminar por vulnerarlos".

¿Quién duda que las feministas de aquellos años no hubieran alzado la voz, indignadas, ante el hecho que un hombre súbitamente dijera que se siente mujer y por tanto ostenta total derecho a participar en competencias deportivas con otras mujeres? (De hecho en aquellos años la izquierda, aliada fiel de los movimientos feministas, defendía la idea de que una mujer deseara convertirse en hombre, y  destacaba esos casos como un símbolo de igualdad).

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Veamos ahora el caso que nos ocupa. Los medios liberales norteamericanos se encuentran de plácemes porque un(a) tal Lia Thomas está rompiendo todos los récords de natación dentro de la NCAA, el organismo encargado de la actividad deportiva universitaria en aquel país. "Un desempeño sencillamente asombroso", refirió recientemente la otrora prestigiada revista Sports Illustrated al tiempo que el USA Today, (éste en realidad nunca ha sido un diario de prestigio) ensalzó como un logro máximo que Thomas "está haciendo historia de la natación femenil como el primer atleta trasgénero".

Lia Thomas no es el único caso, por supuesto. Por lo menos desde el 2018, decenas de atletas trasgénero universitarios han estado barriendo en competencias de caminata, salto con obstáculos y aun lanzamiento de disco con lo que prácticamente han acaparado los primeros lugares en todas las categorías. Las protestas han sido suprimidas con la amenaza de la expulsión o perder sus becas o su clasificación que les impediría obtener avales para participar en justas internacionales.

Seguramente ese encabezado seguramente George Orwell, a quien tanto le gustaba tomar café, lo habría derramado sobre su corbata: "¿un trasgénero hace historia en la natación femenil?" ¿Por qué hay que enfatizar esto último si se supone que Thomas se considera totalmente una mujer?

Antes de explicarlo repasemos quién es Lia Thomas, nacido como William Thomas en Texas y quien ingreso al equipo varonil universitario en el 2017 donde su desempeño fue poco menos que mediocre. Sin embargo un día el muchacho concluyó que era mujer y se sometió a un tratamiento para reducir sus niveles de testosterona. En el 2020 solicitó su ingreso a la categoría femenil, algo que la NCAA aceptó con gusto. Desde entonces Lia Thomas ha batido varios récords y dice sentirse completamente mujer. Ante las protestas de quienes aún defienden la lógica en este mundo, la NCAA y sus adláteres en la prensa han tachado a los críticos de "homofóbicos" e incluso, de ser "antifeministas", como dijo Joy Behar, en The View, un programa televisivo dirigido al público masoquista.

Incluso Kathlyn Jenner, anteriormente conocido como Bruce Jenner y campeón olímpico en los Juegos Invernales de 1976 en Innsbruck, Austria y quien en el 2016 se convirtió en trasgénero, denunció esta injusticia contra las nadadoras que han sido derrotadas por Thomas. Obviamente twitterlandia se le fue en contra ante lo cual Jenner respondió: "me critican porque tengo las pelotas para denunciar este hecho".

Ante este punto, es fácil concluir que lo que menos se busca con el ingreso de Lia Thomas a la natación femenil no es, ni de lejos, "empoderar" a las mujeres. De hecho, la NCAA ha obligado a las demás competidoras a aceptar esta especie de "nueva normalidad" y obligarlas a callar si no están conformes so pena de ser expulsadas de cualquier competencia.

Hace unos años a la hoy extinta República "Democrática" de Alemania le dio por enviar a  competencias internacionales a mujeres de aspecto hombruno quienes comenzaron a arrasar medallas y reconocimientos. El Comité Olímpico Internacional, siempre complaciente con los regímenes comunistas, finalmente cedió a la presión internacional hasta que la información se "filtró" en el sentido de que médicos de ese país habían estado inyectando hormonas masculinas a las atletas para incrementar su rendimiento, una forma clara e inobjetable de hacer trampa. En el caso de Lia Thomas ocurre lo mismo, solo que la inversa. ¿Por qué antes estaba mal y ahora está bien?

Lia Thomas y quien sea están en todo su derecho a someterse a un cambio de sexo. Las preferencias sexuales son asunto de cada quién. Ciertamente habrá consecuencias emocionales fuertes como parte de esa transformación física, la cual muchas de las veces no tiene final feliz, algo que los activistas y la prensa se cuidan mucho en no difundir, pero se trata de una decisión personal respetable. El punto aquí no es tanto la participación de Thomas en competencias femeniles, sino qué es lo que se busca con esta "nueva normalidad". ¿Por qué se dio luz verde a esta clara injusticia contra las mujeres quiénes nacieron con menores niveles de testosterona que Thomas? Si ya aceptamos el hecho de que hay seres humanos que quieren definirse como trasgéneros ¿por qué no crear una categoría donde trasgéneros compitan contra trasgéneros en el entendido que no son enteramente hombres ni mujeres?

La primera respuesta es clara: Lia Thomas es una pieza para conseguir lo que proponía el ideólogo Gramsci: golpear una base del núcleo familiar ya que, según estos activistas, los padres no tienen derecho a definir la identidad sexual a sus hijos (por ejemplo, vestir de rosa a las niñas y de azul a los niños) pues esta costumbre, dicen, termina por fortalecer al patriarcado, aunque únicamente al patriarcado blanco, por cierto: nadie ha escuchado a estos activistas exigir que se abran más espacios a los trasgéneros entre las comunidades latinas o en las reservaciones indígenas de Estados Unidos donde el machismo y el patriarcado están más que arraigados.

Este hecho igualmente respondería la segunda pregunta: abrir una tercera categoría donde los trasgéneros compitan entre sí pareciera ser una opción razonable que, por supuesto, ha sido igualmente atacada en el entendido de que se estaría "discriminando" a esos atletas que se sienten mujeres aunque hayan nacido hombres (de nuevo Orwell vuelve aquí a derramar su café). Y tampoco se hace pues lo que se busca es destruir el mérito entre las mujeres que buscan destacar no solo en una competencia deportiva sino en la vida. ¿Qué incentivo puede recibir una muchacha quien se ha esforzado toda su vida en dar su mejor desempeño cuando de la nada le ponen enfrente a alguien que hasta hace poco estaba compitiendo únicamente contra varones, algo que, peor aún, está totalmente avalado e impulsado por quienes representan la autoridad deportiva?

Y aunque la revista Sports Illustrated afirmara que "Lia Thomas ha gozado de un recibimiento cálido entre sus colegas, e incluso sus competidoras", la realidad es distinta: Lia Thomas será visto(a) como un(a) intruso(a) en los baños de mujeres y difícilmente se integrará completamente a ese mundo cuando se sabe que nació como hombre y que vivió como tal hasta la adolescencia.

Por ello la foto donde Thomas aparece como "la ganadora" de una competencia y al otro extremo de Thomas aparecen abrazadas y sonrientes las chicas que quedaron en segundo, tercero y cuarto lugar, brota una pregunta ¿por qué estas mujeres, con su actitud, parecieran estar celebrando el "patriarcado"? ¿Acaso son unas ignorantes, con sus mentes lastimosamente manipuladas, incapaces de saber lo que es mejor para ellas y para sus existencias?

De ahí que se haga tanto énfasis lo de Lia Thomas como "atleta trasgénero". Lo que opinen las mismas mujeres no importa y si protestan por su misma condición merecen la reprobación, incluida la de ser "homofóbicas".

Con todo, hasta hoy las protestas has sido tibias aunque algunos estados, entre ellos Texas y Florida, no permiten las competencias trasgéneros. Pero falta que las mismas atletas se nieguen a participar con un atleta trasgénero por considerar que a éste se le están otorgando ventajas injustas. Por ello el vloguero Tim Pool ha enfatizado que las atletas que compiten contra Thomas y quedan en segundo lugar "merecen perder: aceptaron participar con reglas con las que no están de acuerdo, y en tal sentido los triunfos de Lia Thomas han sido legítimos".

Se sabe que entre las competidoras existe un profundo descontento, e inevitablemente éste tendrá que manifestarse, aun a riesgo que la CNAA les retire sus becas y sus prebendas por levantarse contra lo que claramente es una agenda política, más que reivindicatoria. O quizá el fenómeno Lia Thomas se desinflará por sí mismo: en la competencia efectuada en Georgia el domingo 20 de marzo, la atleta trasgénero quedó en último lugar.

 

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