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Carta a Jeff Lynne

Esta es una leyenda que lo mismo ha producido discos para George Harrison y Tom Petty, y formó un supergrupo con Roy Orbison y Bob Dylan. Hasta hoy, todo lo hecho por Jeff Lynne recibía aplauso. Lo que acaba de hacer con sus viejos hits mereció, de nuestra parte, enviarle una misiva

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NOVIEMBRE, 2012. NOTA: Hace un par de semanas el autor envió este texto, originalmente escrito en inglés, a Jeff Lynne, leyenda del rock británico, a través de la página oficial de Electric Light Orchestra. El músico puso a la venta una colección de hits, con la diferencia que fueron regrabados dado que Lynne anunció que no estaba satisfecho con la calidad de los originales y que optó mejorarlos empleando las nuevas tecnologías. Quizá se trate de un intento infructuoso para manifestar la inconformidad de un fan pero, en alusión a las nuevas tecnologías, es posible que el genio detrás de ELO pueda algún día repasar estas líneas.

Estimado señor Jeff Lynne:

Desconozco su algún día usted tendrá oportunidad de leer esta carta y si la lee quizá le sorprenderá saber que procede de México, un país que jamás tuvo oportunidad de verlo en sus años de esplendor con The Electric Light Orchestra pero que cuenta con fans que por décadas han admirado su trabajo. Durante todo este tiempo también lo hemos seguido como brillante productor de The Travelling Willburys, George Harrison, Dave Edmunds y del álbum más exitoso en la carrera de Tom Petty. Pese al desdén de los críticos --el cual usted lo toma con saludable humor-- los sobrevivientes Beatles lo escogieron a usted para que produjera dos de sus "nuevos sencillos", y si le otorgaron ese honor fue por una buena razón.

Muchos de nosotros nos emocionamos cuando en el 2001 anunció que ELO había grabado un nuevo álbum, titulado Zoom, el cual iría acompañado de una gira de conciertos, la primera desde 1985, año en que había salido Balance of Power, el último disco de su magnífico grupo. La mayoría de los miembros eran de nueva generación aunque del line up original lo acompañaba Richard Tandy, el más talentoso de todos ellos. Más tarde se anunció, por causas desconocidas aunque suponemos incluyeron los atentados terroristas en Nueva York, que la gira de suspendía definitivamente. Pero de ello quedó un gran concierto transmitido por la PBS y que muchos de nosotros conservamos en DVD. Era prometedor; la magia ("extraña magia", diríamos muchos) seguía ahí; los músicos que le acompañaban eran todos excelentes, incluida Rosie Vela, quien ha tenido una brillante carrera independiente.

Sirva lo anterior de introducción para señalarle que nos hemos enterado que acaba de salir a la venta una colección de Grandes Éxitos de ELO. Pero se trata de una recopilación bastante peculiar pues no incluye las versiones originales de sus clásicos sino que son "remakes", es decir, que fueron regrabadas porque, según dijo usted a Rolling Stone, "quise aprovechar las nuevas tecnologías que no existían cuando escribí estas canciones en los setenta", explicación que curiosamente empleó George Lucas para "remasterizar" sus películas de La Guerra de las Galaxias las cuales, en opinión personal, quedaron peores que las versiones originales.

Sabemos que, como Lucas, es usted el creador y el poseedor de los derechos de sus obras y que tiene todo el derecho a hacer con ellas lo que guste. Por mi parte, y respetando ese derecho que usted tiene a gozar sus regalías por un trabajo de calidad, todos los CDs y CDs que usted ha lanzado --incluido Armchair Theatre, un disco que merecía mejor suerte-- los adquirí legalmente en una tienda lo cual se tradujo en regalías a su favor. En tal sentido quisiera manifestarle mi desacuerdo con esa decisión.

Las canciones, como suele pasar con las películas y los libros, son un producto de su tiempo. Como artista que es usted, sin duda quedará insatisfecho de lo que haga una vez que quede a la vista del público. Pero también es cierto que estas obras ocurren en un momento irrepetible que queda grabado en nuestras memorias y que resultan de un momento específico en la existencia del autor. Las imágenes que sus canciones le evocan son muy diferentes a las que nosotros evocamos, y es ahí donde radica buena parte de la "extraña magia" de la música, capaz de proporcionarnos una experiencia personal y, por tanto, única.

La tecnología ayuda, pero rara vez mejora, un producto original siempre y cuando esté bien hecho y bien pensado. Paganini podrá ser programado e interpretado en una computadora o una I Pod pero jamás superará al sonido de un Stradivarious; la guitarra que Bill Haley utilizó en "Rock Around the Clock" ostenta un valor tan especial que no podrá superarlo la guitarra más sofisticada que hoy existe en el mercado. Eso por un lado: por el otro, una canción grabada en 1976 ostentaba razones y circunstancias en la cabeza del autor muy distintas a las que éste pueda tener en el 2012. Nadie mejor que un músico lo sabe mejor: usted disfrutó en los cincuenta de las canciones de Chuck Berry, de Roy Orbison y Jerry Lee Lewis del mismo modo que nosotros, en los setenta, nos apropiamos de canciones no solo de ELO sino de Kansas, Queen, Styx y otros genios de la época.

¿Se imagina usted si, hace treinta años, Orbison hubiera dicho "quiero grabar de nuevo 'Pretty Woman' para aprovechar la tecnología que no existía cuando la grabé originalmente"? El efecto mágico de la "primera vez" difícilmente se habría repetido y usted añoraría la versión original. Bueno, es exactamente lo mismo.

En su página web se incluyen breves trozos de las canciones "remasterizadas" y si bien es cierto que mantienen el espíritu original, se les despojó en algunos casos --notoriamente en "Don't Bring Me Down"-- de efectos hechos sin sintetizador que en nuestros días podrían sonar anacrónicos. Pero no debieron ser removidos si fueron parte de un concepto original que ocurrió hace décadas. Después es escuchar esos trozos, la conclusión es que prefiero quedarme con las canciones originales e imaginar que su "recreación" jamás ocurrió.

Con respeto y admiración

Oscar Fernández

 

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