fasenlínea.com

Análisis, comentario y demás

 
Inicio Nacional Internacional Cine DVDs Medios Literatura Y Demás

Y Demás/Burocracia

La CIA, nuestro sobrestimado villano favorito

La izquierda latinoamericana por muchos años ha atacado, con algo que apenas esconde su envidia y admiración, a la Agencia Central de Inteligencia, un ente burocrático que, por las pifias que ha cometido, justificaría su pronta desaparición. Ello no ocurrirá: Washington también consiente la ineficiencia burocrática

Versión impresa

JULIO, 2012. La Agencia Central de Inteligencia, la CIA, aunque en español las siglas deberían leerse ACI, ha sido por décadas el villano favorito de los latinoamericanos. Cuando parecía que estábamos dejando atrás el complejo de culpar a tan tenebrosos agentes por todos nuestros males, un mail circuló en la red responsabilizando a esos muchachos de planear la manera para que López Obrador no llegue a la Presidencia de México. La CIA sigue siendo el pararrayos favorito de nuestra paranoia e infantilismo político.

A las acusaciones más o menos creíbles de la CIA se han sumado otras francamente hilarantes. El que esa agencia con sede en Virginia --muy cerquita de Washington, la capital del monstruo-- haya organizado la caída de Jacobo Arbenz en Guatemala y la captura dle Che Guevara en Bolivia hay pocas dudas. Inclusive, el señalar a la CIA como la que realmente derrocó a Salvador Allende se ha documentado sin problemas.

Pero denunciarla flamígeramente, como lo hizo un secretario de Estado mexicano, por estar desviando los huracanes para inflingir una sequía en venganza por la política exterior del presidente José López Portillo evidencia algo más que un mero desequilibrio mental del declarante. Las acusaciones ridículas abundan: contribuir al calentamiento global, del tsunami en Asia, de matar a los hermanos Kennedy, de desaparecer para siempre a Jimmy Hoffa, de haber convertido a una comuna religiosa en Guyana en campo de concentración para aniquilar a la población negra, de haber mandado matar a John Lennon, de la fuga nuclear en Three Mile Island, de ordenar liquidar al Papa Juan Pablo I por sus ideas progresistas y, por supuesto, de los atentados al World Trade Center del 2001, faltaba más.

Hugo Chávez ha pegado dos jonrones de rebosante estupidez en torno a la CIA, primero, al culparla de causar los terremotos en Haití en el 2010 y de inocular el cáncer entre los presidentes "progresistas" de la región. Curiosamente Chávez cerró el pico cuando hubo un sismo en Chile y le siguió un tsunami, ni al hecho de que otros mandatarios "progresistas" como Daniel Ortega, Rafael Correa o Cristina Kirchner no hayan desarrollado cáncer.

¿Pero qué tan cierta es la tremenda efectividad que le achacan a la CIA? ¿Es realmente tan tenebrosa como la Spectra de las películas de James Bond?

La CIA fue creada por el presidente Harry Truman en 1947 para sustituir los servicios de inteligencia dedicadas a la búsqueda de espías nazis en territorio norteamericano., Terminado el conflicto las piezas políticas cambiaron y la URSS pasó a ser el nuevo enemigo de las democracias occidentales. Truman también le encomendó a sus agentes "vigilar" a América Latina y proveer "informes de inteligencia" sobre posibles brotes subversivos --es decir, patrocinados por Moscú-- en la región..

En un principio la CIA tenía 240 agentes pero un recuento posterior arrojó 1,200 empleados repartidos en 30 países. Y en lo que parecería ser una broma de humor negro, una de sus misiones más importantes fue ayudar a deponer a Fulgencio Batista ¡para abrir el camino a Fidel Castro! Según informes confidenciales que luego publicó en un libro el ex embajador en Cuba William C. Bullit, la CIA estaba convencida de las "cartas democráticas" de Castro, todo ello basado en cables enviados por la CIA que consideraban "simpatizante comunista" a Batista. ¿Y es eso hablar de efectividad?

En ocasiones una operación exitosa de la CIA fue echada a perder por una decisión equivocada. Es el caso de la captura del Che Guevara y en la cual el guerrillero argentino había caído con relativa facilidad. Sin embargo al ordenarse su eliminación se creó un mito que habría de inspirar a decenas de otros movimientos en todo el continente; su muerte terminó por convertirlo en mártir e icono revolucionario.

"La gran paradoja es que el Che Guevara ya estaba en decadencia al momento de ser atrapado; los campesinos bolivianos se sentían ajenos a su retórica, algo que en nada contribuyó a su táctica del 'foquismo'. Su movimiento habría caído con los años o habría sido neutralizado como ocurrió con otras guerrillas en el área. Pero la CIA decide liquidarlo y el Ché se convierte en héroe", escribió Jonah Goldberg, autor de Liberal Fascism. De nuevo: ¿es esto hablar de efectividad?

Hubo otras pifias, como el financiamiento a la "contra" nicaragüense en los ochenta y que terminó por perjudicar a los campesinos que vivían cerca de la frontera con Costa Rica; fue un costo altísimo que no sirvió de nada puesto que los sandinistas luego caerían víctimas de su propia corrupción años después.

Pero quizá la estrategia más onerosa para la CIA se dio en contra de Osama bin Laden, un fracaso que en circunstancias lógicas, obligaría al gobierno norteamericano a cerrar de una vez por todas y para siempre sus oficinas.

No existen datos cerrados pero el analista Fred Barnes considera que la CIA se gastó unos 5 mil millones de dólares para capturar a bin laden. Y mientras lo buscaban en África y hasta la última cueva de Afganistán, el terrorista vivía plácidamente en Pakistán (país que se suponía era aliado de Washington en su guerra contra el terrorismo) viendo películas pornográficas en televisión.

Según Barnes, la CIA tiene actualmente alrededor de 30 mil empleados repartidos en 50 países, incluyendo parte del personal diplomático en sus embajadas. Para una agencia que tiene en su haber más fracasos que logros, el dicho popular de que sale más caro el caldo que las albóndigas se ajusta perfectamente a la Agencia Central de Inteligencia. Un caldo muy oneroso y que en nada ayuda a la imagen de Estados Unidos en el exterior, y que de paso es usado por nuestros gobiernos como excusa de nuestra incompetencia.

¿Pero convendría cerrar algún día este armatoste burocrático?

Sería lo ideal, pero es dudoso: pese a su ineficacia se le considera esencial en la lucha contra el terrorismo con todo y que que el ofrecimiento de recompensas, como se hacía en el Viejo Oeste, haya resultado ser un método más efectivo que sus operaciones encubiertas.

Ante ello, la reputación de nuestro "villano favorito", en alusión a Mark Twain, ha sido enormemente exagerada. Y en momentos en que a Washington no podría importarle menos el devenir latinoamericano, ya deberíamos dejar a la CIA aun lado y en vez de ello resolver nuestros propios asuntos en vez de culpar de todo a la multicitada agencia.

Copyright 2012 Derechos reservados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Y Demás

Indudablemente, Brian Wilson tiene ritmo

Lo extrañaremos Robin Gibb

Momentos de un siglo fenecido: la guerra fría

El Titánic, una cubierta de simbolismos secuestrados

Neil Diamond, un clásico indiscutible

Dama de Hierro, pero también de carne y hueso

Los efectos del bullying duran décadas

Archivo

 ¿Desea opinar sobre este artículo?

[email protected]

[email protected]

0 comentarios

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás