fasenlínea.com

Análisis, comentario Y Demás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Internacional

Justin Trudeau y su aberrante hipocresía: democracia a mi conveniencia

La descomposición social y económica de Nueva York, un acto deliberado

 

¿Ya extrañan a Trump? Biden y Estados Unidos se derrumban sin remedio

 

Peor, imposible: por fin se larga el repugnante Bill de Blasio

 

Joe Biden: la brandonización del peor presidente en muchas décadas

Chile y su tortuoso reto para zafarse (otra vez) de la pesadilla socialista

Archivo

 

 

 

 

 

INTERNACIONAL

 Suena para ser el "bueno" en el 2024: Ron Desantis

Con una popularidad arrolladora luego de restregar a Joe Biden y a Fauci sus mentiras sobre el covid, el actual gobernador de la Florida se perfila como el eventual candidato republicano para las elecciones presidenciales, eso si Trump no se le atraviesa en el camino. Con todo, y si el partido del elefante juega bien sus piezas...

Versión impresión

MARZO, 2020. Y pensar que por un pelito las cosas en la Florida hoy podrían ser muy diferentes: con una diferencia mínima, al actual gobernador Ron Disantis, derrotó al candidato demócratas, un tal Andrew Gillum, afroamericano ex alcalde de la capital Tallahassee y a quien los medios apapacharon como si se tratara del próximo Obama. Meses después de la derrota, Gillum fue arrestado con otros dos hombres en posesión de unas bolsas de plástico que contenían droga, esto en un hotel de Miami y  donde uno de sus acompañantes había sufrido una sobredosis.

Gillum, a quien The Washington Post había llamado pomposamente "un candidato idóneo para un momento indicado", estaba tan alcoholizado esa noche que apenas pudo rendir su declaración. Más tarde Gillum aceptó ser adicto a las drogas y al alcohol, noticias que, por supuesto, los principales medios habían ocultado a la opinión pública.

En tal sentido da horror pensar cómo estaría el único estado-península de los Estados Unidos --factor, por cierto, que comparte Yucatán y las dos Baja California en México-- si Gillum y los demócratas hubieran conseguido la gubernatura. Sin embargo, entre los demócratas y sus aliados, las plataformas digitales y ahora los megaempresarios del entretenimiento, no le perdonan la afrenta, máxime cuando Disantis no da muestras de agacharse ni pedir disculpas por sus declaraciones.

Hace unas semanas, el mandatario logró aprobar una iniciativa que prohíbe la enseñanza de "políticas de género" a menores de 10 años en las aulas escolares. La nueva ley, llamada 1557, no permite que los maestros exijan a los niños a que definan su orientación sexual cuando su identidad como personas apenas se está definiendo. El gobernador Desantis recogió las inquietudes de cientos miles de padres de familia, escandalizados porque este tipo de cosas se estuvieran impartiendo a sus hijos. La iniciativa es apoyada inclusive por el 46 por ciento de los simpatizantes demócratas en la Florida, de acuerdo a una encuesta publicada por la Universidad de Harvard.

La izquierda reaccionó llamando a la iniciativa  "No Digas Gay" (Don't Say Gay) acusándola de ser "excluyente" y "homofóbica", algo falso pues la ley, que en ninguna menciona la palabra "gay", tampoco prohíbe el uso de ese término; asimismo respeta la fuente laboral de aquellos profesores que se asumen como gay e igualmente garantiza sus derechos humanos. Lo  único que restringe es tratar ese tema con unos menores de edad para quienes sus órganos en la entrepierna sirven únicamente como forma de desahogar sus necesidades fisiológicas.

En un principio el gigante Disney se declaró "neutral" ante la medida pero luego que un grupo de empleados (sobre todo en el parque de Anaheim, a 4 mil kilómetros de distancia) dio un giro y se declaró a favor de los activistas. Ese hecho coincidió con un video filtrado donde varios de los altos ejecutivos de Disney destacaron vía Zoom la intención de "incrementar hasta un 50 por ciento" la inclusión de personajes "representantes de la comunidad LGBT en programas de televisión, películas, musicales y series transmitidas en las redes digitales"

ESCUCHE AQUI NUESTROS PODCASTS FASENLINEA

Poco parece importar a los ejecutivos de Disney o de Apple, que alzaron la voz contra la iniciativa, el hecho de que son empresas a las que nadie les ha dicho que las leyes en la Florida se votan y son sometidas a la voluntad popular, la cual se ha manifestado abrumadoramente en contra de la intención de advertir sobre su identidad sexual a los menores de edad, algo que alarmó a los padres. ¿Desde cuándo estas megaempresas tienen  derecho a asumirse como activistas políticos, qué no se supone que esa función debe ser delegada a los legisladores, y de ninguna manera a entes privados que ofrecen bienes  de consumo?

Ante esa reacción, el gobernador Disantis respondió con una baraja que los altos ejecutivos woke de Disney no esperaban: prometió "revisar" una ley aprobada en 1967 como anzuelo para abrir el parque de diversiones Disney World en Orlando, una ley extraterritorial que permite a Disney realizar todo tipo de modificaciones , erigir o tumbar construcciones y juegos mecánicos y trazar nuevas calles en su perímetro sin tener que pedir permiso al estado o al ayuntamiento de Orlando. En caso de ser rescindida esta prerrogativa, las consecuencias económicas para Disney World serían devastadoras aunque igualmente se avizora que, gracias a esa respuesta woke que va contra el espíritu familiar que dio origen al emporio Disney y que pudiera desembocar en una gigantesca baja en boletaje, sobre todo tras la llegada del verano, la temporada más alta en todo el año.

Y a diferencia de los republicanos militantes, casillero donde no entra el ex presidente Trump, sus miembros se distinguen por lo timorato, por sus repuestas tibias ante el embate de los demócratas y sus medios achichincles, temerosos de que un escándalo mediático termine son sus carreras políticas. Por el contrario, Desantis fue de los primeros en desafiar el cantinflesco discurso del doctor Anthony Fauci, decidió abrir la economía y ordenó detener los confinamientos una vez que comenzó a descender la "curva" a lo que el desprestigiado médico acusó de "medida irresponsable", eso al tiempo que en estado de Nueva York, donde las indicaciones de Fauci se estaban siguiendo estrictamente, los casos se mantuvieron al alza por varios meses más.

La desregularización económica ha continuado en la Florida: el impuesto al consumo es del 6 por ciento, comparado con un 7.25 en California, el más alto en todo el país --en Nueva York es de un 4 por ciento pero en la urbe de hierro los impuestos locales hacen que se eleve hasta un 12.4 por ciento-- esto al tiempo que desde el 2021, con todo y pandemia, el crecimiento del PIB estatal ha sido de un 3.4, comparado con el 1.1 de Illinois y el 2.2 en California, en otros tiempos la locomotora del poder económico norteamericano.

Incluso las torpes acusaciones de la prensa han fortalecido la imagen del gobernador. Cuando Desantis desapareció de escena por unos días a principios de año, varios medios, entre ellos el Miami Herald, especularon que se debía a que había ido a realizar "reuniones secretas con Trump" cuando la verdad fue que estuvo al lado de su esposa Jill Casey, quien fue sometida a un tratamiento contra el cáncer que, hasta el momento, ha resultado exitoso. "No quise que esto se convirtiera en un circo mediático", respondió Disantis para explicar su ausencia. "estar al lado de Jill era más importante que cualquier acto político". Ese ejemplo de calidad humana ha servido al gobernador para incrementar sus bonos entre la opinión pública floridiana.

El boom económico del estado es extraordinario: junto con Texas (otro estado que, no es casualidad, es gobernado por los republicanos) la Florida está hoy irreconocible de como estaba apenas tres décadas detrás, cuando se hundía en la mediocridad y las calles de las principales ciudades estaban atestadas de actos delictivos. En tal sentido Disantis dijo en una entrevista con la cadena Fox: "hemos alcanzado un desarrollo bastante bueno, que podría ser más alto si el gobierno federal no nos impusiera tantos límites y tantas regulaciones".

En consecuencia a este éxito económico, la inmigración procedente de otros estados se ha duplicado desde principios del 2021,a un ritmo de 300 personas diarias. Esto tiene su lado bueno y su lado mano, según los floridianos. Por un lado, la entrada de capitales y habitantes que huyen de Nueva York, California e Illinois está robusteciendo el PIB local; por el otro, y un fenómeno que ya se reflejó en Nevada, Arizona y Colorado, muchos de esos recién llegados siguen votando por los demócratas lo que ha llevado, como ejemplo, a que la racha de gobernantes republicanos se detuviera en Phoenix, Las Vegas, Austin y en el estado de Kentucky, entidad que el partido del burro no ganaba desde los años 90.

¿Por qué esa gente sigue eligiendo a los mismos que arruinaron a sus ciudades de origen, obligándolos a emigrar? Quizá por la creencia, claramente absurda, de que los demócratas en esos estado son más eficientes porque se encuentran en un estado que posee mejores expectativas de vida. El comentarista conservador Ben Shapiro, quien huyó de California para establecerse en Tennessee, explica que este curioso fenómeno, "se debe a que los simpatizantes demócratas que dejan sus lugares de origen suponen que los demócratas de los estados a donde llegan pueden hacerlo mejor que los republicanos. Es como creer que emborracharte con whisky nunca será tan malo como emborracharte con vodka simplemente porque toda tu vida has tomado whisky".

Los habitantes locales, sin embargo, no temen que esa oleada de inmigrantes cambie lo que se ve inevitable: la releección de Desantis el próximo noviembre. En tal sentido apunta la analista Andrea Widburg, de la página americanthinker.com: "La última eleccion dejó en claro que muchos demócratas de la Florida votaron por los republicanos en distritos que hasta hace poco se consideraba eran imbatibles. Los demócratas que radican en un estado republicano próspero son los primeros que se sienten traicionados y están votando en consecuencia".

Más allá de la reelección...

Naturalmente Desantis ya está viendo más allá del próximo noviembre y su mira apunta hacia el 2024. Joe Biden apenas lleva año y medio y su presidencia ya se encuentra en estado comatoso junto con la casi segura pérdida tanto de la Cámara de Representantes y el senado, lo que significaría la estocada final hacia unos demócratas cuyo férreo dogmatismo es abiertamente rechazado por la mayoría de los norteamericanos.

La posibilidad para Desantis también cumpliría otro aspecto que aún no se ha dado, esto es, la llegada a la Casa Blanca del primer presidente de origen italiano, algo que no ha ocurrido pese a que la comunidad italiana ha tenido una enorme influencia en la historia del país (quien más se acercó fue la ya fallecida Geraldine Ferraro, compañera de fórmula del candidato demócrata Michael Dukakis en 1988).  Esta posibilidad sería un fuerte incentivo para la numerosa comunidad italiana radicada en Nueva York, Ohio y Nueva Jersey.

Por supuesto que hay un escollo en el camino, y se llama Donald Trump, quien aparentemente está decidido a postularse de nuevo a la máxima magistratura, algo que seguiría dividiendo más a un país que se encuentra hoy peligrosamente polarizado. En tal sentido, la candidatura de Disantis atraería a los moderados y, sobre todo, al voto apartidista, el cual suele decidir el resultado final de cada elección.

Sin embargo los republicanos bien podrían administrarle la misma medicina a los demócratas como lo hicieron con la dupla Biden-Harris: postular a Desantis a la presidencia y a Trump a la vicepresidencia. Cualquier intentona de juicio político o de remoción de Disantis traería de vuelta a la Casa Blanca a ya-saben-quién.

¿Y si a los demócratas se les ocurre postular, digamos, a Michelle Obama? Al respecto apunta la analista Widburg: "Hasta los más entusiastas partidarios de Biden empiezan a coincidir con millones de norteamericanos: ya no queremos en la presidencia a alguien popular que no sabe hacer las cosas, o las hace mal. Queremos a alguien popular que desde antes ya está haciendo las cosas, y las está haciendo bien".

 

Textos relacionados

¿Desde cuándo el beisbol y las gaseosas son garantes democráticos? ¿Por Dios! [Abril, 2021]

Miami, boom económico e inmigración [Noviembre, 2011]

 

 

¿Desea opinar sobre este texto?

[email protected]

[email protected]  

 

0 opiniones

 

 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás