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Joe Biden: la brandonización del peor presidente en muchas décadas

"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. ... Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo", dijo Abraham Lincoln. Esa frase resume prístinamente el caos de un mandatario tan inepto que, en comparación, hace ver a Jimmy Carter como un político capaz y visionario. Lo peor es que, detrás de Joe Biden, se cierne la presencia de Kamala Harris. La apuesta de aquí al 2024 es espantosa para los Estados Unidos

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NOVIEMBRE, 2021. Los niveles de ridículo de la prensa norteamericana en la "era Biden" han provocado episodios donde la zalamería se convierte a su vez en una forma de ridiculizar al actual mandatario. Punto de referencia: luego de haber ganado una competencia automovilística en la categoría Nascar, la reporta Kelly Stavast de la cadena NBC felicitó al piloto ganador, llamado Brandon Brown, y agregó eufórica: escucha cómo el público te apoya y te dije Let's go Brandon (¡vamos Brandon!) Lo trágicómico del asunto fue que lo que en realidad entonaba el público era un coreado Fuck Joe Biden!, algo que , como lo hizo Spielberg, no requiere traducción ni subtítulos.

A partir de entonces, el Let's go Brandon se ha convertido en grito de batalla que lo mismo se escucha en juegos de futbol americano, conciertos y fiestas, El asunto llegó al punto que un intérprete de hip hop grabó un tema titulado, precisamente, "Let´s Go Brandon", el cual se fue como cohete al tope de las listas (y luego le siguió otro tema de hip hop, de un artista igualmente titulado "Lets Go Brandon". A partir de entonces, y dado que la frase no alude a nadie en específico, la frasecita es prácticamente imposible de censurar.

Por supuesto que la prensa norteamericana salió en defensa de "Brandon" y llamó una "falta de respeto" la frase, según lo dijo Joey Scarborough, de la cadena NBC: "Independientemente del partido político al que pertenezca, la figura del presidente merece respeto. Los insultos no deben esconderse tras el argumento de que se ejerce la libertad de expresión.

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Por supuesto que Scarborough no encontró nada de objetable ni un falta de respeto cuando el actor Robert de Niro también le lanzó un fuck you al ex presidente Trump durante la entrega de los Emmys en el 2020. Ahí, simplemente, el protagonista de Taxi Driver estaba ejerciendo su libertad de expresión. Y además es algo curioso ¿desde cuándo es criticable recordar a la progenitora en una frase que, en primer lugar, no menciona en momento alguno al aludido?

Sin embargo y pese al manto de silencio que la prensa ha puesto encima al Let's Go Brandon, el fracaso absoluto de Joe Biden a menos de cumplir su primer año de gobierno no puede ser escondido ni por el lenguaje orwelliano que manejan esos medios ni por las loas, entre desatadas y delirantes, que se le siguen dedicando a Joe Biden, esto sin olvidar su cada vez más preocupante deterioro mental, su pleito personal con la vicepresidente Kamala Harris ya la espiral inflacionaria que no se veía en Estados Unidos desde 1979 cuando Jimmy Carter era presidente y quien hasta hace poco había sido considerado el peor presidente de la era moderna.

Carter requirió de cuatro años para ganarse el título, pero Biden solo necesitó 11 meses para quitarle competitividad al país y darle un empujoncito más para convertir a Estados Unidos en una nación subdesarrollada.

Lo mas asombroso es que ni Biden, ni Kamala Harris ni la vocera presidencial Jan Psaki han aceptado que el país va directo a un callejón sin salida o, peor aún, a un abismo que podría poner en jaque al experimento que trajo consigo al primer país que alcanzó el estatus de desarrollado en el continente americano (Canadá lo alcanzó hasta principios del siglo XX). Por el contrario, todos ellos juran que el país "está mejor que nunca" y la Casa Blanca festeja como un logro enorme, gigantesco, que el costo del galón de gasolina haya bajado 15 centavos, cuando todavía a principios de enero el precio era de 2.30 dólares y hoy se encuentra en los 3.35 dólares.

Curiosamente, uno de los valladares inesperados contra los delirios económicos de Biden surgió dentro del mismo Partido Demócrata. Se trata del senador por Virginia del Oeste Joe Manchin, el único legislador de la bancada en dar el "no" a la iniciativa Build Back Better, más conocida como BBB, un disparate impulsado por el ala más radical del partido y que proponía servir de nana a los 330 millones de norteamericanos, desde la cuna hasta la funeraria, convirtiéndolos en personas conformistas, sin aspiraciones, siempre atenidos a la beneficencia pública.

"El BBB habría endeudado a cada norteamericano con casi 210 mil dólares, incluidos los que nacerán el próximo decenio y la deuda seguiría siendo impagable hacia el año 2045", escribió el analista Miguel Canto en la página americanthinker.com. "Su aprobación habría sido suicida". En ello coincide el mismo Manchin al ser entrevistado por la cadena Fox: "Ese aumento desmesurado del presupuesto público no tiene justificación alguna. ¿Cómo puedo explicar a mis electores en Virginia que ese derroche será benéfico para ellos, sencillamente no puedo".

El hecho de que un solo legislador haya detenido una iniciativa mesiánica da cuenta de cómo los Padres Fundadores de Estados Unidos diseñaron un sistema de contrapesos tan efectivo y letal contra todo aquel político que quiera abusar de su poder. Ello explica que los demócratas lleven rato exigiendo una nueva acta constitutiva. No les conviene la que hoy existe y que mantiene su vigencia desde 1776. Las principales encuestadoras señalan que la popularidad de Biden ha descendido hasta un 41 por ciento, en comparación con el 65 por ciento cuando tomó posesión.

Sin embargo se estima que la cifra es mucho mayor por simple lógica: si se acepta que la vicepresidente Kamala Harris presenta un nivel de popularidad del 26 por ciento, "necesariamente los números del presidente deben ser mucho menores" apunta Monica Showalter, de la página americanthinker.com. Otro punto para sospechar que ese 41 por ciento "es mera invención", agrega Showalter, "lo da el hecho de que nadie, incluso mis amigos demócratas, piensa que Biden está haciendo un buen trabajo... los únicos que hablan maravillas del presidente son los medios y aun muchos de ellos ya lo empiezan a hacer con reservas".

¿Por dónde empezar para desglosar la espantosa madeja que Biden ha provocado desde su primer día de gobierno cuando canceló la construcción del gasoducto que conectaría con Canadá para proveer de combustible al país? Intentémoslo:

KAMALA HARRIS - Conforme pasa el tiempo se consolida la idea de que haber escogido como vicepresidente a Kamala Harris fue una pésima decisión, no por su origen étnico sino por su escasa o nula capacidad en las arenas de la política norteamericana. Y de acuerdo a lo publicado en varios medios, la ineptitud de Kamala Harris marca un enorme contraste con la altanería y el desprecio con que trata a sus empleados. Según The Washington Post, el mismo periódico liberal que a principios de año elogió a la vicepresidente por su "capacidad de aglutinar criterios", facultad que aparentemente no comparte parte de su equipo, publicó una nota donde señala que al menos ocho miembros de su equipo de trabajo presentaron sus renuncias dentro de lo que constituía "un ambiente tóxico", según dijo una de esas personas a ese matutino.

Ante las preguntas de los reporteros sobre esta renuncia masiva en el equipo de Kamala Harris, la vocera Psaki dio una respuesta alucinante: "El ritmo de trabajo ha sido tanto estos meses que todos ellos han decidido tomarse un descanso", aspecto por demás curioso porque cuando se le ve futuro a un proyecto, lo último que suelen pensar los implicados es en irse a casa a descansar, por el contrario.

Por otro lado, Kamala Harris debe pensar que la opinión pública norteamericana está conformada por idiotas quienes no perciben el coraje que le provocó que Biden la haya puesto a cargo de la situación en la frontera sur una vez que sus políticas (éstas sí idiotas) de detener la construcción del muro y asegurar que los inmigrantes ilegales "eran bienvenidos", lo que trajo consigo una oleada de inmigrantes que tuvo su punto álgido en la frontera de Acuña, Coahuila, con Del Río, Texas.

"Es evidente que a la vicepresidente no le hizo ninguna gracia la encomienda de Joe Biden, además que, dada su nula experiencia en temas migratorios, Kamala Harris sabe perfectamente que su inevitable fracaso en la frontera sur le provocaría un enorme daño a su carrera. Por ello se ha desentendido del asunto", señala el columnista Sylvio Canto en la página americanthinker.com.

Las nefastas "políticas de identidad" son la única razón por la cual Kamala Harris es la actual vicepresidente. Eso ocurre cuando se antepone el color de piel al mérito, ése que la izquierda internacional lo considera el peor pecado jamás creado por la libre empresa.

Desde que es vicepresidente, Kamala Harris siempre ha aparecido vistiendo pantalones, un aspecto aparentemente trivial, pero que de acuerdo a la especialista en imagen Andrea Windburg, "una mujer que aparece frecuentemente en público y usa faldas transmite no solo femineidad sino seguridad en sí misma, orgullosa de sentirse mujer, de disfrutar la vida; incluso Jill Biden, la esposa del presidente, siempre aparece a su lado vistiendo falda", y agrega la importancia que ello tiene para que las mujeree se identifiquen con ella: "Jackie Kennedy, Nancy Reagan y Michelle Obama impusieron una moda en el  vestir. La primera mujer con un puesto político imprortante en usar pantalones fue Hillary Clinton, seguramente pensando que así estaba dando una señal de igualdad ante los hombres cuando al señal real al traer únicamente pantalones es de no estar disfrutando su condición de mujeres".

El columnista Canto lo pone así: "al utilizar únicamente pantalones y prescindir de las faldas, la imagen que Kamala Harris proyecta es la de totalitarismo, cerrazón, un sentimiento de imposición más propio de la China de Mao, quien por cierto prohibió el uso de faldas entre sus funcionarias. Este pantalonmanía nada tiene qué ver con el espíritu de los Estados Unidos".

Windburg lo resume así: "así como la presentación de un empaque  vende el producto, el modo de vestir de una figura pública vende su imagen. Con sus pantalones oscuros y sin nada de maquillaje, Kamala Harris no proyecta las aspiraciones de millones de mujeres norteamericanas, y eso ya se está reflejando en su bajos índices de popularidad"

INFLACIÓN - Aunque el Washington Post y la otrora prestigiada revista Forbes aseguran que el repunte inflacionario en Estados Unidos "es positivo pues significa que la gente tiene más dinero en sus manos", también es cierto que el alza de precios les hace gastar más y les impide ahorrar. "Hay más dinero en circulación pero también hay más artículos y bienes de servicio que cuestan más hoy que en enero del 2021 cuando Joe Biden tomó posesión", refiere Canto. "De ninguna manera eso puede ser algo bueno para los norteamericanos".

Como ha sucedido en otros países, cuando apareció el fenómeno inflacionario, el Departamento del Tesoro aseguró que era un "asunto transitorio" pero recientemente aceptó que existen "altas posibilidades" que la inflación alcance su máximo en marzo del 2022 y después los precios "se estabilicen", eufemismo que en México hemos escuchado millones de veces para decir que los precios ya nunca van a bajar. E igualmente, la inflación afecta principalmente a la clase media, la cual ha comenzado a experimentar un descenso importante en lo que va del año en ese país.

En este momento millones de norteamericanos han dejado sus empleos porque al recibir los "bonos de ayuda" --por cierto causantes en buena parte de las burbujas inflacionarias-- están percibiendo más que si fueran a trabajar y optan por quedarse en casa. Pero esa estructura de economía ficción tendrá que derrumbarse los meses siguientes, o que podría traer consigo una grave depresión económica.

¿Qué le espera a Estados Unidos en el 2022? Con sus capacidades mentales cada vez más mermadas, los mismos demócratas ya manejan la posibilidad de que sea "alguien más" quien se postule para las próximas elecciones presidenciales. Pero igualmente el  repudio hacia Kamala Harris está lejos de ser asunto exclusivo de los demócratas: el equipo de relaciones públicas de la vicepresidente han invertido millones de dólares para promover su imagen, primero en la portada de revistas como Vogue y Cosmopolitan y segundo, con un ridículo "documental" patrocinado por la NASA donde se supo que quienes la escuchaban asombrados en realidad eran niños actores contratados por una agencia de Hollywood.

"La mujer no tiene carisma, no sabe proyectar determinación, seguridad ni confianza", apunta el columnista Canto. "Ese es el secreto peor guardado al interior del Partido Demócrata, esto es, el estar conscientes que Biden está saliendo un mal presidente pero Kamala Harris amenaza con ser todavía peor".

Por supuesto que, ante las acusaciones, Harris y el reducido equipo de colaboradores que todavía le son fieles denuncian que su baja popularidad se debe "al racismo y al hecho de que es mujer", argumento que prácticamente nadie cree.

Inflación que no se veía en cuatro décadas, impunidad, corrupción y encubrimientos, sobre todo las trapacerías de Hunter Biden --el hijo incómodo quien en vez de estar tras las rejas se puso a exhibir sus cuadros en una galería-- y un partido político que está echando por la borda todo el prestigio que alguna vez llegó a tener, amenazan con agravarse este 2022. El próximo noviembre llegará el momento de cobrarle factura a las enloquecidas políticas progresistas que cada vez muestran mayor rechazo en un país que hasta hace poco se preciaba de su libertad de expresión.

 

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