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INTERNACIONAL

Chile y su tortuoso reto para zafarse (otra vez) del infierno socialista

Ante la reciente primera vuelta electoral da cuenta que mientras millones de chilenos no han olvidado los caóticos tiempos allendistas, otro tanto tiene una idea romántica del peor experimento económico del siglo XX que hoy amenaza con destruir el proyecto económico más exitoso de América latina. Pero quienes buscan mantener su libertad ya no pueden mantenerse pasivos ante esos embates

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NOVIEMBRE. 2021. A estas alturas de hipocresía periodística mundial, a nadie debiera extrañar que se desdeñara, casi en absoluto, el triunfo que el candidato José Antonio Kast obtuvo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile para definir el sucesor de Sebastián Piñera, quien en su segundo periodo presidencial fue rebasado y orillado por sus enemigos políticos, con lo cual se evaporó todo el prestigio que alguno vez llegó a acumular en su carrera.

Pero no todo fue indiferencia de estos medios, naturalmente. Aquellos que opinaron no dudaron ni tantito en diezmar con sambenitos a Kast, entre ellos "el candidato de la ultraderecha" (El País, de Madrid), "el émulo sudamericano de Trump" (La Opinión de Los Ángeles) y "un candidato que en el pasado justificó a la dictadura de Pinochet" (The Washington Post).

La primera vuelta electoral fue cerrada, aunque mucho menos de lo que se había pronosticado: Kast obtuvo 27,91% de los votos mientras su contrincante Gabriel Boric, del radicalizado Izquierda Unida y el Partido Comunista, recibió 25,82% de los votos. Pero de cualquier modo, los resultados indican la profunda división que existe actualmente entre la población chilena, por un lado cientos de miles de jóvenes adoctrinados en las universidades que votaron por primera vez, y por el otro, millones de chilenos que recuerdan claramente o han escuchado de sus padres y abuelos lo que le representó la pesadilla socialista a Chile en los años setenta --un capítulo que con frecuencia los historiadores de izquierda suelen omitir a propósito-- algo que conduciría a una de las peores dictaduras militares en la historia de Sudamérica.

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Y es que a diferencia de España, donde quienes sufrieron los horrores de la guerra civil son octogenarios o abandonaron este mundo hace años, la memoria del desastre allendista sigue fresca. "Lo que la izquierda chilena suele 'olvidar' es que antes del cuartelazo la situación era igual a la que hoy tiene Venezuela", refiere Raymundo Orozco, un abogado de Santiago a quien consultamos vía Skype. "A diferencia de los jóvenes europeos y norteamericanos para quienes la palabra socialismo les suena a un mundo de armonía, igualdad y justa repartición de la riqueza. Chile ya estuvo dentro de ese infierno, un infierno muy reciente, por lo demás".

Agrega Jiménez: "Sin embargo la desinformación y la distorsión de las cosas han sido descomunales desde los últimos años de Michelle Bachelet. Los maestros universitarios dicen sin vergüenza alguna que el fracaso del socialismo en Venezuela es consecuencia de los políticos corruptos y que todos los escépticos del socialismo son en el fondo unos racistas. Todo esto está teniendo su efecto entre los jóvenes chilenos, indudablemente..."

Y en una coincidencia que tampoco debiera extrañar, así como el rechazo de los medios es casi absoluto en relación a Kast, cuando hablan del candidato Boric suelen referirse a él con enorme respeto y consideración. Nadie lo llama "un candidato de ultraizquierda" de lo cual ha dado evidentes pistas: no solo ha evitado criticar a Nicolás Maduro, aunque indefectiblemente lo llaman "presidente" pese a que al haber disuelto el Parlamento es un mandatario di facto, espurio.

Boric propone la creación de una Asamblea constituyente que "combata las desigualdades" y aplique una "repartición más equitativa de la riqueza" para paulatinamente destruir el sistema liberal democrático. ¿Cómo llegó Chile a ese punto de polarización?

Si bien  esa división ha sido profunda desde la misma independencia chilena, Orozco dice que "por lo menos, en los años inmediatos al fin de la dictadura, todas las fuerzas políticas estuvieron de acuerdo en el mismo objetivo, robustecer la economía y al mismo tiempo a abrir más espacios a la democracia, respetando el esquema económico. Pero llega Michelle Bachelet, quien realiza en trabajo mediocre en su primer periodo presidencial, se reelige y se mueve más a la izquierda con lo cual los moderados son barridos y entran en escena los radicales. Yo veo muchas similitudes entre el modo en que los Obama realizaron a Estados Unidos y el modo que Bachelet radicalizó a Chile; mientras allá cualquier crítica a Obama era calificada de 'racista', cualquier crítica a Bachelet era denunciada como 'sexista', cuando su desempeño político nada tiene que ver con su color de piel o su género sexual. Este giro en los dos países difícilmente es una mera coincidencia".

Lo peor del asunto, abunda, "es que con Bachelet se alteró el esquema financiero, algo que los anteriores gobiernos habían respetado, como resultado hoy tenemos más burocracia, más corrupción, más tramitería para abrir negocios y se crearon problemas donde antes no los había. Y a este deterioro en nuestro nivel de vida la izquierda lo atribuye al programa económico más exitoso que ha existido en América latina".

Como mencionamos en un texto anterior, a la izquierda le urge descarrilar a Chile pues su probable ingreso entre los países desarrollados --un salto que ningún país latinoamericano ha conseguido hasta hoy-- echaría por tierra la palabrería y la demagogia del discurso izquierdista que denuncia al capitalismo como el origen de todos nuestros males.

"No niego que aún existen desigualdades en Chile y que el progreso no ha alcanzado a toda la población", agrega Orozco. "Pero si hacemos un comparativo con el Chile de 1973 al que tenemos hoy se dio un salto cuántico en el combate a la pobreza al punto que quien brincara de 1973 al presente no reconocería la infraestructura del país. Hace 50 años la clase media chilena estaba en proceso de extinción, y en este 2021 alcanza a casi la  mitad de los chilenos. Pero si la izquierda ve de entre mil personas a 999 beneficiadas y una sola que no lo está, vocifera y dice que nuestro sistema económico es un fracaso".

Por supuesto que falta el segundo episodio, que es la segunda vuelta que se se efectuará el próximo 17 de diciembre. El primer triunfo de Kast hizo que los mercados se fueran a la alza. Orozco refiere que los independientes decidirán el resultado aunque confía en que Kast se convierta en el próximo presidente, "lo cual sería un claro mensaje a las fuerzas que buscan desestabilizar el éxito económico chileno".

Sin embargo, Orozco advierte que, "el triunfo de Kast sería apenas el principio de esta difícilísima contraofensiva contra los afanes totalitaristas de una izquierda chilena que pasó de ser vegetariana a carnívora en apenas unos años. Pero es una batalla que tendremos que enfrentar si no queremos que Chile vuelva a caer en el desastre de los tiempos de Allende. Ya no queremos escuchar esos cacerolazos en ninguna parte de este hermoso país", concluye.

 

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