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La peligrosa hipocresía de la "Teoría Crítica de la Raza"

Sus admiradores prenden incienso a este profesor universitario quien propone aislar como un bacilo a los blancos para luego neutralizarlos. Si peligrosa teoría hoy es impartida "a chaleco" en instituciones escolares y, más aberrante aún, en las empresas más importantes de Estados Unidos. Y aunque ya ha habido protestas en contra de esta "idea", su avance es innegable y sigue forrando de dólares a este sujeto quien, de todos modos, insiste en que ese país vive como en tiempos de la esclavitud

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AGOSTO, 2021. Desde la muerte de George Floyd a manos de un idiota con uniforme de policía, los Estados Unidos han entrado de lleno a un episodio, por supuesto, de muy mal gusto, de la serie La Dimensión Desconocida. Y su hubiera que citar a uno de sus principales guionistas, necesariamente debemos referirnos a Ibram X. Kendi (en la foto) a quien sus fanáticos y seguidores incluso ya lo han postulado para el Nóbel de la Paz (y dada la espiral de locura en que ha caído este mundo, es posible que se lo otorguen).

Al tiempo que las escuelas norteamericanas y hasta los centros de trabajo se están convirtiendo en virtuales centros de adoctrinamiento, Kendi ha adquirido mayor notoriedad, con su "obra", por decirlo de algún modo, como la nueva "biblia" del progresismo de ese país... o más bien, comunismo esta vez arropado con el combate al racismo, no mediante las ideas de Luther King sino de cientos de miles de activistas que buscan destruir a los Estados Unidos como los conocemos, para convertirlos en una versión totalitaria-corporativista al mejor estilo de la República Popular de China.

Kendi ha adquirido fama incluso mundial gracias a la llamada "Teoría Crítica de la Raza" (Critical Race Theory, o CRT) la cual establece que el primer paso para combatir el racismo es, bueno, aislar a todo aquel que tenga la piel blanca como si fuera un bacilo para luego someterlo a un tratamiento que le extirpe todo su pasado esclavista de su mente, se acepte a sí mismo como un racista y eventualmente sea obligado a "indemnizar" a los negros norteamericanos por los deleznables actos cometidos por sus ancestros cuya memoria ya se perdió en la historia.

Es una teoría claramente absurda y distorsionada pero los seguidores de la TRC se la toman muy en serio: todos los norteamericanos de ancestros blanco europeo son intrínsecamente racistas, aunque ellos no lo sean; lo que sucede en que sus genes llevan la consigna de ver como inferiores a quienes tienen un color de piel distinto, un gen ominoso dispuesto a activarse ante la menor provocación. "Quien nace blanco, nace racista", ha dicho Kendi en varias de sus conferencias.

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Para el efecto, añaden los acólitos de Kendi, es imperativo organizar "mesas de discusión" a las que los blancos deben ser obligados a asistir para que "expíen" sus culpas y "rompan el ciclo" de racismo que llevan en la sangre. "Donde hay disparidades hay racismo", ha dicho igualmente este neogurú al que The New York Times no ha dudado en llamar "la conciencia crítica para que los Estados Unidos ya no caigan nunca más en las políticas de racismo y de segregación", como si no existieran hoy leyes que penalizan el racismo y la discriminación, así como la aprobación de incontables enmiendas constitucionales para erradicar esos prejuicios.

Desde la muerte de George Floyd, y en vez de investigar porqué un racista como el agente Derek Chauvin ingresó al Departamento de Policía de Minneapolis --ciudad gobernada por los demócratas desde 1962-- y se mantuvo ahí por más de dos décadas, la izquierda norteamericana sacó del semiolvido el libro Stomped From the Beginning (Pisoteado Desde el Comienzo), el primer mamotreto que Kendi puso a la venta. Asimismo y en vez de investigar las verdaderas razones que llevaron al arresto de Floyd, estos activistas encendieron incienso al segundo libro de Kendi, llamado Cómo Ser un Antirracista, libro que apareció con un envidiable timing. A partir de ese momento el libraco se convirtió en un éxito de ventas y fue recomendado con demedidas loas por todos los medios, desde el TIME hasta la otrora confiable guía Publisher's Weekly. A principios de año el libro comenzó a ser distribuido tanto en escuelas públicas y agencias de gobierno como en círculos de profesionistas, todos ellos en busca de respuestas sobre lo que estaba sucediendo en el país.

Desafortunadamente, todos acudieron a una fuente más que ominosa que en realidad esconde el odio entre razas cuyo objetivo es despedazar aun más el tejido social de la sociedad norteamericana.

Nacido con el nombre de Ibram Henry Rogers, Kendi se autoasume como un "subversivo radical", factor que no le ha impedido recibir aplausos y su obra adoptada por monstruos corporativistas como Coca-Cola, Good Year Oxxo y la cadena Starbucks, las cuales han impartido a su personal "sesiones de teoría crítica de la raza" a las que deben acudir, sobre todo si son blancos, so pena de ser despedidos.

No deja de ser paradójico que este sujeto, quien no duda en poner en el mismo casillero al capitalismo y al racismo, sea hoy el consentido de publicaciones especializadas en finanzas como Forbes y BusinessWeek. Más aún, desde la llegada de Joe Biden a la presidencia, la CRT se ha colado a las instituciones gubernamentales y a los planteles públicos, incluido el kínder. Dentro de la CIA, el FBI y las Fuerzas Armadas se han estado impartiendo "cursos" donde los la población blanca es satanizada y las demás etnias, en especial de origen afroamericano, son ubicadas como víctimas históricas del éxito que han representado los Estados Unidos.

Para Kendi todo es racismo: según él, éste puede detectarse en el modo en que se califica a los alumnos en las escuelas, la impartición de justicia en las cortes, la adquisición de un crédito bancario, las sentencias a los reos y la selección de personal. Todo esto debe ser rectificado utilizando lo que claramente es un oxymoron y que Kiden denomina "discriminación antirracista" y sus principales conceptos.

Y no importa que esa persona blanca hoy esté casada con alguien de una etnia distinta y tenga descendencia con esa persona. Por lo visto, y como ha dicho el brillante crítico Kyle Smith, "la única manera en que un blanco deje atrás su pasado racista desde la óptica de Kendi, es que se convierta al progresismo más abyecto".

Quizá esa sea la razón por la cual el principal sindicato de maestros de Estados Unidos --el equivalente en México al SNTE-- advirtió que "apoyará y defenderá" a todos los profesores que se obstinen en enseñar la "Teoría Crítica de la Raza" en las aulas: la mayoría de sus altas autoridades, junto con los directores de los principales periódicos, los dueños de las grandes televisoras, de los estudios de Hollywood, los equipos deportivos y megaempresas son abrumadoramente de raza blanca.

"Ese es la máxima paradoja (algunos le llamarían estupidez) de la Teoría Racial Crítiica y de Kendi mismo: que entre sus principales promotores dentro del mundo de los negocios, la enseñanza y el entretenimiento no aparece ningún afroamericano", señala Kyle. Razón de más para insistir en que la CRT tiene más motivos políticos que otra cosa. Como ejemplo, otra de las autoras "antirracismo" más populares es Robin J. Di Angelo, quien recientememne publicó un libro llamado White Fragility (Fragilidad Blanca), cuyos conceptos, apunta el vloguero Shapiro, "si fueran dirigidos a otrp grupo racial, serían prohibidos de inmediato para su venta en Amazon, pero ahí siguen".. Pero ningún admirador de la TCR se ha preguntado cómo alguien de piel blanca y origen europeo--es decir, de la región donde provienen los explotadores de este mundo, según ellos-- esté pontificando contra el racismo blanco en los Estados Unidos. (¿no habíamos quedado que nadie tiene derecho a opinar si no es través de su propia experiencia racial?)

Otro punto es cómo una teoría que supuestamente tiene como objetivo erradicar el racismo es racista en grado superlativo. Shapiro resalta que, más que integracionista, la TCR "promueve el segregacionismo en el entendido que la población blanca es racista solo por el color de su piel. Si equiparamos los lineamientos de esta teoría hacia cualquier otra etnia, las acusaciones de aberrante racismo serían obvias e inevitables".

Sin embargo, los promotores de la TRC han encontrado inesperada oposición por parte de muchos padres de familia, preocupados por un discurso que abiertamente promueve el odio racial. "Un día llega mi hija y dice estar avergonzada de ser blanca y de que sus amigos sean blancos", dijo una mujer entrevistada por el diario The New York Post. "¡Mi hija tiene apenas ocho años de edad, cómo es posible que le estén enseñando esas cosas en la escuela!" Peor aún, agregó la mujer, "su maestro le pidió que no mencionar a sus padres que había recibido esa sesión de teoría crítica de la raza".

La ofensiva ha logrado detener la propagación de la nociva teoría en estados como Texas y Florida mientras en otros estados los padres han decidido sacar a sus hijos de los planteles donde se les están enseñando cosas, dijo la entrevistada por The New York Post, "que nada tienen qué ver con los valores de Estados Unidos".

"Precisamente ese el punto", refirió el comentarista Bill Whittle en uno de sus videos. "La teoría crítica de la raza busca resolver problemas que no existen o que ya quedaron atrás, todo con el objetivo de dividir radicalmente a este país luego que la izquierda no ha podido lograrlo por otros medios".

Kendi no oculta este hecho, antes bien se enorgullece de ello: "El único remedio ante la discriminación pasada es la discriminación presente", un argumento que emana absoluta estulticia, equivalente a asumir que el único remedio para combatir una gripe pasada es que vuelvas a tener gripe de nuevo.

 

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