Aparentemente, ese día ya llegó, pero no el que esperaba esta "periodista": súbitamente, los demócratas, sus medios achichincles y la comunidad científica han "descubierto" la posibilidad de que el virus, efectivamente hubiera sido creado en un laboratorio en China, esto apenas unos días en que sugerir esa posibilidad bastaba para acusar de "racista" al infractor y "cancelarlo" de por vida.

Inclusive el doctor Anthony Fauci, quien en otra realidad ya se le estarían fincando cargos penales, aceptó la "posibilidad" de que el virus no haya surgido en un mercado callejero, idea que por meses estuvo defendiendo. Y en el colmo del cinismo y la desfachatez, la red social facebook anunció que ya no "revisará" --es decir, someterá a censura-- toda información donde se hable sobre la fuga del virus. Pero por supuesto, esa plataforma no pidió perdón a aquellos usuarios a quienes en su momento echó a patadas por haber insinuado esa posibilidad.

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¿Y por qué este repentino giro? Son varias las razones pero destacan dos: una, Donald Trump ya no es presidente y, dos, este es el inicio para desviar la atención sobre la catástrofe económica que se cierne sobre Estados Unidos, de su inflación que peligrosamente ya rebasó los dos dígitos, y los desórdenes sociales e índices de criminalidad en aquellas ciudades donde su Departamento de Policía ha dejado de recibir financiamiento o es hoy un mero espectados, incapaz de proteger y defender a la ciudadanía.

No se dude que, conforme avance la "investigación" sobre la fuga del virus que de antemano sabemos no irá a ningún lado, se culpará a Trump por no "haber hecho nada" para impedir que la pandemia se propagara por todo el territorio norteamericano; incluso los demócratas exigirán se le aplique otro "juicio político".

El desdén, complicidad y ahora aceptación de esa teoría también incluye a la comunidad científica, la cual desde que se dio a conocer la noticia del virus, negó toda posibilidad de que se tratara de una fuga o, al menos, un proyecto de laboratorio mal avenido.

Dos investigadores, el británico Angus Dalgleish y el noruego Birger Sørensen, publicaron una nota donde dan cuenta de evidencias claras de "retroingeniería" en China desde del año pasado pero los datos fueron rechazada por la comunidad académica y las publicaciones científicas, entre ellas The Lancet, considerada la máxima autoridad sobre investigación científica y biológica en el mundo de habla inglesa.

El estudio que ambos investigadores están a punto de publicar apunta que "la posibilidad de que el resultado (del virus) haya sido un proceso natural es muy pequeña".

Dalgleish es un profesor de oncología londinense quien se ha distinguido por su trabajo en encontrar una vacuna contra el VIH mientras Sørensen es virólogo y gerente de Immunor, una compañía farmaceútica que desarrolla una vacuna contra el Covid llamada Biovacc-19.

De hecho fue cuando ambos investigaban la vacuna contra el Covid 19 cuando encontraron "muestras únicas" que indicaban cómo el virus no tenía un origen natural. "Las leyes de la física apuntan que no se pueden tener cuatro aminoácidos positivos en línea; la única manera de conseguirlo es mediante una manipulación artificial", dijo Dalgleish al periódico britanico Daily Mail.

Los investigadores también concluyeron que esta manipulación en un laboratorio "tenía como objetivo hacer más contagioso al virus para luego estudiar su efecto potencial en la especie humana".

Ante esta evidencia, no sorprende tanto que el discurso haya cambiado y ahora se acepte la posibilidad de algo que hasta hace unos días era considerado "racista" y se le censuraba ipso facto.

Desde el principio existían fuertes sospechas de que el virus se fugó de un laboratorio, máxime porque la teoría del origen del virus surgido en los mercados callejeros era Wuhan, es decir, la misma ciudad donde se encuentra el principal laboratorio de virología de China, algo que ofrece más que una asombrosa coincidencia. Sin embargo esa mera insinuación fue censurada prácticamente en todas las redes sociales.

La posibilidad más alta sugiere que, en vez de incinerar los cadáveres de los animales utilizados en experimentos como exige el protocolo, éstos fueron llevados a los mercados de Wuhan y vendidos clandestinamente. Quienes los consumieron tardaron días en mostrar los primeros síntomas, tiempo suficiente para contagiar a cientos de personas más.

Cuando comenzaron a darse los primeros casos, en noviembre del 2019, el gobierno chino reaccionó como lo haría cualquier dictadura: en vez de castigar a los responsables, ordenó callar, arrestar o asilenciar para siempre a todo aquel que se atreviera a abrir la boca. El diario New York Post estima que por lo menos 50 empleados del laboratorio " desaparecieron" sin dejar rastro.

Como se ve, los medios, los demócratas y la comunidad científica se aliaron para perjudicar la presidencia de Trump y quitarle todo mérito a su trabajo, situación que les cayó impecable cuando se desató la pandemia. Como ejemplo, ¿cómo explicar que Pfizer anunciara la aparición de su vacuna contra el Covid 19 cinco días después de pasadas las elecciones de noviembre en Estados Unidos cuando The Post reportó que ésta ya se encontraba lista desde principios de octubre?

Esa complicidad con claros intereses políticos costó miles de vidas como para que esos mismos responsables defendían rabiosamente la idea de el virus surgió en los mercados callejeros de Wuhan ahora nos salgan con que quizá se fugó de un laboratorio. Urge evitar que queden impunes y para ello se cuenta con un aliado: el pésimo gobierno de Joe Biden.