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La noche demócrata en que Chicago murió

La ciudad del viento ha sufrido duros episodios de violencia prácticamente desde su fundación, pero la ola actual sobrepasa todas las marcas y si embargo no es reportada por la prensa nacional de Estados Unidos ni denunciada por los activistas, sin duda porque tanto la alcaldía como el gobierno estatal llevan años copados por los demócratas

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MAYO 2021. Lake Shore Drive es la avenida emblemática de Chicago, el equivalente a Reforma en Ciudad de México o la Brickell Avenue de Miami. Esa arteria que hemos visto en toda película y serie que se ha filmado ahí, es la que recorre el Lago Michigan.

Pues bien, los activistas ligados al Partido Demócrata local están exigiendo que se cambie el nombre de la avenida al de Jean Baptiste Point duSable, considerado el primer negro que se estableció en lo que ahora es Chicago. "Oponerse a este cambio es simplemente un acto racista", afirma David Moore, concejal del ayuntamiento de Chicago.

No parece ser suficiente que en la ciudad ya existan un parque, un museo, una parada del subterráneo, una biblioteca, varios monumentos y estatuas en honor de DuSable, como tampoco el hecho de que este personaje decidiera emigrar a Missouri a los pocos años. Tampoco entre los concejales ha habido quien objete que, si de hablar de "primeros pobladores" del área se trata, éstos serían los nativos y no los esclavos de origen africano.

Ese es el nivel de discusiones, bizantinas y tontas, en que hoy se mueve la ciudad de Chicago, todo esto mientras el pasado 14 de marzo quedó registrado como el día más sangriento en la ciudad cuando 27 personas fueron asesinadas en menos de 24 horas, cifra superior a cualquiera de los tiroteos en otras partes del país y que fueron ampliamente cubiertos por la prensa. Sin embargo ningún periódico o televisora dio cuenta de estos asesinatos.

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En los primeros tres meses del año, 762 personas recibieron un disparo en la ciudad del viento, y de éstas, 144 fueron homicidios, una cifra de la cual un 83 por ciento de las víctimas eran negros. Desde el 2009 ha habido 6,732 asesinatos en Chicago; un promedio de 1.6 personas mueren asesinadas cada día en la ciudad, cifras que ponen en calidad de parvulitos al número de muertes que se daban en los días de Al Capone y de la Prohibición. Sin embargo el Departamento de Estado norteamericano, en vez de preocuparse por estas escandalosas cifras, acaba de advertir a los norteamericanos que "se abstengan" de visitar el estado mexicano de Coahuila por "la inseguridad", pese a que su cifra de muertes violentas es hoy mucho más baja que en el área de Chicago.

Hay dos razones por las cuales la prensa no reporta lo que prácticamente es una guerra civil en la ciudad más importante de Illinois y la tercera en Estados Unidos; la mayoría de las víctimas eran afroamericanos, al igual que la cantidad de atacantes, y al hecho de que en Chicago existe in "estricto control" de armas. Esos datos contradicen y son "problemáticas" al discurso demócrata en el sentido de que los negros únicamente mueren en las áreas urbanas a manos del policía blanco y que un control de armas es el remedio para acabar con la violencia.

Como muestra de esos aberrantes argumentos utilizados por los políticos demócratas locales, la ciudad ordena que toda persona implicada en un acto violento relacionado con el uso de armas o posesión ilegal que acuda cada año a registrar su lugar de residencia.

Pero si la persona "olvida" acudir no sucede absolutamente nada pues el asunto es invariablemente llevado a la Corte donde la ciudad pierde el caso. ¿La razón? La mayoría de quienes no acuden son afroamericanos y el ayuntamiento quiere esquivar toda acusación de "acoso" o, "racismo", la palabra de moda entra la izquierda norteamericana.

Una muestra clarísima de que el racismo se ha convertido en asunto político y que en realidad poco o nada importa la suerte de los afroamericanos a esos activistas es la ausencia total de Black Lives Matter para levantar la voz por este virtual exterminio de los negros en la ciudad del viento. Y BLM no se asoma al asunto por una sencilla razón: los victimarios son igualmente afroamericanos en disputas relacionadas con territorios entre pandillas. No es bueno para la "causa" reportar los asesinatos si en ellos no intervienen policías racistas ni "supremacistas blancos".

Estas masacres se dan casi a diario --aunque se incrementan los fines de semana al punto que muchos residentes de Chicago suelen ver esos días más con temor que con anhelo-- no son reportadas por el Chicago Tribune, el diario más importante de la ciudad el cual, sin embargo, envió a dos de sus "periodistas" a "confirmar" que efectivamente, el sujeto que mató a 11 personas en un restaurante en Colorado era de origen sirio y no un "supremacista blanco" o en el peor de los casos, un desequilibrado al que los "deplorables" de Trump lo manipularon para que cometiera ese acto.

Tampoco se han asomado para exigir que cesen los asesinatos los "reverendos" Jesse Jackson y Al Sharpton, algo inconcebible dado que Jackson ha sido legislador por el estado de Illinois. Por cierto, tampoco se ha parado por ahí para levantar su voz contra esos asesinatos el ex presidente Barack Obama, quien fuera senador de ese estado antes de buscar la nominación para brincar a la Casa Blanca.

Total, esos jóvenes negros que han muerto por la violencia en Chicago viven en ghettos, no votan y no realizan activismo político.

Peor aún, no se ve para cuándo termine la larga noche demócrata que mató a Chicago. El clientelismo político es tan fuerte en la ciudad que pocos dudan que la alcaldesa Lori Lightfoot logre reelegirse pese a que su desempeño ha sido peor, su es que eso era posible, que el anterior alcalde Rahm Emmanuel, amigo íntimo y consejero de Obama.

"Las grandes ciudades norteamericanas han sido totalmente devoradas por la izquierda, la cual solo quiere que sean habitadas por la clase baja, mucho más manejables a la hora de conseguir votos dada su necesidad económica", dijo el fallecido comentarista radiofónico Rush Limbaugh. Se ve que algo le aprendieron los activistas demócratas al PRI mexicano.

Durante mucho tiempo entre la gente que habla español se han hecho bromas en torno a la palabra Chicago dada su implicación escatológica. Y quizá no esté tan errado el punto: Chicago significa "cebolla podrida" en un dialecto nativo local. Los demócratas se están encargando que ese nombre haga honor con lo que ocurre actualmente en tan histórica ciudad.

 

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