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INTERNACIONAL

El incómodo (e igual de corrupto) hijo de Joe Biden

El Watergate queda en juego de parvulitos comparado con las escandalosas acusaciones de corrupción del hijo de quien, con la complicidad y el silencio de los grandes medios, alcanzó la nominación presidencial pese a haber sido salpicado con el escándalo. Las transas y el acoso parecen ser una constante en los genes de tan fangosa familia

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NOVIEMBRE, 2020. De no ser por la vergonzosa complicidad de la prensa norteamericana, la carrera política de Joe Biden hacia la presidencia de los Estados Unidos se habría descarrilado casi desde el principio. Sin embargo y en estos tiempos donde la profesión de periodista en ese país se encuentra entre las más desprestigiadas --una encuesta reciente da cuenta que ya están por debajo de los abogados-- el hecho de que Biden hubiera llegado al día de las elecciones con un escándalo a cuestas peor que el de Watergate deja en claro el grado de podredumbre y componendas de los medios que, increíblemente, en el resto del mundo se les considera ecuánimes y honrados.

Sin embargo, esa desvergüenza parece ser compartida por sus colegas en el resto del mundo, por lo menos en la complicidad y el silencio. Con excepción del diario capitalino Reforma, ningún otro medio nacional ha mencionado siquiera las corruptelas del hijo de Joe Biden y, por el contrario, insisten en atacar a Trump por asuntos que van desde la nimiedad hasta la mera injuria.

O la mera distracción: mientras comenzaban a salir de la alcantarilla las corruptelas de Hunter Biden, el "hijo incómodo", El Financiero cacareaba una nota que denunciaba a Trump por realizar "oscuros manejos" en su declaración de impuestos. Algo similar sucede en Europa donde el Bidengate parece estar ocurriendo en una lejana galaxia y, en cambio se dio amplia cobertura a la "teoría conspiratoria" en el sentido de que la mujer que aparecía al lado del mandatario no era Melania Trump sino una "doble". Esas son ahora las noticias que cubren las 8 columnas de los principales diarios del mundo.

(Como curiosa excepción, solamente los diarios británicos, sobre todo The Telegraph y el Daily Mail han dado cuenta de lo que está ocultando la prensa norteamericana, mientras The Guardian, tótem de la hipocresía y doble moral de la izquierda de ese país, tampoco ha mencionado nada al respecto, ni tampoco el escándalo que significó el "retiro" del líder laborista Jeremy Corbyn por negarse a condenar el antisemitismo)

Esa historia de mentiras, encubrimientos y profunda corrupción dejan como jueguito de párvulos a las trapacerías de Nixon con el Watergate. Pero ante ello salta una pregunta esencial: ¿acaso los demócratas no estaban al tanto de las corruptelas de su vicepresidente, acaso esperaban que el respaldo de la prensa fuera suficiente para tapar cualquier fuga de información, lo que finalmente ocurrió?

De ser así, la palabra estupidez se queda corta en torno a lo que encierra el Bidengate, en primer lugar por haber llegado al punto de que no solo Biden "ganara" la nominación demócrata.

Hasta hace unas semanas todo habían sido especulaciones. Cuando surgió la primera información, allá en el 2017, de que el gobierno de Obama había otorgado un préstamo a Ucrania, Biden manifestó que él había sido el "intermediario". El entonces vicepresidente "condicionó" los préstamos a cambio de la remoción de varios miembros del gabinete ucraniano acusados de corrupción y de ligas con la mafia rusa.

Más tarde surgió otra hebra que a ningún periodista le interesó cubrir: Hunter Biden, hijo del ex vicepresidente, fue contratado por Burisma, una paraestatal ucraniana, en calidad de "asesor", situación especialmente peculiar puesto que por sus "asesorías", este sujeto, echado de West Point acusado de consumir cocaína, estaba cobrando una suma más bien de alto ejecutivo: 50 mil dólares mensuales, todo esto al tiempo que esos medios machacaban las 24 horas la supuesta colusión Trump-Rusia sin tener una sola prueba a la mano.

(La conducta de Hunter es similar a la de esos mirreyes mexicanos hijos de políticos o megaempresarios quienes han echado al caño sus vidas, convertidos en unos buenos para nada. Aparte de ser expulsado de West Point, Hunter Biden le puso el cuerno a su propio hermano, y cuando éste falleció, decidió casarse con su ex cuñada. Sin embargo a las pocas semanas, el hijo del ex vicepresidente embarazó a una bailarina de table dance. Y hace unos días se supo, pese a los desesperados esfuerzos de los medios para detener la nota, que su tío, hermano de Joe Biden, le había prohibido estar a solas con su prima por presuntos "tocamientos" cuando ella era menor de edad. Como se ve, el acoso sexual, incluido hacia sus propios familiares, parece ser muy fuerte en los genes de los Biden).

Pese a que el asunto ya olía bastante mal, el poder económico al interior del Partido Demócrata se impuso sobre los 26 aspirantes (sí, 26 ¿se habrá impuesto un nuevo récord de Guiness?) y de paso más tarde llamó como su compañera de fórmula a Kamala Harris, una abogada y ex fiscal de San Francisco que en un debate acusó de "racista" al ex vicepresidente, racismo que evidentemente se "evaporó" en cuanto le avisaron que era la "ungida, un manjar más que apetitoso dada la avanzada edad de Biden y su deterioro mental que le estaría garantizando, en apenas unos meses, la Sala Oval de la Casa Blanca.

Cuando parecía que el asunto del "hermano incómodo" comenzaba a difuminarse de la opinión pública, el New York Post soltó la bomba: contra todo lo aseverado por Joe Biden, no solo su hijo Hunter había hecho jugosos negocios en Ucrania sino que él mismo se había beneficiado económicamente de esas transacciones. Y para obtener esa tesoro de información, el matutino solo necesito tener acceso al disco duro de una laptop que Hunter Biden "olvidó" en un taller de reparación en New Hampshire.

De acuerdo a ese diario, el mismo Hunter había llevado el aparato que no funcionaba porque aparentemente le había entrado agua. A las dos semans se le avisó que la laptop estaba lista pero jamás pasó a recogerla para pagar al factura. A los 30 días el taller tomó como suyo el equipó de acuerdo a los términos y condiciones que el hijo del vicepresidente firmó de conformidad. Cuando se examinó el contenido comenzó a brotar la cochinada que incluía, entre otras cosas, una serie de fotografías tomadas a Hunter Biden donde aparece dormitando después de haber consumido crack y, más importante, tiene varios mails con conversaciones ente Hunter y los miembros de Burisma, además de otra hebra insospechada: la relación de los Biden con las altas autoridades del gobierno chino.

(Ese disco duro también confirmaba las sospechas de que el entonces vicepresidente había forzado un acuerdo con el gobierno de Ucrania, esto es, otorgar el préstamo a cambio de despedir al fiscal general de ese país quien, casualmente, estaba investigando las corruptelas al interior de Burisma.

Según el New York Post, el dueño del taller de computadoras entregó la laptop con la información altamente comprometedora al FBI para que la dependencia realizara los procedimientos debidos. Esto ocurrió en agosto, pero como el FBI no movió un solo dedo, o al menos eso era lo que aparentaba, el dueño del establecimiento entregó una copia del disco duro a Rudy Giuliani, ex fiscal del estado de Nueva York y alcalde de la ciudad de los rascacielos. Giuliani, quien además es un abogado de colmillo retorcido, hizo llegar la copia del disco duro al New York Post luego de asegurar todos los agujeros legaloides que pudieran emplearse como represalia.

El efecto fue inmediato por parte de los principales medios los cuales abiertamente traicionaron la poca ética que les quedaba y tildaron de "nota falsa" y o de plano la ignoraron, esto al tiempo que twitter cerró la cuenta del New York Post con el mismo argumento. Más aún, cuando un periodista preguntó a Biden acerca de la nota éste respondió de manera seca y grosera que se trataba de "una campaña de desprestigio" y se negó a abundar sobre el tema (naturalmente, eso fue suficiente para que la prensa dejara de ser quisquillosa con más preguntas incómodas).

A los pocos días salió en escena un tal Tony Bubulinski, quien dio pruebas contundentes que había trabajado en el equipo de Hunter y Joe Biden e identificó al candidato demócrata como jefe de la operación en Ucrania. Pero a excepción de la cadena Fox, ningún medio se acercó a Bubulinski para que abundara en este serio involucramiento de Biden con una operación a todas luces ilegal. Ni CNN, ni el Washington Post ni el New York Times mencionaron absolutamente nada al respecto.

Lo cual, por cierto, también ha ocurrido con los principales medios internacionales, incluidos los mexicanos, que siguieron religiosamente no solo el "juicio político" contra Trump sino que engulló con absoluta candidez --o mala fe-- todas las notas falsas eructadas por la prensa norteamericana.

Este texto es redactado antes de las elecciones presidenciales. Si Joe Biden resulta ganador, no solo el repugnante comportamiento de su vástago habrá quedado impune sino que el mal ejemplo irá haciendo metástasis dentro del gobierno de lo que sería inevitable dupla Biden/Harris.

 

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