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Miami, boom económico e inmigración

Aunque se encuentra en Estados Unidos, Miami es el centro financiero más importante de América Latina, y una ciudad donde el flujo migratorio lleva medio siglo de boyante actividad. Sus habitantes estiman que la siguiente oleada de residentes ya no vendrá de Cuba, sino de Venezuela debido a Hugo Chávez Miami es cada día más hispana pero mantiene su identidad única

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NOVIEMBRE, 2012. Pese a los múltiples problemas con lo que a diario tiene que lidiar, Miami sigue siendo un polo de atracción para buena parte de Latinoamérica, algo que implica, necesariamente, una oleada migratoria que no ha cesado y que probablemente se acentuará los próximos años. El flujo migratorio procedente de Cuba ha sido tan constante el último medio de siglo, que en realidad ya llama poco la atención. El Departamento del Censo de la ciudad (Miami Census Bureau) arrojó en su informe del 2010 que la comunidad cubanas constituía un 27 por ciento de la población total, y casi un 34 en la vecina Hialeah. Pero también ha habido otras comunidades que comienzan a hacerle la competencia a los cubanos por asentarse en Miami, entre ellos los centroamericanos, jamaiquinos y colombianos, aunque también empieza a notarse una presencia por parte de los inmigrantes mexicanos.

Venezuela es otro sitio del cual se espera Miami reciba los próximos años una importante cantidad de inmigrantes. Un artículo reciente del diario caraqueño El Universal daba cuenta que desde 1999, cuando Hugo Chávez tomó el poder, más de 100 mil venezolanos se han asentado en el área de Miami, la mayoría de ellos empresarios o comerciantes afectados por la expropiación de sus propiedades, aunque también hay familias clasemedieras que simplemente salieron de su país al no ver un futuro de prosperidad en su país. "A los venezolanos siempre ha encantado Miami", refiere el texto, "hasta hace unos años muchas familias iban a la ciudad a visitar las tiendas. Ahora vemos un efecto inverso: los fines de semana las familias de Miami vienen acá a visitar a sus familias que aún permanecen en Venezuela".

El citado artículo agrega que la reciente elección de Chávez acelerará el flujo migratorio. "Muchos ciudadanos decidieron darse esta última oportunidad pero al día siguiente de las elecciones comenzaron a tramitar sus papeles migratorios". Y con el claro fin de fastidiarlos, el gobierno venezolano cerró hace meses el consulado en Miami por lo que todo trámite debe hacerse en Nueva Orleans donde, por cierto, la cifra de venezolanos residentes también ha dado un salto desde la llegada de Chávez.

Los mexicanos, como se sabe, han llegado al sur de la Florida por razones que no son políticas ni económicas. Desde que el presidente Calderón declaró la guerra a las bandas criminales en el 2007, decenas de empresarios, familias y hasta políticos se han ido a vivir a esa zona, la mayoría de ellos tras ser objeto de secuestros y extorsiones. El Nuevo Herald publicó un artículo al respecto el pasado junio donde apunta que la mayoría de esas familias "proceden de Monterrey, que por décadas ha sido la locomotora económica de México pero que ha visto reducir su dinamismo por esta situación. Un empresario de esa ciudad refirió: 'Estabas en casa y recibías llamadas amenazantes y tenías que contratar vigilantes para proteger a tus hijos, ibas a tu empresa y te exigían cuotas para que pudieras abrir las puertas. ¿Quién puede vivir una situación así?'" El matutino añade que muchos inmigrantes optaron por no asentarse en la vecina Texas dado que "aun ahí sus patrimonios podrían ser rastreados y amenazados. En Miami se sienten más seguros". 

Irónicamente, en los años ochenta Miami se ubicaba entre las 10 ciudades más peligrosas de Estados Unidos y donde las balaceras entre grupos de narcotraficantes eran frecuentes, al punto que el aeropuerto se volvió una fortaleza rodeada de barrotes y guardias armados; Scarface, una película protagonizada por Al Pacino y dirigida por Brian de Palma, daba nota de los niveles demenciales de violencia alcanzados por la ciudad (a lo que debería agregarse la fama difundida por la serie Miami Vice). Hoy las cosas son más tranquilas pero las autoridades recomiendan al visitante no visitar los barrios "duros" una vez que pone el sol --en invierno éste se oculta pasadas las 5:30 de la tarde-- ni caminar solo a altas horas por calles escasamente transitadas.

Esta es, además, la puerta que los conglomerados del entretenimiento norteamericano tienen frente al mercado hispano. MTV, VH1, Sony, Warner y Telemundo tienen sus sedes allí. La comunidad intelectual del continente también ha optado por residir ahí, entre ellos los escritores Jaime Baily y su hoy enemigo Alvaro Vargas Llosa. La avenida Brickell, que recorre buena parte de la zona dorada de Miami, tiene tantas tiendas de lujo que fácilmente competirían con la Quinta Avenida neoyorquina. La diferencia es que el español, con acentos variopintos, se escucha en todos los establecimientos. Esta es una zona donde la crisis económica que sufre Estados Unidos no se refleja en el precio que un departamento de lujo tiene en la avenida Brickell, desde los 5 mil hasta los 20 mil dólares mensuales. Los malls se encuentran abarrotados lo mismo que los centros de diversión, restaurantes y bares. 

Desde siempre, y más aun tras el triunfo de la revolución cubana, la vida nocturna que caracterizaba a La Habana se trasladó a esa ciudad. Con los años solo se ha acrecentado aquello de que Miami es una absoluta Night City, como Las Vegas.

Por supuesto que un texto sobre Miami quedaría incompleto sin mencionar al exilio cubano, que se encuentra ya en su tercera generación. Ya quedan muy pocos de quienes huyeron del castrismo y se resignaron a vivir en un país del cual nunca pudieron adaptarse del todo, pero sus descendientes tienen una visión distinta del asunto. En primer lugar consideran que aquello fue una consecuencia de un momento histórico con el que no se sienten identificados. La mayoría se ha integrado completamente a la sociedad norteamericana, sus hijos hablan inglés, celebran en Thanksgiving y ven más su futuro en el condado de Dade --a donde pertenece Miami--que en La Habana postcastrista. Queda claro que, tras la muerte del dictador o de su hermano Raúl, lo que ocurra primero, el exilio cubano no regresará en masa a la isla como si reconquistara el territorio, del mismo modo en que los cubanos no los recibirían con vítores.

En Miami los refugiados esperan la caída de los Castro pero aún existe incertidumbre sobre el paso a dar por los exiliados quienes ya tienen sus vidas hechas en Estados Unidos, además que considerarse una posible oleada procedente de Cuba. Como sea, será un asunto difícil de manejar cuando llegue ese momento.

Hace años el comediante Dennis Miller propuso que en las playas de Miami se pusiera un enorme cartel con la frase "¡GRACIAS FIDEL!": "Sin él, Miami no sería el poderosa joya que es hoy", escribió.

 

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