Y Demás/El absurdo PC
Canadá
y su censura primermundista
¿Países
desarrollados, países donde impera la libre expresión? Permítasenos
unas risas. La absurda prohibición a un tema musical grabado hace un
cuarto de siglo deja en claro que en Canadá se está extinguiendo el
sentido del humor. El precedente, sin embargo, es preocupante
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impresa
FEBRERO, 2011. Va como anécdota: cuando el grupo inglés Dire Straits se presentó en el Prince´s Trustee efectuado en 1986 frente a la Reina Isabel, Mark
Knopfler se vio obligado a hacer ciertos cambios a la letra de su canción "Money for Nothing". Meses después la reina comentó a un amigo, según el
Daily Mirror, "esa canción, la recuerdo muy bien, no así a lo que decía
la letra, muy diferente a lo como la había escuchado en la radio..."
A los canadienses no les irá mejor. El gobierno de ese país no modificó la letra
pero obligó a las radiodifusoras a retirar "Money for Nothing" de su programación, ni tampoco podrá ser difundido su video. No se sabe si la medida también abarcará que no se venda el disco que la contiene, una obra de arte llamada
Brothers in Arms, o que sea interpretada en vivo. ¿Y por qué tanta alharaca? Bueno, pues porque un ciudadano de Ottawa alegó sentirse "enormemente ofendido" al escuchar la palabra "faggot" (marica) en esa canción, llamó a la difusora para quejarse y amenazarlos con una demanda por difamación. El programador no pudo evitar la carcajada por lo que el
tipo llevó el asunto a los tribunales... y ganó: "Money for Nothing" no será transmitida más en la radio del país del maple.
El precedente, más que anécdota divertida, vuelve a poner al centro el asunto de la libre expresión. Se supone que el consenso es que, si algo no te gusta, simplemente no lo escuches, o al menos eso se pensaba hasta hace poco. ¿Pero si yo aborrezco una canción o la encuentro ofensiva, tengo derecho a que el resto de la gente que sí la disfruta tampoco se le dé oportunidad de
escucharla?"
"Money for Nothing" es una de las canciones más famosas en la historia del rock británico, y se le ocurrió a Mark
Knopfler, el guitarrista líder de Dire Straits, luego de visitar un almacén de electrodomésticos en Nueva York. La pantalla de las televisiones mostraban videos de MTV, donde Knopfler concluyó que abundaban los artistas de poco talento que se hacían millonarios gracias a sus rostros agraciados. "El asunto era una mofa, y jamás tuve intención de ponerme serio al respecto", refirió Knopfler. La canción fue estrenada en el MTV para posteriormente recibir el premio como Mejor Video del Año al tiempo que
Brothers in Arms llegó a vender hasta 4 millones de copias. Fue además el primer álbum de rock
editado en Compact Disc... Y algo más: a la quisquillosa BBC jamás se le ocurrió prohibir o vetar
esa composición, que más de un crítico la ha ubicado como lo que es, una canción humorística.
Desafortunadamente el quejoso canadiense no es un crítico de rock sino alguien que esconde a un enemigo declarado de la libre expresión, o de la libertad a secas. Eso no es lo más
preocupante: el hecho que el gobierno de ese país haya aceptado la querella y fallar a favor del tipo es el principio de una serie de demandas
(ya se ve venir) para prohibir o restringir todo aquello que sea considerado
"ofensivo", y en estos casos, nada hay más relativo que el tiempo pasado desde que se realizó la obra cuestionada.
Suponemos que este párrafo fue en que enfureció al Torquemada canadiense:
See the little faggot
Vean al mariquita
with the earring and the make up
con los aretes y el maquillaje
Yeah, buddy, that's his own hair
así es, amigo, ése es su cabello
That little faggot has his own jet airplane
el mariquita tiene su propio jet
that little faggot he's a millonaire
ese mariquita, él es millonario
En los tiempos que salió MTV, quedaba claro que el canal estaba inundado de advenedizos que utilizaban imágenes ambiguamente sexuales para vender sus discos. No deja de ser paradójico que se haya prohibido una canción grabada en un momento que la comunidad gay finalmente entró
abiertamente al pop británico en esa década, mucha de la cual poseía innegable talento. En los ochenta aparecieron grupos que
sin empacho difundían la cultura gay, como Erasure, Pet Shop Boys, Orchestral Manouvers in the Dark, Soft Cell, Bronski
Beat y aun los canadienses Men Without Hats (los de la inmortal "Safety Dance") cuyo vocalista aceptó abiertamente su homosexualidad ¿Y qué agregar, claro, de Boy George y Culture Club? Lo que Knopfler criticaba era a esos "mariquitas" que no se atrevían a más que el copiar las modas imperantes y que sin embargo compraban aviones y se hacían millonarios.
Pero al fin, y como lo hemos mencionado anteriormente, es de absoluta estupidez juzgar las cosas del pasado con el veredicto del presente; es la materialización de la Policía del Pensamiento que Orwell advertía en su novela
1984. Adicionalmente, es peligroso que prosperen estas protestas pues en el futuro cualquier
persona de religión musulmana alegará que le ofenden las canciones navideñas que la radio transmite en diciembre y por ello exigirá su prohibición, o más aún, las canciones que hablan de unidad familiar podrían ser objetadas por alguien que nació en un hogar desecho pues no reflejan lo que él vivió. ¿Habrá entonces que prohibir "Michelle" de los Beatles, para que la primera dama de Estados Unidos no se sienta aludida? ¿El tema instrumental de
"El Bueno, el Malo y el Feo" requerirá ser retirado de la radio pues abiertamente marca estereotipos físicos? ¿Y todas las canciones que lleven la palabra "crazy" (loco) en su título o letras deberán ser desterradas para no herir la
susceptibilidad de quienes estén recibiendo tratamiento psiquiátrico o, simplemente, para no ofender a los todos los locos que pululan en este mundo?
Hace algunos años un catedrático de Stanford pidió al compositor y cantante Bob Dylan que "reescribiera" su legendaria "Blowin' in the Wind" y sustituyera la palabra "man"
(hombre) por "individual" ya que la letra "discriminaba al género femenino". El buen Bob, comprensivo aun ante las mentes más burras, refirió que ese tema ya no le pertenecía y que mejor mandara su inquietud a la Librería del Congreso, a donde
"Blowin' in the Wind"fue aceptada por su aportación cultural.
Lo extraño es que el Torquemada canadiense no ha exigido que
también se retiren del aire las canciones que hablan de mutilaciones, abortos, asesinatos, violaciones o con referencias sexuales de mal gusto.
Pero al final la decisión del gobierno canadiense es absurda, ridícula incluso: el video de "Money for Nothing"
está disponible desde hace rato en YouTube, todas las ciudades fronterizas reciben la señal de difusoras de rock estadounidenses o bien cualquier ciudadano con una
computadora podrá escuchar la canción en cualquiera de las cientos de estaciones de rock
de todo el mundo que transmiten en la red y que tienen a "Money for Nothing" dentro de su programación habitual. En nuestros tiempos de interconexión, este tipo de restricciones no parecen provenir de
criterios, digamos, lúcidos.
Hace algunos años el periodista canadiense Mark Steyn fue acusado de escribir un libro que
insultaba a la comunidad islámica; varios imams y líderes musulmanes acudieron al tribunal donde lo denunciaron por querer crear "un ambiente de odio" basado en estereotipos, Al final, y desgastado económicamente, Steyn ganó el juicio. Sin embargo el tribunal desestimó las amenazas de muerte que el periodista había recibido y que saturaban su cuenta de mail.
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