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Los nuevos Ghostbusters o cómo se derrumbó una agenda política

Esta nueva versión de un clásico ochentero ha resultado un fiasco financiero, de crítica y de interés, entre otras cosas, por la terquedad de Hollywood en imponer su propia agenda política a lo que es mero entretenimiento. Una lección que los estudios deberían entender, aunque sinceramente lo dudamos

AGOSTO, 2016. Hay que decirlo, el rumbo que ha tomado Hollywood no había sido tan deplorable y predecible en muchas décadas como lo es hoy. Por un lado, la intención de explotar a los superhéroes hasta donde sea posible (¿qué sigue? ¿Batman contra Deadpool?) y por el otro los remakes o, más bien, el pretexto para valerse de un título que en el pasado fue taquillero para emplearlo como promotor de una agenda política muy específica. Es el caso de la nueva versión de Ghostbusters, que en esta ocasión tengamos a tres mujeres en el rol principal.

Esto en sí no es malo, aunque sí molesta hasta cierto punto que existan tuiteras (y algunos tuiteros) e incluso ONGs quienes ordenan que en la siguiente entrega tengamos a una Jane Bond, y no un James Bond. Y es que de acuerdo a esa idea, Hollywood ha manejado un sexismo impune pues siempre ha tenido a las mujeres en un segundo plano. Es decir, que Marlene Dietrich, Greta Garbo, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o Jane Fonda siempre fueron meros respaldos para dar brillo a las figuras masculinas, algo evidentemente falso.

De ahí por ejemplo, que los guionistas hayan querido dar un giro más feminista en los remakes de varios clásicos de la literatura. Si el lector vio la nueva --y por cierto, horrible-- versión de Peter Pan, pudo darse cuenta el por que esta vez tuvo Wendy mucho más peso en la historia, y lo mismo ocurrió con Alicia en el a Través del Espejo donde la protagonista pasó a ser una especie de valquiria, o de amazona, para ser más precisos.

Sin embargo, y al realizar un comparativo, veremos que con excepción de El Despertar de la Fuerza, estas cintas donde el revisionismo incluye dar una barnizada ultrafeminista a los personajes centrales, han resultado en tremendos fracasos financieros. En el caso de la séptima historia de Star Wars, y sin la gigantesca inercia que la franquicia representa para llevar gente a la taquilla, difícilmente hubiera recaudado lo que recaudó. De hecho, para nadie es un secreto apuntar que Rey (Daisy Ridley) será la sucesora natural de Luke Skjtywalker lo cual a su vez explica que Han Solo, el personaje más varonil de toda la saga, haya muerto en esa cinta. Tampoco es casualidad que el villano siga siendo un hombre Y si no el lector no ha visto esa película aún, sorry por el spoiler.

Las sospechas de feminizar estas historias (lo cual, repetimos, no es malo en sí, o al menos no tanto como el descaro en que Hollywood quiere manipular con ese tema a los espectadores) es la principal razón que marca el descomunal fracaso en la nueva versión de Ghostbusters, un clásico ochentero estelarizado por Bill Murray, Martin Amis y Dan Aykroyd y dirigido por el inigualable Ivan Reitman. Aderezada con el tema musical interpretado por Ray Parker Jr., Ghostbusters marcó lo que se ha denominado "comedia de acción" que incluye otras cintas como Men in Black. (Amis, ya fallecido,dirigió años más tarde Groundhog Day, una obra maestra que estelariza, no casualmente, Bill Murray).

La adoración a los cazafantasmas ya está prácticamente en su segunda generación. Hay quienes la han visto cientos de veces y no les cansa al punto que se le considera una franquicia --luego hubo una segunda parte, aunque menos divertida-- una película de culto. Si había que realizar un remake se tendría que haber hecho con la mayor fidelidad posible y esta fue la primera regla que la nueva versión pasó por alto al incluir a tres mujeres en el papel protagónico, todo con el afán de promover su agenda protofeminista.

Desafortunadamente para Sony Pictures, que produjo esta nueva versión, sin el respaldo de los fans originales, cualquier remake está condenado a terminar con la inversión en el resumidero. Y no existe ese respaldo porque los fans no encuentran razón alguna para ir a ver versiones actualizadas de sus películas favoritas. Fiascos como The Karate Kid, Footlose y Locas Vacaciones de Verano (las que estelarizó Chevy Chase en los 80) lo dejan más que claro.

Para colmo, el director de la nueva Ghostbusters Paul Feig criticó a quienes objetaban su película y los llamó "nerds de sótano". Feig, quien ha dirigido en su mayoría programas de TV, debe escuchar aquella máxima de Enrique Jardiel Poncela: "Llama tonto a alguien solo si una tontería suya te ha perjudicado. Si le llamas tonto y sus tonterías te pueden beneficiar, el tonto eres tu".

Tanto Columbia como algunos medios, entre ellos la revista Variety, han señalado profusamente que Ghostbusters "de ninguna manera es un fracaso" y apunta que "la inversión se ha recuperado casi en su totalidad (...) tras un fin de semana flojo, quienes la han visto comenzaron a recomendarla". Sin embargo y de acuerdo a la página IMBD, ésta estima que la cinta costó 140 millones de dólares, cantidad que coincide con el dato de la revista Fortune, dado que Sony no ha proporcionado la cantidad real. Pues bien, en su semana de estreno en Estados Unidos la cinta recaudó apenas 45 millones y hasta la fecha ha metido en taquilla poco más de 109 millones de dólares.

No hace falta tener grado de economista para darse cuenta que, contrario a la afirmación de Variety, Ghostbusters lleva, a tres semanas de su estreno, un déficit de 40 millones de dólares, y que para recuperar una inversión se necesitan superar los 140 millones de dólares que costó producirla, con lo cual apenas se estaría tablas. De hecho, para que esa cinta resultara rentable, tendría que recaudar alrededor de 170 millones de dólares, cantidad que se duda logre conseguir aun con su exhibición en mercados internacionales.

Para promover la película, Sony ha llegado a extremos rayanos en lo patético, entre ellos "ayudar" económicamente a varios vlogueros para que alaben y promocionen la película e incluso invitar a Bill Murray y parte del elenco de la Ghostbusters original a un programa de variedad. El rostro fastidiado de Murray resumía lo que muchos fans de esta saga piensan de la nueva versión.

Y es que el error de los productores y los guionistas de esta nueva versión de Ghostbusters es el haber utilizado como plataforma de activismo político lo que en principio fue una película de mero entretenimiento. Ello no quiere decir que ello se haya hecho en el pasado, el problema es que la intención esta vez fue bastante burda y descarada aunado todo a que los fans de este tipo de cintas van al cine a entretenerse, no a que se les den sermones o referencias políticas.

Referencias que se quiere aplicar al cogote a los espectadores pero que rara vez aplican al interior de los principales promotores del progresismo en Estados Unidos.

Por ello pregunta Michael Bemer, de la página americanthinker.com: "Si el feminismo a ultranza es el nuevo objetivo de los grandes estudios que se dicen progresistas, los periódicos, y las televisoras: ¿por qué Mark Zuckerberg no cede el mando de Facebook a una mujer, se encomienda a una mujer el nuevo documental que está preparando Michael Moore, por qué fueron hombres y no mujeres quienes sustituyeron a Jay Leno y David Letterman? ¿Por qué el 95 por ciento de los diarios de izquierda de Estados Unidos tienen directores y editores hombres? ¿Por qué en Silicon Valley casi no hay mujeres en los altos puestos?"

 

 

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