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Piden Pan, les dan un bodrio

El divorcio entre Hollywood y lo que los espectadores quieren ver en en el cine se ratifica, por enésima vez, con el monumental fracaso de esta película que apenas recaudó el 10 por ciento de lo que costó rodarla. El revisionismo de los estudios sobre una historia universal se cobra otra víctima en esta cinta que, de franca entrada, le advertimos que es malísima

Pan
Hugh Jackman, Levi Miller, Garrett Hedlund, Amanda Seyfried
Dirigida por Joe Wright
Warner Bros/2015

OCTUBRE, 2015. Casi al final de Pan, Hook responde a Peter la pregunta de si ambos serán amigos por siempre, éste le responde, "claro ¿qué podría salir mal?" Quizá el que Pan, este malogrado intento por rescribir la mágica historia de J.M Barrie, se haya ido por el resumidero de las películas chafas del 2015. Y cuando eso sale mal, el hecho de que en el elenco haya estado un actor talentosísimo como Hugh Jackman pasa a segundo, más bien, a último plano.

Pan, que no se refiere al alimento con alto contenido calórico ni menos al alicaído partido político mexicano, es un fracaso no tanto por los efectos especiales, algunos de ellos magníficos, ni por el score musical, quizá lo único rescatable; no, lo fue por tener una argumento trocho, en ocasiones obsesionado por insultar la inteligencia de los espectadores. ¿Cuándo le caerá el veinte, bueno, el cuarto de dólar, a Hollywood de que la gente ya está harta de "revisionismos", "profecías" y "precuelas"? La mayoría de quienes van al cine y llevan a sus hijos es para que ellos también sientan la experiencia de la magia del cine que ellos tuvieron cuando eran niños. Los estudios se niegan a entender el mensaje y ahí están las consecuencias.

Comencemos. ¿Sabe usted cómo se llama la mamá de Peter (Sigfried), quien lleva al bebé Peter a un orfanatorio? ¿Godofreda, Nicolasa, Ma Baker? Negativo. ¡Se llama Mary! Porqué, sépalo usted por adelantado, estimado lector, que Peter (Miller, en lo que seguramente será su debut y despedida) es el Elegido de la película, El Mesías, y no se requiere de mucho seso, con semejante nombre, para llegar a esa conclusión. Más aún, Mary lo deja en un orfanato administrado por (¡adivina, adivinador!) unas monjitas abusivas, en una serie de escenas que vienen a ser clara, descarada, copia de Oliver!

Cierta noche unos piratas en unos galeones llegan volando al orfanato --sí, volando-- dirigidos por Barnabas y se llevan a Nibbs, amigo de Peter, aunque al final los dos son secuestrados en un viaje que lo mismo los llevará sobre las nubes que sobre Júpiter aunque su último destino será Neverland, no la propiedad que fue de Michael Jackson sino la isla donde sus habitantes viven en le eterna adolescencia. Pero al momento en que todos comienzan a cantar el "Feels Like Teen Spirit" sentimos cómo la cinta empieza a descomponerse y a oler a bodrio, no tanto por la inmortal canción de Nirvana (también escuchamos por ahí algo de The Ramones) sino por este recurso que, según los estudios, hará recordar los años desmadrosos de los padres de esos hijos que incautamente pensaban que Pan era como el Peter Pan de Walt Disney.

¿Recuerda el lector al capitán Hook? Pues bien, ahora resulta que es un tipo con sombrero Indiana Jones que no recuerda cuándo llegó a Neverland. Ahí no acaban los disparates: Pan será el encargado de cumplir la profecía (¡¿otra vez?!) que liberará a los habitantes de Neverland, el encargado de decírselo será Barbanegra ¿y cómo se da cuenta de ello el hipervilano? Porque Pan puede volar. Ah, ta güeno, pues.

Y quizá es aquí donde presenciamos uno de los pocos momentos coherentes cuando Pan responde a Barbanegra que él no cree en semejantes cuentos.

El resto de Pan es una enredadera sin ton ni son, con clichés que incluyen una pelea escenificada al borde de un abismo, alguien llamado Bishop (es decir, obispo) que termina por caer al abismo y el villano que sufre igual suerte. Y ya encarrerados, hubiera sido también conveniente echar a ese abismo los productores de Pan.

Lo dicho, Pan es un filme malísimo, en primer lugar porque sus productores creyeron que podrían encubrir un argumento torpe con efectos especiales y, segundo, por seguir administrando el revisionismo a historias admiradas por los espectadores. Lo ideal sería ya no ver películas con tufillo revisionista nunca jamás.

 

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