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CINE

Las aburridas memorias políticamente correctas de Manhattan

Si este es el tipo de cine que los activistas del no puedes decir eso quieren para Hollywood, donde se camina con cuidadito para que nadie resulte ofendido, se matará al entretenimiento de Hollywood. Predecible, aburrida y, peor aún, que desperdicia terriblemente el talento de dos gigantes, 5 Flights Up hace de una mera anécdota, un tedioso ladrillo que, sabía taquilla, cayó al suelo con estruendo

5 Flights Up
Morgan Freeman, Diane Keaton, Carrie Preston 
Cynthia Nixon 
Dirigida por Richard Loncraine
Lascaux Films-Latitude Productions/2014


SEPTIEMBRE, 2015. De seguir vigente la etiqueta políticamente correcta dentro de, digamos, dos décadas. ¿Cómo serán las películas? ¿Qué guionista o estudio se atreverá a abordar temas que no resulten "ofensivos" a una parte de la audiencia? El director Milos Forman recordó en una entrevista cómo de niño en su natal Checoslovaquia, hoy República Checa, los espectadores solían darse banquetes de sueño en las salas de cine a donde se les obligaba a ver unas tediosas películas financiadas por el régimen comunista. "Cuando el cine pase a ser complaciente en vez de retar a la mente del espectador, ese día veremos el final del cine como entretenimiento", comentó Forman hace casi veinte años.

Una muestra de que los temores del director de Amadeus, entre otras cintas, está cerca de materializarse lo tenemos con 5 Flights Up. Si quienes ya fuimos a verla al cine no caímos dormidos fue por la química --buena, pero lejos de ser memorable-- que logran dos actores consagrados como lo son Morgan Freeman y Diane Keaton. El problema es que ambos, y a tono con la Obamanía que profesan, nos ofrecen una película insípida, tediosa, previsible y políticamente correcta hasta el hartazgo. ¿No le cae el veinte, bueno, el dólar, a los productores de esta cinta, de que los norteamericanos ya están hartos de la mordaza PC, algo que parece refrendarse con la bajísima recaudación que este filme ha tenido desde su estreno en ese país?

Porque en su casi hora y media hora de duración, en 5 Flights Up (referencia a esos viejos edificios que carecen de elevador) no pasa nada, ni una sola línea que nos anime a continuar con la trama de un matrimonio birracial conformado por Alex Carver (Freeman) y Ruth (Keaton), quienes luego de 40 años están dispuestos a vender su departamento. Para el efecto han pedido a Lily (Nixon) la sobrina de Ruth, que les eche la mano para lograr una buena oferta ya que en Manhattan existe una despiadada cacería de departamentos donde se alcanzan hasta los 960 mil dólares por uno de estos lugares.

Ambos se conocieron cuando él comenzaba a hacer sus pininos como pintor y ella era una rebelde que, como vemos en un flashback, reta a sus padres al confirmarles que va a casarse con un afroamericano: en la escena vemos claramente la apesumbrada desaprobación de su madre y de su hermana en una expresión que denota racismo (claro que en esta película políticamente correcta hasta lo indecible, nunca se nos dice cuál fue la reacción de los padres de Alex ¿Acaso brincaron de felicidad al enterarse que su hijo pensaba contraer matrimonio con una mujer blanca?) A esto se debe agregar una salida fácil por parte del guionista pues resulta que la pareja nunca pudo tener hijos. No pos sí...

Hay un detalle que hace que entre los neoyorquinos brinque el nerviosismo y de paso se complique la venta del departamento. En uno de los puentes se encontró un camión abandonado supuestamente por un terrorista de rasgos árabes, lo cual desata el pánico y la paranoia entre los vecinos. La película se burla de ello cuando una chica que es entrevistada dice que no entendía lo que decía el muchacho pues "yo no hablo musulmán". 

Dorothy, la perrita del matrimonio, comienza a lloriquear y es llevada al veterinario donde se les advierte que el costo total de la operación podría salir hasta el 10 mil dólares los cuales --recordemos, esta es una película PC-- no son escatimados por Alex. Uno no se explica cómo una pareja progre, como sin duda lo son los Carver, aplauden el Obamacare para que a los norteamericanos ya no les salga tan oneroso su servicio médico pero no se fijan en gastos cuando su mascota es atendida en una clínica veterinaria claramente privada y que le cobra semejante cantidad.

Y eso es todo. El resto de la cinta se irá entre imágenes intercaladas en la búsqueda del terrorista en los noticieros, una lluvia de probables compradores al departamento, entre ellos un matrimonio de mujeres gay, alguien que primero quiere recostarse en la cama de los Carver, un niño al que su madre jamás le dice "no" y éste le contesta con un "me importa una mierda" al estar jugando con el switch de un cuarto, un corredor de bolsa pedante y su esposa embarazada, alguien que visita los departamentos solo porque piensa escribir un libro al respecto...

La película deja en claro su mofa inconmensurable hacia la sociedad neoyorquina, retratada como esclava del celular, del estatus social, de las apariencias y de la islamofobia. Sin embargo el guión implica, quizá sin darse cuenta, de que esa parte de la sociedad es claramente liberal. Al principio de la película Alex comenta que el vecindario "ha cambiado mucho", es decir, que se ha llenado de tiendas naturistas, de hispters, de bohemios contraculturales a la que solo falta "una tienda Apple" (marca de la computadora de su esposa, por cierto). Todas estas corrientes comulgan, en mayor y mediano grado, con la izquierda. ¡Nueva York es una de las ciudades más liberales del mundo, por Dios! Por ello decía Jean Francois Revel que, con cada crítica que sueltan, los "progresistas" siempre terminan mordiéndose la cola.

¿Pero finalmente venderá Alex el lugar en el que se acumulan tantas memorias de su vida? Nos abstendremos de responder, aunque diremos que la decisión que éste toma casi al final se basa en una explicación ridícula, cursi y poco creíble.

Irónicamente, uno de las escasísimas escenas divertidas de la película es cuando Alex comenta que los apodos que Lily da a los probables compradores como "pantalones azules", "me recuerdan a los nombres que se daba a los indios". Es un momento políticamente incorrecto, naturalmente.

En suma, Five Flights Up es un filme inofensivo que no desea ofender a nadie, y que habría sido una mediocridad de haber tenido como protagonistas a actores menos conocidos y talentosos.

Si Five Flights Up es un ideal de cine PC, aburridísimo y predecible que se olvida cuando aún están corriendo los créditos finales, se estarán marcando los peores temores de Milos Forman.

 

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