CINE: Maravillosa-mente recomendable

Mientras la mayoría de los estudios se hunden en la mediocridad de historias vistas cientos de veces detrás de disfraces de superhéroes, Pixar nos sorprende con una película original y tan bien contada que ya desde hoy tiene altísimas posibilidades de convertirse en un clásico.

Inside Out
Voces en inglés de Amy Poehler, Phyllis Smith, Richard Kind, Diane Lane.
Dirigida por Peter Docter
Píxar/2015

JUNIO, 2015. Por lo general nuestro veredicto en torno a las películas que comentamos en fasenlinea se da al final, pero hoy quisiéramos hacer una excepción. Inside Out (Intensa Mente, en español) es una obra maestra del cine contemporáneo, no solo por sus maravillosos efectos visuales sino por otro elemento --el cual deja en la lona a prácticamente todos los filmes estrenados este año-- que son su carga emocional y su argumento impecable. Ya no necesitamos recordarle al lector, en este punto, que se trata de otra película de Pixar.

Como tampoco se nos viene a la mente otra cinta que maneje la psiqué humana de una forma que en ningún momento abruma ni aburre, y con una maravillosa facilidad narrativa. Y lo más increíble es que Inside Out logra transmitirnos a los espectadores todas las emociones que manejan la mente de nuestra protagonista: en la película igualmente nosotros reímos, lloramos, nos alegramos, experimentamos disgusto y furia.

Esta es una cinta que nos adentra al mundo de la psicología, con resultados simplemente sensacionales y asequibles.

Alegría (Boehler) es la primera emoción de la bebé Riley (Dias), lo que presagia una existencia feliz pero enseguida la niña empieza a llorar cuando aparece Tristeza (Smith), una mujer regordeta, azul, de gruesos anteojos y eterna melancolía. A estas emociones se irán sumando otras tres, Temor (Bill Hader), Furia (Black) y Disgusto (Kalin). Los cinco acompañarán a Riley durante toda su vida y cada uno aprieta botones en una mesa de control los cuales van regulando su comportamiento conforme crece y se convierte en una preadolescente que vive en Minnesota y es apasionada del hockey.

Sin embargo, por problemas económicos, sus padres (Kyle McLachlan y Diane Lane) optan por mudarse a San Francisco donde Riley no logrará adaptarse, primero porque solo encuentran pizzas de broccoli y porque la emoción del primer día de clase en esa ciudad se convierte en un lamento dado que Tristeza, sin decirle a nadie, ha contaminado las emociones de ese día (toda esa información se acumula en cientos de miles de esferas de cristal multicolores que los cuatro sentimientos llevan un registro, además de vigilar los cinco conceptos principales donde radica la vida de Riley, unas edificaciones denominadas el Humor, la Honestidad, la Habilidad, la Amistad y la Familia).

Los problemas financieros de sus padres no mejoran, por el contrario, y esto hace que las emociones de la niña se vayan mezclando peligrosamente. La primera en caer es el Humor de modo que los sentimientos entran en estado de emergencia solo que Alegría --la líder y, por tanto, el sentimiento natural de Riley-- y Tristeza accidentalmente caen en el almacén de sentimientos de donde deberán salir para restaurar la estabilidad emocional de su dueña. En ese trayecto conocerán a Bing Bong (Richard Kind), el amigo imaginario de la infancia de Riley. Con él recorrerán el pensamiento abstracto, con unas imágenes extraordinarias, por cierto, y el subconsciente, donde yace dormido un payaso de pesadilla.

Las cosas en la vida de la chiquilla empeoran. Vista como bicho raro en su escuela, tampoco logra sobresalir en el hockey. Su frustración la lleva a tener una discusión son sus padres por lo que Riley decide huir y regresar a Minnesota usando la tarjeta de crédito de su madre; la ausencia de Tristeza y Alegría en el control de mando de su mente hacen peligrar las torres que quedan en pie, la de la Honestidad y la de la Familia; si ésta última se derrumba terminarán todas las ilusiones en la vida de Riley y la expondrán a un peligro mortal.

¿Lograrán Alegría, el Amigo Imaginario y Tristeza salvar a la mente de Kyle? ¿Podrán las otras tres emociones ganar tiempo en espera que sus compañeras retornen al puente de mando?

Como se ve, Inside Out tiene una fuerte carga freudiana --hay quienes dicen que es más de Carl Jung-- donde el Yo, el Super Yo y hasta la interpretación subconsciente de los sueños se mueven a lo largo de la película. Pero la destreza del director Docter (Monsters. Inc. es otra de sus joyas) evita llevarnos a la depresión en la historia: sí, hay momentos aterradores y oscuros, sobre todo cuando Alegría cae en el precipicio de los olvidos, pero Docter siempre nos jala a los espectadores con la cuerda del optimismo.

Al final, el sentimiento que parecía ser el más negativo de todos resulta esencial en el argumento. Y luego de tantas emociones fuertes, la historia se introduce en la mente de otros protagonistas --la maestra, el chofer del autobús escolar, y hasta un perro-- como una forma de liberar la fuerte carga emocional de Inside Out.

Y como parte de la tradición Pixar, tenemos el corto de dos volcanes. uno ya avejentado y otro, una joven volcana por cierto, con rasgos orientales los cuales terminan unidos cantando "I Lava You" ¿Acaso son los Estados Unidos y China llamando a una coexistencia pacífica una vez que el segundo país se formalice como potencia mundial de este siglo?

Si a usted le gusta el buen cine, carece de excusa para no ir a ver Inside Out. Es una maravilla que refuerza el sentido de unidad familiar, elemento que ha hecho de Pixar unos estudios tan exitosos en tecnología como en historias bien entretejidas. Tampoco los Óscar tendrán excusa alguna para negarle, mínimo, un reconocimiento a Inside Out. En este nuevo triunfo de Pixar encontremos calidad de altísimo nivel en vez de 50 sombras de basura.

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