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Las añoranzas de una M  en TV

Ya nos sabemos la cantaleta de "aquél 1 de agosto de 1981 MTV se estrenó con el video de...", pero el autor de este libro sobre este celebérrimo canal otrora musical, degusta y comparte la rica historia de una señal que en sí misma se convirtió en ícono, bueno, hasta terminar en el infumable producto que es hoy.

MARZO, 2015. Así como la leyenda nos dice que Apple nació en un minúsculo garage de California, la mayor revolución videomusical que ha experimentado la televisión nació en un pequeño estudio de Manhattan que durante años fue una bodega a unos pasos de la Grand Central Station. "Había unos escalones que te llevaban directamente a una puerta lateral y de ahí al bullicio de Nueva York", recordó el ex VJ Alan Hunter. "Era un sitio con un lugar sofocante en verano y bastante frío en invierno. Aquel 1981 no teníamos ni idea de lo que iba a desatar la salida al aire de un canal musical".

Ya se sabe cuál canal y con qué canción se estrenó lo que luego pasaría a ser en sí mismo un icono cultural. "Ni duda cabe que al promover figuras que buscaban un estatus, MTV logró un estatus por sí mismo", escribe el periodista del New York Post Bill Harrison, autor de When I Wanted My MTV, (Cuando Yo Quería my MTV) un banquete para todos aquellos que, primero, disfrutaron la década de los ochenta y, segundo, echan diariamente de menos un canal que hoy se ha convertido, según el mismo Harrison, "en intrascendente aunque ostente la paradoja de seguir teniendo una enorme influencia cultural".

Esta es la biografía de Music Television pero es a la vez la historia de quienes dieron forma a una señal en la que nadie confiaba en un principio, la cual consiguió anunciantes mediante provechosas promociones y se atrevió a lanzar su señal en estéreo desde el primer día, algo que entonces era más que inusitado. "La idea era tener una estación de radio en TV pero luego MTV fue adquiriendo su propia personalidad", recordó Bob Pittman, quien concibió la idea del canal poco después de regresar de Gran Bretaña donde abundaban las emisiones con videoclips de artistas con nombres estrambóticos.

"Mientras veía uno de esos programas me llegó a la mente la idea de tener un canal dedicado las 24 horas a transmitir videos musicales", dijo Pittman. "Parecía una aventura imposible; había grupos y cantantes que jamás se había oído hablar en Norteamérica y con nombres tan raros como Bow Wow Wow". Pero dado que los ingleses llevaban ventaja de años a otros países en cuanto a la producción de videos musicales que de paso servían para promover un disco, la programación original de MTV contenía hasta un 70 por ciento de artistas británicos. 

Pittman recibió luz verde por parte de Warner Amex Satellite, propietaria además de Nickelodeon y The Movie Channel, canales de cable que competían directamente con HBO. No fue fácil: "El proyecto sonaba a locura pero me di un tiempo de un año para que MTV despegara; si ello no ocurría entonces me dedicaría a otra cosa", dijo Pittman a Harrison.

No hubo necesidad de ello. El canal debutó el 1 de agosto de 1981 y al año siguiente Pittman ya era millonario. Durante los siguientes tres años MTV no tuvo competencia, ni siquiera de The Music Channel, con sede en Los Ángeles, que experimentó pérdidas enormes al primer mes de estar al aire. Los ejecutivos de Warner Amex adquirieron el canal y lo convirtieron en VH-1, una especie de "complemento" de MTV que tuvo números rojos por varios años.

Por estas páginas Harrison repasa prácticamente toda la historia de MTV, incluyendo los videos controversiales, las acusaciones de promover el satanismo, la presión de los activistas que consideraban a MTV "muy blanco", las revoluciones consecutivas de Duran Duran, Bruce Springsteen, Madonna y Michael Jackson, quienes acapararon la atención de MTV durante todos los ochenta; Live Aid, la salida de los VJs originales, los Unplugged, la decadencia y el nuevo soplo de energía que llega con el grunge, los MTV Awards y los programas de concurso, los reality shows, Beavis and Butthead, South Park y todo ello que llevaría a que el canal terminara por llamarse simplemente MTV, ya sin el Music.

Harrison sugiere a los nostálgicos del MTV estrictamente musical, primero, recordar que el canal no es una fábrica de nostalgia. "Los televidentes no exigen que regrese el HBO de 1982 pero darían todo por revivir el formato de MTV en ese año. Lo que pasa es que la música es para los fans un sitio que alberga el recuerdo y para los ejecutivos es simplemente parte del negocio", y señala que, "para 1985 el rating de MTV iba en picada y había que hacer algo... ni Duran Duran ni Adam Ant ni Boy George iban a salvar a MTV. Todos ellos, artistas y canal, eran un producto que había dejado de ser atractivo para el público". Harrison remata con el consuelo ya abordado por otros en torno al MTV que se fue para no volver: "Los restos del naufragio flotan en Yotube, si bien muy restringidos por la --así le llama- ridículas exigencias de derechos de autor para algo que a MTV ya no le representa absolutamente nada..."

¿Libro interesante? Sin duda. Harrison es un nostálgico de ese MTV que ya se extinguió y por ello se abocó a repasar la historia de este fenómeno cultural que hoy continúa pero ya sin la incontenible creatividad de hace tres décadas. Su lectura fue un interesante viaje al pasado que nos demuestra el enorme peso que los ochenta dejaron en lo que correspondía a su música.


When I Wanted My MTV
Bill Harrison
Doubleday/2004

 

 

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