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La propuesta de Miguel Mancera, inaudita y peligrosa demagogia

Más que cierto, el salario mínimo en México no alcanza para nada. Pero el querer incrementarlo a niveles desmesurados sin que exista un respaldo en producción es un acto de irresponsabilidad e ignorancia sobre cómo funcionan la lógica y congruencia. Y lo peor, es que es una idea de alguien que hoy gobierna a la capital de la república

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AGOSTO, 2014. ¿Recuerdan a Miguel Ángel Mancera? Sí, es el Jefe de Gobierno del D.F. pero como si no lo fuera: a diferencia de sus dos antecesores, que solían morderle espacio a las primeras planas con sus declaraciones --y en el caso de Andrés López, de una desmañanada marca chamuco a los reporteros de "la fuente"-- da lo mismo que Mancera esté o no se encuentren en su despacho. Que de un político se hable mucho es malo, pero es bueno cuando el lugar que gobierna está progresando (nadie sabe quién es el primer ministro de Finlandia pero todos estamos al tanto acerca de Cristina Kurchner) Pero que de un político no se hable nada y la ciudad a su cargo sea un caos, es alarmante y peligroso, Es, además, un campo propicio para la demagogia.

Tras dejarnos en claro que los papos del gobierno capitalino le quedaron bastante grandes a Miguel Ángel Mancera, y de haber confirmado aquello que cualquier bloqueo en la capirucha es avalado por su nula intervención, había que ganar la palestra, no con una limpieza en los corruptos organismos administrativos del Distrito Federal, no con advertir a los SNTEs, Panchos Villas y demás de que no se tolerarán más bloqueos a las vías públicas, no con la revisión al Hoy No Circula, que lo único que hizo fue acelerar la contaminación ambiental, no con la investigación de las oscuras componendas con los constructores de los segundos pisos, no con los millones de pesos que se evaporaron en la licitación de las líneas del metro, no con el descontrolado comercio informal que de nuevo vuelve a tomar las calles del centro del D.F., no la corrupción en los centros de verificación ecológica, no con el lento pero preocupante repunte en el índice de delitos y ejecuciones. No.

Para Miguel Mancera lo urgente, lo apremiante, es aumentar el salario mínimo hasta 500 pesos diarios.

Coincidiremos todos en que el salario mínimo, que varía en las regiones del país, es un mero simbolismo que no alcanza para nada. También estaremos de acuerdo en que nadie le haría el feo a percibir 500 pesos al día por laborar una jornada completa. Y debemos también alinear la opinión de que semejante propuesta es un suicidio económico que destruiría sin piedad tres décadas de dolorosa cuestarriba. 

La demagogia es irresponsable e ignorante. Quienes la propalan con frecuencia desconocen la lógica más elemental de cómo funciona la economía. Más que un instrumento de justicia social, es una pieza política que suena a tonadas celestiales entre quienes se dejan engatusar. La demagogia de Mancera es como el flautista de Hamelin que promete llevarnos al paraíso pero en cambio nos conduce al meritito averno, quizá uno de los peores jamás concebidos: el de la hiperinflación.

Pero vamos por partes. Un escudero del señor Mancera --perredista, por si hiciera falta recalcarlo-- afirmó enfático que el salario en México debe ser de 16 mil pesos mensuales. Vayámonos un poquito más abajo de esa cifra, digamos, para dejarlo en 500 pesos diarios por empleado que se ponga a chambear las ocho horas. La ley contempla que se le debe pagar la semana completa de modo que nuestro protagonista que hoy percibe el mínimo, si es que lo hay, súbitamente se embolsaría semanalmente 3,500 pesos, probablemente la misma cantidad que hoy se le paga en un mes. Si ese mes fuera de cuatro semanas ¡voilá!, nuestro empleado pensará que súbitamente ha llegado al éxtasis terrenal con sus 14 mil pesos que le permitirán cubrir no solo sus necesidades básicas, vestir bien a los hijos, proponer a la esposa una nueva luna de miel y comenzar a pensar en un auto más caro, una casa confortable. Al cumplir el año con ese sueldo, su renta habrá rondado en los 168 mil pesos. A esas alturas el obrero ya estará pensando en construirle una estatua a Mancera por haber encontrado la fórmula mágica de combatir la pobreza con un salario mínimo de 500 pesos diarios. ¿Cierto?

Pero (¡tenía que haber un pero!), al autorizarse una nueva tabulación al salario mínimo, automáticamente ocurre lo mismo con los empleos capacitados. Supongamos que usted es un profesionista que apenas empieza a moverse en el mercado laboral y en su primer puesto le ofrecen 14 mil pesos mensuales, que es un ingreso básico para alguien que tenga un título y haya demostrado sus capacidades. ¿Cree usted que se le vería contento si un intendente --dicho sea con todo el respeto que nos merece ese trabajo-- fuera a ganar lo mismo que él en su próxima quincena? Naturalmente que no: la empresa se vería obligada a aumentar el sueldo de su personal capacitado, el que estudió una carrera y el que posee experiencia sumamente valiosa para la compañía, de modo que si el intendente fuera a percibir 14 mil pesos mensuales, un trabajador capacitado que percibía esa cantidad podría exigir hasta 45 mil pesos semanales. 

¿Que nadie le ha dicho a Mancera que la tabla salarial es progresiva y que el aumento al mínimo automáticamente repercute en un incremento en las percepciones hacia arriba dentro de la pirámide? Si un intendente ganara ahora 14 mil pesos mensuales, el gerente que percibiera 40 mil estaría en condiciones de pedir unos 105 pesos mensuales. Y si un jefazo que anda recibiendo unos 140 al mes (los hay, claro que los hay), exigiría unos 470 mil en el mismo periodo al momento que el obrero que gana el mínimo se le fueran otorgados sus 3,500 pesos semanales.

Para darnos una idea de la magnitud de esta propuesta, recordemos la historia del grano de trigo que un súbdito pidió a un rey persa y que consistía en multiplicar por sí mismo un número de acuerdo a un tablero de ajedrez, de modo que si en un cuadro había dos, el el segundo habría cuatro, en el tercero 16, en el cuarto 256, en el quinto 65,536 y así, hasta llegar a una cantidad superior a todo el trigo existente en el reino. El aumento al salario mínimo como lo pide Mancera es un tablero de ajedrez que conduce, en línea recta y sin escalas, a la ruina de un país.

Este aparente acto de justicia se le evaporaría al empleado al dar cuenta que en su siguiente mes la empresa para la que trabaja, incapaz de cubrir le su sueldo, lo despida y lo arroje al desempleo. El 80 por ciento de las PYMES saldrían del mercado en las semanas posteriores a este aumento de sueldo, y aquellas empresas grandes que lograran brincar el obstáculo, le cargarían la factura al consumidor, adicional todo a que un salario mínimo de 14 mil pesos mensuales haría altamente incosteable pagarle el ISR, su retiro y su Seguro Social del empleado, dado que tales prestaciones también se encuentran sujetas a la tabulación del mínimo. Así, nuestro empleado, tan feliz apenas unos días antes, verá que el fisco, el ISR. el IMSS, el Infonavit y el Fondo de Ahorro le habrán devorado una buena porción de su salario de ensueño. 

Pero todavía nos falta llegar a la parte más escalofriante. El incremento a los salarios mínimos necesariamente incluirá a los empleados del sector público, y si para las empresas privadas este desmesurado incremento las sacará del mercado en semanas, el Estado podrá retrasar el problema imprimiendo más billetes para solventar los sueldos de sus burócratas. Sin embargo, oh desgracias, para poder solventarlos, esta nueva entrada de dinero fresco en circulación provocará preocupantes brotes inflacionarios que nos llevarán, inevitablemente, a la posterior pulverización de las alzas salariales y la exigencia de otro aumento. Será el inicio de una diabólica espiral inflacionaria como las que ya tuvimos en México en los años setenta y ochenta.


Y cuando la situación sea caótica, alguien exigirá ejecutar una medida cuyo nombre provoca pánico: indexación. ¿Y qué es la indexación? El ajustar automáticamente los salarios al índice inflacionario, es decir, si suben los precios, lo mismo ocurre con los sueldos. Bolivia, Argentina, Brasil y Perú aplicaron esta soberana estupidez en el pasado y el resultado fueron unas pesadillas inflacionarias que hicieron polvo la moneda, las expectativas y el ánimo de la población. Mancera no parece entender, y si alguien quisiera explicárselo seguramente utilizaría argumentos sacados de su imaginación, que la carrera precios-salarios equivale a querer atrapar meteoritos subido en un pony. Jamás podrán los segundos rebasar a los primeros. ¿Y por qué ocurre ello, Lucas? Por una lógica tan implacable que, por lo mismo, muchos perredistas sin incapaces de comprender: es mucho más sencillo imprimir un billete que crear un bien de consumo.

Para que un alza salarial beneficie tanto a patrones como a empleados debe haber igualmente un aumento en la producción del bien que se tiene en venta. Si yo como patrón produzco más paletas y logro venderlas todas, estaré en posibilidad de pagarle más a mis empleados y tener mi propio margen de ganancia. Pero si se me obliga a pagarle más a mis empleados sin que haya de por medio una alza en la producción, y por ende en mis ingresos, me veré obligado a recortar el presupuesto y/o a despedir empleados.

Pedir una alza salarial desmesurada con el pretexto de que "se paga una miseria", esconde el árbol del bosque, esto es, que hay salarios bajos porque los niveles de producción en México son igualmente reducidos. Si yo como Estado aumento el circulante para que a los empleados consuman más, estoy obligando al mercado a colocar esos nuevos billetes en el precio final del producto. La mejor manera, y diríamos que la única, de fortalecer los sueldos es, primero, eliminar el salario mínimo y, segundo, impulsar la actividad del sector productivo.

El proponer incrementos desproporcionados al salario mínimo es tan demagogo como peligroso pues hay ilusos que se creerán estas mentiras que van contra toda la congruencia financiera. Y más si las propala un gobernante que ya nos dejó en clara su absoluta incompetencia.

 

 

 

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3 Comentarios

jose78 escribe 22.08.14

Viejo loco, si se aumenta el salario mínimo hasta 15 mil pesos mensuales los empresarios van a tratar de sacar dinero hasta por debajo de las piedras y le van a subir los precios a todo y van a realizar recortes de personal para ahorrarse dinero, esta propuesta es peligrosísima, si Mancera quiere igualdad que se baje el sueldo y luego haga lo mismo con los miembros de su gobierno, todos ellos una bola de ineptos buenos para nada.

luisfabian75 escribe 21.08.14l

Hasta donde sé, el aumento a los mínimos se daría primero en la capital ¿se imaginan el éxodo hacia el D.F. si se aprueba este aumento ¿qué tiene en la cabeza este señor, no le bastan las broncas que ya tiene?

juan_carvajal_moreno escribe 08.18.14

Miguel Mancera será buen abogado pero como jefe de gobierno del D.F. es una absoluta nulidad, y lo digo con conocimiento de causa pues cuando visité la capital en el 2011 las calles estaban libres de vendedores ambulantes y m sentía muy seguro en las calles pero hace dos semanas volví a ir y además de ver la ciudad más descuidada, me quisieron asaltar pero logré meterme a una tienda y el encargado rápido cerró la puerta de la entrada. Que primero arregle as broncas de la ciudad antes de andar exigiendo que se aumente el salario mínimo.

 

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