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John Wayne sobrevivió a tres atentados, por eso la izquierda lo odia hasta ultratumba

Luego que de joven votó por Franklin Roosevelt, John Wayne pasaría a convertirse en una figura emblemática no solo de Hollywood sino del conservadurismo norteamericano: tres veces se atentó contra su vida y tres veces fallaron. La izquierda no le ha perdonado la afrenta y exige que se le retire su nombre a un aeropuerto en el sur de California; de lograrse, se daría un paso hacia la destrucción de un tótem en la historia norteamericana

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OCTUBRE, 2020. El estado de California, totalmente devorado por una izquierda obsesionada con su destrucción, ha continuado la presión para que el aeropuerto de Orange County, condado de la ciudad de Santa Ana, deje de llevar el nombre de John Wayne y se le cambie por el de alguien de origen nativoamericano. Por un lado esos activistas alegan que la terminal aérea fue construida sobre un sitio donde reposan los restos de decenas de indios y por tanto lo consideran un sagrado, y por el otro denuncian de "fascista" a Wayne por haber utilizado una palabra altamente ofensiva para la comunidad de color durante una entrevista con Playboy en 1970.

(Es curioso cómo estos activistas igualmente no exigen, por ejemplo, la "cancelación" de la revista Playboy por no haber censurado esa palabra y la publicó tal cual, o que tampoco pidan hacer lo mismo con John Lennon, quien escribió una canción llamada "Woman Is the N...r of The World" o que la compositora Patty Smith, reverenciada por la izquierda, grabara un tema titulado "Rock and Roll N...r" en 1976)

Es lo que el periodista Jonah Goldberg ha dado en llamar "La Inquisición reactiva" solo aplica hacia blancos específicos, no contra Sid Vicious, el ex bajista de The Sex Pistols quien solía llevar puesta una camisa con la cruz gamada y se le sigue considerando un icono contracultural. La hipocresía de los llamados cancel culture solo aplica hacia quienes no comulgan con sus ideas, sin importar que décadas de fallecidos y sin oportunidad de defenderse de las acusaciones.

En el caso de John Wayne, una de las más grandes figuras que Hollywood dio en el siglo XX, el odio hacia él sube varias potencias dado que logró sobrevivir a tres atentados en su contra. La izquierda actual considera que es necesario consumar totalmente el atentado, ya no físicamente sino simbólicamente, empezando por borrar toda memoria del actor, como el aeropuerto en Orange County donde a la entrada hay una estatua suya; su objetivo es destruir todo aquello que represente su lucha contra el totalitarismo de izquierda como lo hicieron (y desafortunadamente lo lograron) en torno a la figura del senador Joseph McCarthy).El primer atentado, como se sabe (y nos referimos en este artículo) fue planeado por José Stalin. Al respecto existen dos teorías: una, que el tirano de Georgia, gran aficionado al cine, especialmente las películas de Hollywood (por cierto, prohibidas en Rusia).

Un actor al que el autócrata odiaba profundamente es a John Wayne, un odio ideológico que luego se fue a lo personal --de hecho, para el bigotudo no había diferencia entre una cosa y la otra-- y quien, totalmente ebrio luego de una "función de cine" en el Kremlin, ordenó la ejecución del actor. Otra teoría apunta que el director Sergei Gerasimov asistió como delegado a una Conferencia de Cultura para la Paz en Nueva York donde Wayne dio un feroz discurso anticomunista. Geramisov, promotor del "realismo socialista" --o lo que es lo mismo, difundir mentiras-- le comunicó su malestar a Stalin, y llamó al actor un "vaquero bocazas". Como haya sido, la decisión de Stalin fue acatada y poco después dos esbirros de Moscú fueron enviados a Hollywood para deshacerse del "bocazas".

Pero las cosas no salieron como se esperaba. Dos agentes del FBI ya esperaban al par de esbirros en las oficinas de Wayne en los estudios Warner. Wayne y un amigo suyo se llevaron al par a una playa al norte de Los Ángeles y les dispararon con pistolas que no estaban cargadas. Temerosos de regresar a Moscú sin haber cumplido la orden, los dos agentes desertaron y proporcionaron información a Washington sobre la actividades comunistas en la meca fílmica. El biógrafo Michael Munn establece que esa información fue decisiva para llevar a la investigación de guionistas y directores procomunistas que trabajaban en Hollywood.

Años después el dictador Kruschev visitó Estados Unidos y estuvo en varios lugares, entre ellos Hollywood. Fue ahí donde Wayne se le acercó y lo inquirió acerca de la sentencia de Stalin. Kruschev respondió que, en efecto, éste había ordenado su muerte, "ya se estaba volviendo loco, cuando murió, esa orden fue revocada", le respondió.

El segundo intento se dio cuando Wayne participó en el rodaje de una película cerca de Camargo, Chihuahua. Hubo un enorme despliegue de seguridad en los alrededores que convirtieron el área de filmación en una fortaleza. La policía local reportó que un grupo de "sospechosos" habían preguntado por el actor en varios hoteles locales. Dos de los detenidos en comunistas americanos, pero Wayne, al enterarse, pidió que los "encerraran un rato" y los dejaran irse de vuelta a su país.

El tercer atentado, y quizá el que estuvo más cerca de consumarse, se dio durante una visita de Wayne a las tropas que se encontraban destacamentadas en la base de Chu Lai, en Vietnam: un francotirador lo tenía en la mira pero los disparos fallaron por menos de un metro. El tirador fue capturado y se supo que era un chino, quien había recibido órdenes de Mao Zedong para matar al actor por órdenes de Mao Zedong. De acuerdo al biógrafo Munn, los atentados se mantuvieron en secreto pues Wayne no deseaba angustiar a su familia y temía que alguien cercano pudiera sufrir un secuestro. (Esta razón seguramente influyó para que Wayne procurara pasar la mayoría del tiempo a bordo de su yate, el Wild Goose (Ganso Salvaje).

A diferencia del muchas figuras de Hollywood actuales que callan por temor a quedarse sin empleo ante el embate totalitario, Wayne respondió a la afrenta de la izquierda produciendo  dos películas. El Álamo, referente a la batalla del ejército norteamericano contra las tropas de Santa Anna en San Antonio fue recibida con furia por los críticos a lo que siguió una campaña de desprestigio que contribuyó a su fracaso en taquilla. Sin embargo Wayne produjo otra película llamada Green Beret que tuvo enorme éxito pese a que a las afueras de las salas había personas protestando por el "mensaje proimperialista" de la cinta.

Wayne no cambió su postura política y, a diferencia del Hollywood actual, en aquel entonces era más abierto y tolerante a propuestas con las que no estaba totalmente de acuerdo, el actor tuvo otro enorme éxito taquillero con True Grit, donde igualmente aparece el compositor Glen Campbell. Sin embargo Wayne no escapó a la llamada "maldición de Utah", esto es, aparentemente haber contraído cáncer mientras filmaba una película en ese estado cerca de donde se habían realizado pruebas nucleares. El actor falleció de cáncer en1979 y unos años después sus restos fueron finalmente inhumados en el Pacific View Memorial Park de Orange County.

Durante años la izquierda ha buscado cobrarle la afrenta a Wayne, así sea a ultratumba. De nada vale que se trate de un momento histórico muy diferente actual : John Wayne se salió con la suya y eso no puede tolerarse. Pero si esos grupos son capaces de hacer eso con una figura tan importante de Hollywood, no se dude que tras destruir su obra, ahí se van a detener.

 

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1 opiniones

carlos_odria_gtz escribe 10.11.20

John Wayne es una figura admirable no solo por sus películas sino porque se enfrentaba a sus críticos y rapido los dejaba sin argumentos, era un hombre inteligente y de buen gusto (no olvidemos que se casó con una mexicana) y que vivió su vida como él quiso, no creo que tengamos a otro John Wayne en mucho tiempo

 

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