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Y DEMÁS/Tropiezos

El derrumbe de Bill Gates no parece ser circunstancial. ¿Por qué?

Tras impulsar una revolución cibernética, este magnate con rostro de nerd pasó a ser filántropo, activista en pro del ecologismo y promotor de esa cosa que llaman reseteo. Pero tras su reciente divorcio su reputación se está derrumbando, transformándolo de gurú en un acosador y sí, en un sinvergüenza. ¿No será que esta súbita andanada contra Bill Gates se dio para despojarlo de toda aspiración política?

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MAYO, 2021. Si utilizamos como analogía la frasecita esa del emperador que se queda sin ropas, Bill Gates literalmente se ha quedado sin anteojos. Como seguramente ya indagó el lector, el cocreador de Microsoft y genio de la informática avenido a gurú de causas como el ambientalismo, anunció que se separará de Melinda Gates, quien fue su esposa durante 27 años.

Un divorcio poco o nada tiene ya de extraordinario en una sociedad como la norteamericana, y menos al tratarse de celebridades: la escasa cobertura que se dio a la separación de Kanye West de la socialité Kim Kardashian mi de lejos se compara con el escándalo publicitario cuando contrajeron matrimonio. En el caso del anteojudo nerd ocurrió lo contrario: la vez que se casó, la nota se difundió pero no tanto como este rompimiento que todo indica fue cualquier cosa menos amigable.

También el contraste sobre la imagen que Gates tenía hace poco menos de un mes es de llamar la atención. Además de haberse convertido en gurú pro ecologista y de haber escrito una serie de libros sobre ese tema, el alguna vez mandamás de Microsoft era de los principales impulsores del "reseteo" o "reinicio" el cual, según Gates, era "urgente" luego que la megapandemia que comenzó el año pasado había "dejado en evidencia" las fallas del sistema capitalista, como si éste fuera el culpable de que llevemos mas de un año en todo el mundo con una mascarilla tapándonos medio rostro y no la insensibilidad y la torpeza del gobierno chino.

También es de mencionarse cómo una nota publicada a principios de año daba cuenta que Gates se había convertido en el principal acaparador de tierra labrable en Estados Unidos, incluso encima del propio gobierno federal. El brillante vloguero This is John Williams señaló que el propósito del cíbermagnate era utilizar esas tierras para sembrar y producir "alimentos alternos y genéticamente modificados" que eventualmente irán sustituyendo el consumo de carne animal, todo esto parte, por supuesto, del cacareado "reseteo", la antesala a la imposición de un gobierno mundial.

Curiosamente, luego de anunciarse su divorcio empieza a surgir información embarazosa en torno al anteojudo nerd que escasamente se había manejado en los medios, entre ellas que le había "echado los perros" a varias empleadas de Microsoft y que si no le resultaba la jugada, Gates les pedía que olvidaran el asunto "como si nunca hubiera ocurrido". Si esa no es una actitud sexista y de acoso sexual, extraña que todo esto no haya formado parte de su reputación pública, un lado oscuro de Gates prácticamente desconocido.

El año pasado Gates anunció que dejaba la dirección general de Microsoft para dedicarse de lleno a la filantropía. Lo que nadie mencionó entonces es que el cíbermagnate fue obligado a abandonar su puesto antes las acusaciones de acoso sexual contra él y otros empleados de alto rango de Microsoft. Cosa rara que hasta un año después de su salida comience a difundirse la verdadera razón.

Y del mismo modo --lo cual resulta por lo menos notorio-- los medios tampoco habían abordado las ligas que Gates tenía con el el "suicidado" Jeffrey Epstein y en vez de ello denunciaban las conexiones que este sujeto tenía con Trump a partir de una fotografía de ambos tomada hace más de dos décadas. Más aún, hay constancia de que Gates y Epstein viajaron juntos a la infame isla caribeña donde decenas de jóvenes fueron víctimas de maltrato sexual y abusos emocionales. ¿Alguien recuerda que ese comportamiento hubiera sido parte de la reputación de Gates hasta hace poco?

Pareciera ser que estamos presenciando una embestida contra Bill Gates por parte de quienes hasta hace semanas solo hablaban maravillas de su labor filantrópica, especialmente porque frente a las recientes acusaciones, si bien la prensa no ha sido especialmente virulenta, tampoco ningún periodista o columnista ha salido en defensa del anteojudo nerd, y esa indiferencia a veces resulta peor a largo plazo.

Ante ello, nos atreveremos a especular: ¿no será que este súbito flujo de información comprometedora ligada a Bill Gates y que había estado fuera del alcance del público se "suelta" porque Gates busca más que la mera filantropía, quizá brincar directamente a la política, como lo hizo Donald Trump?

Recordemos que cuando el mundo supo de él, Bill Gates se asumió a sí mismo como un paladín de la libre empresa. La página americanthinker.com da cuenta de un discurso que pronunció en Nueva York en 1997 donde aseguró que lo que entonces se llamaba supercarretera de la información" tenía como objetivo "impulsar los libres mercados, la democracia y el libre flujo de ideas alrededor del mundo". De hecho, y en lo absoluto es un secreto, esa era una de las principales razones por las que la contracultura, los hackers y la izquierda en general no bajaban a Gates de ser el mismo demonio encarnado.

Ese repudio se esfumó, claro, cuando el ya veterano nerd cambió su discurso, se volvió "progresista" y empezó a echar pestes al capitalismo, el mismo, por cierto, que le permitió acumular una fortuna astronómica en un tiempo increíblemente corto (recordemos que el asombroso avance del Internet que se dio a finales del siglo pasado se debió a la ausencia casi total de regulaciones gubernamentales y donde el espíritu que imperaba era el de absoluta libertad de expresión).

¿Será entonces que Bill Gates tenía aspiraciones políticas, incluido el llegar a la Casa Blanca? ¿Estaríamos hablando entonces de que esos poderes fácticos que buscaron hundir a Trump de nuevo encendieron las alarmas ante la posibilidad que otro empresario exitoso buscara la presidencia de los Estados Unidos?

Ya habíamos referido en un texto anterior cómo existe una línea entre los megaempresarios y los políticos que no se debe cruzar. Trump se atrevió a cruzarla y en consecuencia quienes lo habían apoyado y reconocido por su labor, entre ellos el "reverendo" Jesse Jackson y el cineasta Spike Lee, abjuraron de él y lo tacharon de "racista", algo que no había ocurrido cuando el magnate tenía a su cargo el reality show The Apprentice. Del mismo modo, en cuanto se comenzó a manejar la posibilidad que Oprah Winfrey se postulara para la presidencia, súbitamente la posibilidad desapareció de los periódicos y la susodicha ya nunca volvió a tocar el tema.

En suma, se espera que Jeff Bezos de Amazon, Mark Zuckerberg de facebook y Jack Dorsey de twitter sean soldados para "la causa" y se limiten a obedecer el discurso político sin aspirar en ningún momento a convertirse en políticos ellos mismos. ¿Acaso alguien soltó el pitazo de que Bill Gates consideraba llegar a más que un filántropo, acaparador de tierra y mero cacareador del reseteo mundial?

Es ingenuo suponer que "hasta ahora", la prensa se enteró de la relación que al anteojudo multimillonario tenía con Jeffrey Epstein, o del más que abundante acoso sexual existente dentro de las oficinas de Microsoft y mucho menos, el verdadero motivo por el cual Gates dejó de estar al frente del megamonopolio mundial del Internet. Esos cartuchos estuvieron guardados hasta que llegara el momento de utilizarlos contra todo aquel que busque romper las reglas del juego, sobre todo cuando se trata de alguien que, varios biógrafos lo han referido constantemente, posee un ego gigantesco cubierto con que la opinión pública, agradecidísima con él, lo considera infalible.

Quizá ese haya sido el argumento que el anteojudo nerd tenía para incursionar en la política, convirtíéndose así en la segunda versión de Donald Trump. Algo que la prensa y los demás poderes económicos no se muestran muy dispuestos a tolerar: quieren a Bill Gates nuevamente frente a una computadora o echando peroratas ecológicas... pero no como un potencial candidato a la presidencia.

Una imagen que hoy queda al descubierto una vez que hoy lo vemos como realmente es, sin anteojos.

 
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