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Y DEMÁS/Doble moral

Hipocresía al mayoreo con Oprah Winfrey

Un discurso fue todo lo que necesitó la conocida conductora para que la prensa liberal norteamericana la dé como la mujer que en el 2020 echará de la Casa Blanca a Donald Trump. Sería bueno dar antes una revisada al peligroso carácter autoritario y a la doble moral que caracterizan a Oprah Winfrey

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ENERO, 2018. Las ceremonias de premiación últimamente se han distinguido no tanto por los ganadores (¿cuál serie arrasó en los Emmys? Ah, sí fue El Cuento de la Criada, premiada como "guión original" ¡basada en un libro publicado en 1986!) sino por lo que alguien dijo sobre el escenario. Ello acaba de ocurrir con la ceremonia de los Globos de Oro: usted va a batallar en encontrar quiénes fueron los ganadores pero sin duda ya se habrá enterado que la conductora Oprah Winfrey se aventó un discurso que comienza a perfilarla como candidata a la presidencia de Estados Unidos para el 2020.

Al día siguiente la prensa liberal norteamericana agotó su arsenal de lisonjas y frases lamebotas --o en este caso, lamezapatos Gucci-- hacia la señora Winfrey. Igualmente abundaron los tuits donde las celebridades le piden, no, más bien le exigen, que se postule para así echar a Donald Trump de la Casa Blanca; incluso la cadena NBC expresó "el más profundo respeto a nuestra próxima presidente" en un tuit. Para qué convocar a elecciones, para qué perder tiempo en procesos democráticos donde se vote a los demás candidatos si de antemano ya sabemos que Oprah desde ahorita la tiene ganada.

Entre otras cosas, Oprah dijo en su discurso "estar del lado de la prensa por defender su verdad  ante la amenaza latente contra la libertad de expresión" en el gobierno de Trump, como si éste anduviera cerrando periódicos y canales informativos, así como de las mujeres "que han experimentado acoso sexual" y, para no fallarle, Oprah mencionó cómo "en 1944 un grupo de hombres blancos abusó sexualmente de una joven afroamericana". Y es que, para la conductora, los Estados Unidos siguen viviendo en los tiempos de la Guerra Civil y la segregación cuando había baños públicos, paradas de autobús y bancas exclusivas para los "blancos" y para los "de color".

Es innegable el arrastre que tiene esta mujer. Durante varios años su programa televisivo fue uno de los más vistos en el país: bastaba que Oprah solo mencionara el nombre de un autor de "un libro que he estado leyendo" para que las ventas se fueran hasta el infinito.

Pero no todo han sido triunfos: su revista O salió de circulación a los pocos años ante las bajas ventas y su intento por revivir su programa de entrevistas fracasó en ratings. En ese entonces aquello fue consecuencia de las leyes del mercado; de haber ocurrido hoy, esos fracasos serían achacados como "actos racistas" hacia la conductora.

Muchas celebridades caídas en desgracia, desde Michael Jackson hasta Hugh Grant, acudieron con la Winfrey para limpiar su imagen mediante entrevistas arregladas. Oprah también es buena actriz, sin duda. Pero de ahí a creer que barajarla como candidata presidencial hay una gran diferencia... y un riesgo para la democracia norteamericana. Más adelante veremos por qué.

(Lo bueno de todo este menjurje pro Oprah es que, finalmente, la prensa liberal le está jalando la cadena al excusado y enviando al olvido a Hillary Clinton. Obviamente, ahora el reto será soportar la "Oprahmania" que se avecina, creada artificialmente por los medios y las celebridades de ese país).

Pero antes de eso, los Globos de Oro dejaron en claro que el odio, el repudio a lo hecho por Harvey Weinstein es únicamente de dientes para afuera, perdonando el lugar común. Con excepción del conductor Seth Meyers que mencionó a Weinstein y a Kevin Spacey como depredadores sexuales (con bromas que recibieron el silencio o la bulla) ningún premiado, ningún presentador, nadie, hizo alusión alguna a este par de pervertidos, pese a que ahí se encontraban Salma Hayek, quien recientemente dijo que Weinstein la amenazó de muerte (La película Frida donde Salma encarna a la conocida pintora, fue producida por Miramax, propiedad de Weinstein).

 Las denuncias de Oprah Winfrey contra el acoso sexual no incluyeron a su amigote Harvey Weinstein, a quien ni siquiera mencionó en su discurso

Fue altamente irónico que, en su discurso, Oprah Winfrey hiciera aludiera a esas "víctimas del abuso sexual" pero en vez de mencionar a Weinstein, el elefante de esa noche, optara por denunciar una violación ocurrida contra una joven afroamericana hace 73 años. Pero tampoco debiera extrañarnos: cuando comenzaron las denuncias de acoso sexual contra Bill Clinton a mitad de los 80, el entonces presidente, acompañado de Hillary con todo y su cornamenta, Oprah en ningún momento hizo referencia a las víctimas y en vez de ello se dedicó a lisonjear a la entonces pareja presidencial y a compadecerlos por los difíciles momentos que estaban atravesando. ¿Por qué iba a ser distinto esta vez, más aun si hay fotografías donde Oprah parece experimentar un orgasmo cuando se ve frente a frente con Harvey Weinstein?

Sin embargo esta vergonzosa cobertura hecha por Oprah hacia depredadores sexuales como Clinton, Spacey, Weinstein y Polanski empequeñece ante el racismo rampante que corre por las venas de la presentadora. Ello quedó de manifiesto en una entrevista que la BBC le realizó en el 2013. Dijo Oprah: "Las cosas han mejorado [en torno al racismo) hacia un punto en que los negros ya no sufren terrorismo en masa como ocurría en el pasado. Sin embargo aún hay lugares donde la gente se siente aterrorizada por el color de su piel. ¿Por el color de su piel negra? Sí".

Y agregó en esa entrevista, que si le cambiamos la palabra "blanco" por "judío" parecería calca de un discurso de Joseph Goebbels. Dijo Oprah: "Hay gente blanca que ha crecido, generaciones de personas, gente ya grande que ha crecido dentro del racismo, en esa época de prejuicio y racismo, y simplemente todos ellos tienen que morir".

Bonita pre candidata presidencial. Con un cinismo brutal, Oprah denuncia los prejuicios que los blancos han tenido hacia los negros durante generaciones, algo innegable, pero después ella aplica el mismo rasero y sentencia que todos los blancos, especialmente los de edad avanzada, deben morir, no porque necesariamente hayan sido racistas, sino por ser blancos".

La cerecita de este pasteloprahiano la tenemos, naturalmente, con su blatante hipocresía. La conductora se la ha pasado hablando de cómo el racismo que sufren los afromaericanos les impide avanzar en esa sociedad y sin embargo ella misma es un ejemplo de lo lejos que han llegado los afroamericanos. Tratándose de una de las mujeres más ricas de Estados Unidos, sorprende cómo Oprah nos diga que los afroamericanos siguen estando "aterrorizados por el color de su piel" al tiempo que son mayoría en deportes como el futbol americano, el boxeo, el basquetbol, que dominen las listas de popularidad de la música pop (y ganando millones de dólares en el proceso... bonita "discriminación") y que con su talento sigan impresionando el mundo. ¡Ya hasta hubo un presidente negro y Oprah sigue denunciando el "racismo" que, curiosamente, no le impidió convertirse en multimillonaria y una de las mujeres más admiradas de ese país.

Pero todo ello, el posicionar a Oprah Winfrey como candidata al 2020 es parte de la "Culpocracia", esto es, que el sentimiento de culpa domine el ambiente político para obtener así avances "progresistas".

Por lo pronto faltan dos años para ver si Oprah se "lanza". En tal caso, y viendo las posturas radicales de la señora, la intolerancia, la doble moral y la mordaza que vivieron Los Estados Unidos en solo ocho años de Barack Obama será un inofensivo juego de mesa; más porque hay claras evidencias de cómo se las juega la señor Oprah Winfrey hacia quienes piensan distinto a ella.

 

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