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The Human League: sigue la fascinación

El retorno del pop ochentero británico es un hecho, si es que alguna vez se ha ido. Un ejemplo de ello lo tenemos con un grupo que desde entonces no ha dejado de estar activo y hoy encabeza ese regreso. Con ustedes, The Human League y sus tres principales columnas

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ENERO, 2018. Tenía que suceder: Los años ochenta están comenzando a manifestar su regreso, sin duda atizado por la pérdida física de varios de sus principales exponentes, entre ellos Prince. Michael Jackson y George Michael. Y en ello tiene que ver, por un lado, la tremenda sequía de talento que hoy existe en comparación y, segundo que quienes fueron jóvenes en los 80 hoy tienen importantes puestos de trabajo, están relativamente lejos de su jubilación y, sobre todo, ya poseen un fuerte poder adquisitivo.

El mensaje ha sido detectado por los artistas mismos de aquella época quienes han comenzado a reunirse para explotar la veta. En ocasiones el efecto no es el esperado. Hace unos años VH1 presentó un programa con varios de esos regresos, entre ellos el de Kajagoogoo y el de A Flock of Seagulls. En el primero no lograron zanjarse las diferencias personales con el vocalista Limahl y en el segundo, la imagen que ofrecían entonces y la que tienen ahora es de un doloroso contraste.

En otros casos ha sido afortunada, como ocurrió con Boy George y el regreso de Culture Club y el de The Human League, grupo inglés nacido en Sheffield y que se cuenta entre los pocos que desde que terminaron sus días de fama no han dejado de trabajar.

"Cuando comienzas en este negocio siempre debes tener en la cabeza dónde te vas a emplear una vez que termine la ola", dice el vocalista Phil Oakley, "afortunadamente, para nosotros aún no nos llega esa disyuntiva". El "nosotros" se refiere a Susan Sulley y Joanne Catherall, las dos vocalistas de Human League que militan ahí desde principios de los 80.

"Al comenzar la década hubo una explosión musical que no se veía desde los sesenta y eso con frecuencia ha sido subestimado", refiere Sulley, la morena del grupo. "No negamos que nos dé gusto que esté regresando todo eso, no para hacer de lado a las nuevas corrientes musicales y a los nuevos artistas, sino como una forma de reconocimiento a la década donde Madonna, Michael Jackson, Bruce Springsteen y Prince se convirtieron en superestrellas".

Para quienes vivieron (vivimos) los 80, es imposible extirpar de la memoria a The Human League. Armados de sintetizadores y claramente inspirados en gente como Ian Curtis y sus Joy Division, el grupo tuvo un hit monumental en Gran Bretaña en 1981 llamado "Don´t You Want Me". Cuando la pegajosísima canción fue lanzada en Estados Unidos al año siguiente y de ahí al resto del mundo comenzó lo que Oakley llama "el inicio de una fuente de trabajo que continúa hasta hoy", a lo que Catherall afirma "a esa canción le debo el tener una bonita casa".

El éxito de "Don't You Want Me" debe atribuirse en mucho al auge que MTV comenzaba a tener no solo en la música sino como fenómeno social. "A MTV le urgía transmitir videos para llenar las horas y como había una enorme oferta de grupos ingleses entramos fácilmente en su programación, aunque debo confesar que sí llegué a sentirme un poco cansado de que en un momento apareciéramos ahí hasta 6 ó 7 veces al día".

Apenas unos años antes Oakley trabajaba como portero en un hospital de Sheffield. Y aunque carecía de experiencia musical, un amigo lo invitó a unirse a un grupo de nombre The Future, todo esto en 1977. Luego de varios intentos fallidos y de cambiar de nombre --algo que originó serias disputas entre sus miembros-- Oakley se quedó de repente con los derechos de The Human League. Tuvieron que pasar unos años de ganarse la vida en varios trabajos y aun como DJ en lugares de mala muerte (aunque, siendo francos ¿existen lugares de buena muerte?) hasta que conoció a Sulley y a Catherall, dos muchachas que no tenían más aspiraciones que el bailar en las discos.

"Nunca podríamos dejar de interpretar Don't You Want Me en nuestros conciertos", dice Oakley, "esa canción fue para nosotros el billete ganador de la lotería..."

 

(Sulley, Catherall y Oakley en el 2017)

"Don't You Want Me" fue grabada a inicios de 1981 bajo el sello EMI, dentro de un disco titulado Dare. El éxito llegó tan pronto que no tuvieron tiempo de disfrutarlo dado que deberían pensar en su siguiente producción que no podía ser solo igual sino superior al Dare, y eso no era fácil. Con todo lograron su cometido cuando temas como "(Keep Feeling) Fascination" y "Mirror Man" tuvieron buena aceptación. Una composición, controvertida para su época llamada "The Lebanon" ha sido hasta hoy la única oferta abiertamente política de The Human League.

"Para muchos fans y amigos ["The Lebanon"] fue un error, para otros era algo necesario dadas las cosas terribles que estaban ocurriendo en el Líbano a principios de los 80", refirió Oakley, y agregó, "en lo general, nuestras canciones tratan de dar un mensaje positivo".

Oakley hoy padece calvicie casi total por lo que decidió pelarse al rape. Y como sus compañeras en el grupo, su acento británico es muy marcado, algo que contrasta con las letras, cantadas con claro acento americano. Actualmente Oakley tiene 56 años.

"Obviamente, en los 80 ni de broma creías que 35 años después ibas a estar cantando 'Don't You Want Me', pero creo que nosotros y los fans hemos hecho un pacto tácito. Sabemos lo que nuestras canciones representan para ellos, al mismo tiempo que nosotros sin su apoyo hace mucho que hubiéramos tenido que dedicarnos a otra cosa".

Algunos artistas, entre ellos Billy Joel, Bryan Adams y Madonna han manifestado que han dejado de interpretar algunos hits en sus conciertos por estar hartos de ellos o porque ya no les representan nada en sus vidas o les traen recuerdos poco agradables. ¿Es ese el caso de The Human League?

"Afortunadamente ninguna de esas canciones nos trae malos recuerdos, por el contrario", argumenta Sulley, "aunque sí puede ocurrir que ya no quieras interpretar determinada canción prefiero no mencionar algún título. A mí me habría desilusionado mucho si Robert Palmer hubiera dicho que odiaba cantar 'Addicted to Love' ¿sabes? Es una de mis canciones favoritas de toda la vida..."

Los tres coinciden en que "Don't You Want Me" no se encuentra entre las canciones de The Human League de las que se han cansado. "¡De ninguna manera!", respondió Oakley, "ese tema fue nuestro billete ganador en la lotería; puedo asegurarte que el 90 ó el 100 por ciento de quienes van a vernos conocen esa canción y desean escucharla en vivo. Sería decepcionante para ellos si no la cantáramos... igual de inconcebible que asistir a un concierto de Culture Club y que Boy George se abstenga de interpretar 'Do You Really Want to Hurt Me?'"

"No me molestaría en absoluto interpretar esa canción los siguientes 50 años", remata Catherall.

Adicional a ello, el grupo sigue empleando un sintetizador Moog y las cajas de ritmos como lo hacía en los 80 de modo que el sonido de The Human League sigue inalterado. "Alguna vez lo hicimos hace muchos años y la gente salió muy molesta", dice Sulley. "Los fans no quieren que a esas canciones las transformemos en hip hop o les agreguemos ruidosos requintos, quieren la versión íntegra que escucharon por primera vez... es parte de sus recuerdos y nosotros tenemos que respetar eso; esas canciones dejaron de pertenecernos hace tiempo..."

Los artistas ochenteros ingleses han formado una comunidad bastante numerosa donde la mayoría se frecuentan y han formado fuertes lazos entre ellos. "En aquellos años competíamos unos con otros pero jamás dejamos de ser amigos", dice Oakley. Entre éstos incluye a Howard Jones, Paul Young, Allison Moyet, Ronald Orzabal (Tears for Fears), Simon Le Bon (Duran Duran) y decenas más. Algunos ya se han estrenado como abuelos al tiempo que abundan las cabezas canosas o calvas. "Pero detrás de esa fachada seguimos siendo los mismos adolescentes entusiastas que se ponían nerviosos al pararse sobre un escenario".

"Para mí los ochenta nos dejaron ese don a quienes los vivimos, el de envejecer más lentamente. Y quizá al hecho de que nuestra música, si bien era ejecutada casi en su totalidad con sintetizadores, fue hecha con el corazón..."
 

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