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Y DEMÁS/Vergüenzas

El aberrante agachismo de la NBA

Poderoso caballero, incluso capaz de lograr que una liga profesional se autohumille ante un país totalitario. Las complicidad de la NBA con el autoritario régimen chino que sigue reprimiendo las protestas en Hong Kong es absolutamente vergonzosa... todo sea para no irritar más a los autócratas de Beijing con nimiedades como la democracia

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OCTUBRE, 2019. Pocas cosas hay tan ominosas en esta era cibernética que disculparse por haber expresado una opinión en twitter. Se supone que su concepto original era ser un foro para expresar ideas y discutirlas. Sin embargo hoy esa red social se ha convertido en campo minado, en un enemigo de la libertad de expresión y de la cual nadie que haya publicado algo ahí puede escapar aun si el tuit fue borrado por el usuario.

Es válido ofrecer disculpas cuando se ha escrito algo ofensivo y sin fundamento. Pero quien se disculpa por haberse expresado en defensa de la libertad es abominable. Bien lo escribió Benjamín Franklin, un gran personaje pese al lodo que le quieren echar los "revisionistas" históricos quienes apenas y poseen un 00.1 por ciento de su inteligencia: "Quien no está dispuesto a defender su libertad nunca mereció haberla recibido en primer lugar".

La reciente politización en el mundo del deporte norteamericano no ha resultado del todo positiva: luego de la payasada de Colin Kaepernick, el rating y la asistencia a los juegos de la NFL se desplomó y es hora que aún no termina de reponerse. Sin embargo es en la NBA donde la cultura woke y la doble moral se han metido hasta los sanitarios. Por ejemplo, hace algunas semanas el comisionado de la NBA, un tal Alan Silver, prohibió que los dueños de los clubes siguieran siendo llamados "propietarios" (owners) luego que varios jugadores alegaran que ello tenía "implicaciones esclavistas", como si esas larguiruchas vedettes estuvieran trabajando forzosamente 17 horas diarias, no recibieran sueldo y se les alimentara con una hogaza de pan cada 24 horas. Por órdenes de Silver ahora se llama "franquicias" a todos los equipos que conforman el circuito.

Hace unos días Daryl Morey, gerente general de los Rockets de Houston, publicó un tuit desde Japón donde su equipo está participando en varios partidos de pretemporada. El tuit de Morey apoyaba la lucha de los ciudadanos de Hong Kong ante la represión de que están siendo objeto por parte de Beijing. Eso fue suficiente para que desde China, siguiente destino de la gira de los Rockets, protestara y le jalara las orejas al multimillonario Tullman Fertitta, dueño de la cadena de restaurantes Landry's y quien pagó 2 mil millones de dólares por los Rockets, con lo que pasó a ser "franquicitario".

Uno esperaría que un hombre que ha hecho su fortuna gracias al libre mercado apoyara, por lo menos moralmente, a sus similares hongkoneses ante la represión china. En cambio, Fertitta publicó otro tuit donde escribió: "Escuchen, Daryl Morey NO es la voz de los Rockets de Houston. Nuestra presencia en Tokio es para promover internacionalmente a la NBA pues no somos una organización política".

Ante la ingenuidad de Fertitta en el sentido de que la NBA no es una organización política, sería bueno recordarle cómo Gregg Popovich, entrenador de los Spurs de San Antonio, llamó "desalmado cobarde" a Donald Trump, o a la "joven promesa" DeMarcus Cousins quien igualmente llamó al mandatario "pedazo de m...", o LeBron James, quien participó como orador en varios actos proselitistas de la candidata perdedora Hillary Clinton.

A las pocas horas, James Harden, miembro de los Rockets y reconocido el año pasado como el Jugador Más Valioso de la Liga, dio a conocer su desacuerdo con el tuit de Morey al escribir: "Ofrecemos disculpas. Ustedes saben que amamos a China, que nos encanta jugar ahí. En equipo o en forma personal, vamos una o dos veces ahí cada año. Los chinos nos han mostrado su aprecio y nosotros los apreciamos a ellos. Amamos lo que los chinos hacen y agradecemos el apoyo que nos han brindado individualmente y como organización".

¡En ningún momento Morey se expresó mal ni atacó al pueblo chino! Esa declaración es tan insensata como si en 1968 un extranjero ofreciera disculpas al pueblo mexicano por las criticas al Estado mexicano por la matanza en Tlatelolco. Los basquetbolistas no suelen distinguirse por su inteligencia, y declaraciones como ésta lo refrendan con creces.

Más vergonzoso aún fue que Morey se hubiera retractado. Tras borrar su tuit dio a conocer el siguiente comunicado: "No era la intención de mi tuit ofender a los fans de los Rockets y a los amigos que tengo en China. Simplemente expresé una idea, basada en mi interpretación personal, de un acontecimiento complicado. Desde entonces he tenido oportunidad de escuchar y considerar otras perspectivas. Siempre he apreciado el importante apoyo que los fanáticos y los patrocinadores chinos nos han brindado y espero que aquellos que están furiosos sepan que no fue mi intención ofenderos ni malinterpretarlos. Mis tuits son responsabilidad mía y en ningún momento representan a los Rockets o a la NBA".

¿Pero por qué iban a sentirse ofendidos los fans que los Rockets de Houston tienen en China? Y por supuesto que nada hay de "complicado" en entender lo que está sucediendo en Hong Kong: un gobierno autoritario y totalitario está dispuesto a aplastar toda disidencia y opinión diferente a la del régimen chino en Hong Kong, por cierto, una muestra de que Beijing está rompiendo su promesa de respetar el acuerdo de "un país, dos sistemas" que supuestamente regirá en el archipiélago hasta el 2037.

Naturalmente, las "otras perspectivas", que menciona Morey incluyen su despido en la organización de los Rockets.

Por su parte Mike Bass, jefe de relaciones públicas de la NBA, reconoció que el tuit de Morey "ofendió a muchos amigos nuestros y fans en China, lo cual es lamentable", aunque aparentemente no tan lamentable como el que cientos de manifestantes en Hong Kong estén siendo gaseados y reprimidos, y añadió que "tenemos gran respeto por la cultura y la historia de China y esperamos que el mundo deportivo y la NBA contribuyan como una fuerza que tienda puentes culturales y unifique a la gente".

¿Incluirá ese "respeto a la historia de China" al que alude Bass las atrocidades cometidas por el maoísmo, la desastrosa revolución cultural, el aplastamiento de la disidencia en el Tíbet, la masacre en Tiananmen y la constante violación de los derechos humanos y laborales que cada día ocurren en ese país?

No es la primera vez que una empresa se agacha y "las da" (empleando un término más que coloquial) a la dictadura china: Tiffany´s, multinacional especializada en la venta de joyería, retiró un anuncio donde aparecía la imagen de una mujer asiática tapándose el ojo derecho porque, según las autoridades chinas, estaba aludiendo a una manifestante de Hong Kong a quien las fuerzas de seguridad le dejaron un ojo morado, o Mercedes Benz por citar al Dalai Lama en uno de sus comerciales.

Sin embargo nadie gana en este vergonzoso agachismo a Hollywood: el gobierno chino obligó a los productores de la reciente cinta de Top Gun a "borrar" unos símbolos considerados "subversivos" en la chamarra de Maverick (Tom Cruise) y en la nueva versión de Marea Roja, los invasores eran norcoreanos en vez de chinos, cambio que se hizo ante las exigencias de Beijing.

Puede argumentarse que este agachismo se debe a los millones de dólares que la NBA, estas empresas y Hollywood contemplan ganar en China. ¿Pero qué acaso no es más importante mantener la integridad de una empresa, por qué tienen que someterse a los dictados de otro país simplemente porque a éste le molesta la opinión de sus sus empleados.

Es curioso, por cierto, como esta postura "apolítica" no fue convocada en los años del apartheid en Sudáfrica cuando la NBA prohibió a sus jugadores que se presentaran ahí, aun en partidos de exhibición.

Cómo se extraña la gloriosa etapa de la NBA con figuras como Wilt Chamberlain, Karim Abdul Jabbar, el Magic Johnson y sus agarrones con Larry Bird... incluso el Dream Team que compitió en los Olímpicos de Barcelona en1992 se ve hoy tan distante, un enorme contraste con la vergonzosa postura tanto de directivos como jugadores de la NBA dispuestos a sacrificar sus convicciones y su libertad a cambio de un plato de arroz chino (alimento que, contra lo que se cree comúnmente, es considerado en ese país un platillo para gente de "clases bajas", como en México sería, por decir algo, servir tacos de moronga en una cena de gala).

 

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