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Al bat, la hipocresía de los Yankees de Nueva York

Fue el penúltimo equipo de las Mayores en aceptar en sus filas a un pelotero negro cinco años después que otro club lo hiciera por primera vez, pero sus directivos reaccionaron fúricos ante la intérprete de una canción "racista" grabada hace 80 años. Un indudable, y molesto, jonrón de de doble mural

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MAYO, 2019. Los Mulos de Manhattan, los Bombarderos del Bronx, los millonetas de la MLB, el equivalente en Ligas Mayores a las Águilas del América... los Yankees de Nueva York son de esos equipos que se adoran o se detestan, sin cabida a la neutralidad. Es innegable que tienen tras de sí un impresionante historial que incluye a figuras irrepetibles como Ty Cobb, Babe Ruth, Stan Musial, Thurman Munson --el catcher que murió en un accidente aéreo-- a Reggie Jackson, a mánagers como el talentoso pero colérico Billy Martin y el brillante Casey Stengel, así como ser el equipo que más veces ha ganado la Serie Mundial.

Los Yankees son, pues, tan legendarios e indispensables en la historia de Estados Unidos como los hot-dogs, el pastel de manzana y el beisbol mismo. Unas Ligas Mayores sin unos Yankees suenan tan inconcebibles como unos Rolling Stones sin Mick Jagger, una CDMX sin Ángel de la Independencia o un Las Vegas sin teiboleras ni maquinitas tragamonedas... o tragatarjetas con esto de la sofisticación.

Luego de los atentados del 11 de septiembre, el dueño del equipo, el hoy fallecido multimillonario George Steinbrenner, propuso que en la parte baja del séptimo episodio se tocara la versión del "God Bless America", interpretado por Kate Smith, una cantante muy famosa en los años 40. Steinbrenner deseaba así atenuar el dolor que los neoyorquinos habían sufrido por los irracionales atentados que costaron 4 mil muertes. Así pues esa versión pasó a suplir el tradicional "Take Me Out to the Ballgame" en el Yankee Stadium.

Sin embargo hace una semana el New York Daily News (apodado, por muchos locales, "el instructivo en una caja de condones" porque "nadie lo lee") publicó un artículo donde denuncia que Smith también grabó temas como "Pickaninny Heaven", acerca de los niños afroamericanos recolectores de algodón que soñaban con un lugar donde podrían consumir "enormes sandías". El diario apuntó que la intérprete también tenía en su repertorio temas como "Para eso nacieron los negritos" cuya letra dice "alguien tenía que recoger el algodón/para eso nacieron los negritos..."

Y por lo visto (y pese a que ese matutino se encuentra en terapia intensiva y al borde de la quiebra financiera) al final encontró lectores entre los directivos del equipo del Bronx. A los pocos días el club difundió un comunicado donde afirmaba que "los Yankees toman muy en serio toda actitud insensibilidad social, racial y cultural" para anunciar más tarde que "retiraría la canción" interpretada por Smith para que en adelante fuera cantada por alguien más.

También el artículo tuvo eco entre los directivos del equipo de hockey Flyers de Filadelfia, quienes anunciaron que igualmente dejarían de tocar el "God Bless America" de Smith durante el medio tiempo. Y no solo, también ordenaron tapar la estatua de esa intérprete que se encuentra afuera del estadio de los Flyers. Aparentemente las estatua será removida dentro de unos días.

Como ya vimos, los títulos de esas canciones y sus letras resultan altamente ofensivas contra la comunidad afroamericana. Pero resultan ofensivas hoy, no dentro del contexto y el momento histórico en el que fueron grabadas. De nuevo nos topamos con el terco y estúpido afán de juzgar al pasado con la óptica y las convicciones del presente.

¿Y es que acaso son tan idiotas los directivos de los Yankees para darse cuenta, hasta hoy, que Kate Smith había grabado canciones racistas? ¿Por qué no objetaron nada cuando Steinbrenner propuso que se tocara el tema en la parte baja del séptimo episodio?

Esas canciones fueron grabadas en los años 30, cuando el presidente era Franklin D. Roosevelt, un político "progresista" admirado enormemente por la izquierda "dura" de Estados Unidos. ¿Cómo fue que entonces ese mandatario, en vez de criticarla por haber interpretado canciones con letras racistas, la recibió en persona y habló maravillas de ella? Bueno, porque sencillamente, en aquel momento, ni Roosevelt, ni Kate Smith ni nadie habían escuchado ni escucharon términos como acción afirmativa, derechos humanos y la necesidad de ser políticamente correcto; todos esos conceptos nacieron o se popularizaron en las décadas siguientes.

Pero ya hemos visto cómo la izquierda, que chilla y se escandaliza porque Trump "mete en jaulas" a los inmigrantes ilegales, juzga la historia muy a su conveniencia y olvida cómo tras el ataque a Pearl Harbor, Roosevelt ordenó interrogar, arrestar y detener a cientos de familias solo por el hecho de ser japoneses, y los encerró en un virtual campo de concentración en Manzanares, California, sin importar que fueran hubieran nacido en el país o tuvieran sus papeles migratorios en regla. ¿Pero algún miembro de la izquierda ha exigido "tapar" o remover las estatuas de Roosevelt por lo que fue un acto innegablemente racista?

Por supuesto que los Yankees también tienen su propio historial racista. No fue hasta 1952 cuando finalmente aceptaron a un afroamericano en sus filas, esto es, cinco años después que Jackie Robinson se convirtiera en el primer negro ligamayorista con los entonces Dodgers de Brooklyn, además de haber sido el penúltimo equipo de toda la Liga --los Medias Rojas de Boston fueron los últimos-- en aceptar en sus filas a un jugador negro. ¿Por qué los Yankees tardaron tanto tiempo en hacer lo mismo, máxime tratándose de otro equipo que jugaba en esa misma ciudad?

Joe Di Maggio, una de las glorias de los Yankees, fue de los que más férreamente se opuso a que ingresaran peloteros negros a la organización pues alegaba que ellos "tenían su propia liga" y temía que terminarían desplazándolo. Pero a juicio de los Yankees, es más "racista" que Kate Smith cantara un tema (que ni siquiera ella compuso) que pasó al olvido hace mucho tiempo y que hoy no produce ni un centavo en regalías. En tal sentido el racismo de Di Maggio no parece ser tan ominoso: hasta ahorita ningún directivo ha propuesto que se quite o se tape su estatua dentro del Yankee Stadium.

El legendario pelotero afroamericano Reggie Jackson refirió en una entrevista publicada en 1986 por Sports Illustrated poco antes de su retiro que "el racismo sigue siendo muy fuerte en las Mayores, sobre todo en los Yankees" donde, recordó Mr. October, "con frecuencia (el mánager) Billy Martin me comparaba con un simio"; esos epítetos y sus discrepancias con Steinbrenner hicieron que Jackson dejara a los Bombarderos y se fuera con los entonces Angelinos de California.

Ah, pero no. La insensibilidad social, cultural y racial no deben tomarse tanto en serio cuando se trata de directivos y mánagers insultando con epítetos racistas a los afroamericanos que han jugado en los Yankees. Lo que sí merece el repudio es darse cuenta, súbitamente, que la mujer que interpretó el "God Bless America" alguna vez grabó canciones con letras racistas.

Ahora bien, Kate Smith estaba lejos de ser admiradora del Ku Klux Klan ni era una supremacista blanca. Durante la segunda guerra mundial la mujer interrumpió su carrera para dedicarse a vender bonos de guerra emitidos por el gobierno norteamericano para financiar su lucha contra el nazismo; de hecho la intérprete recorrió en esa labor el equivalente a más de 200 mil kilómetros por todo Estados Unidos vendiendo bonos de guerra y recaudando fondos en shows para el público y las tropas, tanto así que juntó y entregó 32 millones de dólares en bonos al gobierno norteamericano, una cifra exorbitante para la época. Pero, de nuevo, no: poco importa que Smith haya contribuido con su esfuerzo a derrotar al fascismo alemán; lo reprobable es que haya cantado acerca de los niños afroamericanos que recolectaban algodón y que soñaban con comer sandías.

Es dudoso que los Yankees pierdan muchos aficionados con esta absurda decisión, aunque sí es preocupante que quizá éste sea el inicio de la politización al interior de las Ligas Mayores que hasta el momento se han mantenido relativamente ajenas al asunto, a diferencia del futbol americano, el basquetbol y ahora también el hockey.

Pero el hecho de perder aficionados no exentaría a los Yankees de perder asistencia, que sería considerable si, por ejemplo, a los peloteros se les ocurriera hincarse ante el himno norteamericano como lo hizo el nefasto Colin Kaepernick. Ahí sí sería un hecho que a los Yankees sus seguidores les darían tremendo chocolate, más aún si son aficionados hartos que a su deporte favorito lo contaminen con bazofia que juzga, con increíble ignorancia, cosas que ocurrieron en el mundo de 1940, completamente distinto al actual.

 

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